Cuando tienes hijos no paras de preguntarte cuál es el futuro que les espera o qué les deparará la vida, y aunque no lo creas, una señal para responder estas preguntas es el tamaño de su cabeza.
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Cuando tienes hijos no paras de preguntarte cuál es el futuro que les espera o qué les deparará la vida, y aunque no lo creas, una señal para responder estas preguntas es el tamaño de su cabeza.
Aunque sea difícil de procesar, el tamaño de la cabeza de tu bebé –entre otros factores– puede determinar qué tan exitoso e inteligente será en su vida.
La Universidad de Edimburgo realizó un estudio científico en donde plantearon el objetivo de descubrir los factores que ocasionan que algunas personas presentaran enfermedades específicas, al mismo tiempo que otras se mantenían sanas. La curiosidad de la investigación y de este trabajo surgió debido a que existe una relación entre la mala salud y los bajos niveles cognitivos.
Los encargados de la investigación encontraron que existe un lazo entre las habilidades del pensamiento y los padecimientos, esto es porque la conexión se encuentra en los genes.
Una de las características más curiosas que encontraron fue que los bebés con cabezas más grandes de lo normal presentan una inteligencia mayor e incluso tienen mayores probabilidades de terminar la universidad. Estos resultados fueron debido a que un mayor volumen intracraneal y una mayor circunferencia de la cabeza del niño, se asocian significativamente con una mayor probabilidad de un título universitario y puntuaciones más altas en el razonamiento verbal-numérico.
Según el Centro Médico de la Universidad de Rochester, la circunferencia promedio de la cabeza de un recién nacido es de 36 centímetros. 502 mil 655 participantes británicos formaron parte del estudio, los individuos eran de 37 hasta 63 años de edad y fueron investigados desde 2006 hasta 2010. Fue requerido que los participantes dieran muestras de sangre, orina y saliva para los análisis de material genético y su salud en general; fueron entrevistados sobre sus estilos de vida e historia familiar, también realizaron pruebas físicas y cognitivas.
Como conclusión general del estudio revelan que quienes son más sanos tienen mayores probabilidades de ser más inteligentes. Lo anterior quiere decir que el tamaño de la cabeza de un bebé no es signo indudable de que será un profesional exitoso en el futuro, pero sí tiene las estadísticas de su lado.
Fuente: Cultura colectiva