Cuando el calendario marca el final del festivo tiempo del carnaval, en las regiones del norte del país, se reedita el tradicional entierro del carnaval con matices singulares y rituales ancestrales que se mantienen a través del tiempo pasando de generación en generación.
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Cuando el calendario marca el final del festivo tiempo del carnaval, en las regiones del norte del país, se reedita el tradicional entierro del carnaval con matices singulares y rituales ancestrales que se mantienen a través del tiempo pasando de generación en generación.
La comunidad Ava Gurani, también fue protagonista de este encuentro de Pim Pim, y del entierro. Todos se dieron cita en un pequeño paraje que se levanta hace más de un siglo en el “Verde país de soles y cañaveral”, el emblemático lote Miraflores. Allí en un antiguo patio de tierra, justo en el centro, fue colocada la cruz armada con ramas y flores y alrededor danzaron hasta entrada la noche, reviviendo un antiquísimo ritual como lo es la pelea del tigre con el toro. Finalizada la misma y al son de la música que identifica a la comunidad, todos danzaron hasta llegar a un arroyo que recorre el lote, donde arrojaron la ropa y las máscaras utilizadas en el carnaval, como signo de purificación y de alguna manera, la preparación para vivir la Cuaresma, la semana Santa y la Pascua, la que también tiene rituales particulares.
Desde la jornada del sábado comenzaron los preparativos, los que concluyeron el domingo con el entierro del carnaval. Todas “las mascaritas” que participaron en los corsos de la región, llegaron con sus respectivos Pim Pim, y al momento, una danza multicolor con los reconocidos gritos festivos, inundó el paisaje pueblerino. Muchas familias también arribaron al lote, algunas regresaron a su tierra natal y otras consustanciadas con este ritual participaron con gran regocijo del mismo.
Ya casi entrando la tarde, comenzó la pelea del toro con el tigre, previo elegir a las mascaritas, aquellas personas que representan a los antepasados, que no se dejan sorprender y que lucharán al final, emulando al tigre, que representa al pueblo guaraní, pueblo originario de estas tierras que luchara con el toro, al caray, que representa al colonizador español.
En una ronda y ante la expectativa de todos y al ritmo fervoroso del Pim Pim. Finalizado ese ritual marchan para enterrar el carnaval.
Cabe acotar que el año anterior, son elegidos los pasantes, quienes tienen la misión de organizar la Pachamama del 1 de agosto, el desentierro y entierro del carnaval y la fiesta de Pascua.
Uno de los pasantes Fredy Anselmo, indicó ellos emulan al tigre que es su pueblo y al toro, que es el pueblo invasor, el caray que toma una presa que es la mascarita y el tigre se la quiere arrebatar. “Finalmente se trenzan en una lucha donde es vencedor el tigre. Momento que es festejado con gritos de victoria y algarabía acompañado de talco, pintura y nieve. Terminado esto nos vamos al entierro, es un lugar ubicado cerca de la escuela donde está el arroyo, allí arrojamos el disfraz en los corsos, las máscaras, todo es dejado ahí, porque entendemos que agua nos purifica”.
Finalmente, el pasante, agradeció a los participantes y a la gente del lote que colabora siempre. “Aquí termina el carnaval y los pasantes nos preparamos para Semana Santa para la Pascua. Los pasantes designados están comprometidos a realizar la fiesta de la Pachamama para el 1º de Agosto, siguen con el desentierro y entierro del carnaval y terminan con la pascua.