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Jorge Cumbo en la "Barbarita Cruz"

La presencia del artista platense elevó la vara para las presentaciones musicales que se dan en Tilcara."Guantanamera", "Ojos Azules", "El Cóndor Pasa" y "Hey Jude" fueron algunas de sus composiciones interpretadas.

Miércoles, 16 de enero de 2019 01:02

La noche en que Jorge Cumbo se presentó en la sala "Barbarita Cruz", no sólo será recordada por la larga trayectoria del artista sino por su presente. Nacido en la ciudad de La Plata, armó sus primeras bandas folclóricas para comenzar a estudiar dirección orquestal, de donde saltó a París para hacerlo con los maestros de la música contemporánea. Allí trabajó en subtes y en bares junto a artistas de toda Latinoamérica, abrevando también la riqueza y la libertad.

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La noche en que Jorge Cumbo se presentó en la sala "Barbarita Cruz", no sólo será recordada por la larga trayectoria del artista sino por su presente. Nacido en la ciudad de La Plata, armó sus primeras bandas folclóricas para comenzar a estudiar dirección orquestal, de donde saltó a París para hacerlo con los maestros de la música contemporánea. Allí trabajó en subtes y en bares junto a artistas de toda Latinoamérica, abrevando también la riqueza y la libertad.

Pero no hablaremos de esa naciente de los setenta, cuando aún sonaban los Beatles, sino de su forma de ejercer la música, que ofreció generoso en la noche del Capec. Pienso que alguna vez, pasado el tiempo, la psicodelia y la tecnología pasarán a formar parte de las tradiciones. Mucho de ello, y ello ya es presente, son relatos de nuestros abuelos, pero aún podría seguir llamando la atención ver al músico trabajando a la vez con la notebook y la zampoña.

Cumbo elije un tema, que puede ser "Guantanamera" u "Ojos Azules", que puede ser "El Cóndor Pasa", "Hey Jude" o alguna de sus composiciones, todas ellas cargadas de historias que comparte con el público y del profundo sentimiento que se arraiga en la melodía, y con la voz o con la quena, cuyos sonidos domina impecablemente, parece querer agotar las posibilidades de la combinación auditiva y emocional, lo que pudiera sonar como algo frío, académico, y sin embargo es altamente impactante.

El momento que compartió con Micaela Chauque, un bailecito propio, tuvo tantos momentos del ritual que propone la danza como esas solturas que inaugurara el jazz, y nos brindó la posibilidad de escuchar dialogar a dos caminos confluyentes de los vientos nuestros, y en cada momento de la presentación, y eso habla de la magia de Cumbo.

Seguimos teniendo esperanzas de posibilidades de que Jorge Cumbo, al explorar cada una de las canciones, sería entonces uno de los responsables de que la historia continúe.