"Impuesto rosa"o "pink tax" hace referencia a aquellos productos de índole o diseño femenino cuyo precio es más caro que el mismo en versión masculina. "Es un nombre sarcástico de alguna manera, que se le pone a esta situación en la que hay artículos que son para mujeres, es decir que le ponen como target al grupo femenino, y cuestan desde un 10% más o hasta el doble que los mismos que son para hombres" mencionó al respecto la abogada Patricia Tabera, delegada de Usuarios y Consumidores Unidos (UCU) Jujuy.
inicia sesión o regístrate.
"Impuesto rosa"o "pink tax" hace referencia a aquellos productos de índole o diseño femenino cuyo precio es más caro que el mismo en versión masculina. "Es un nombre sarcástico de alguna manera, que se le pone a esta situación en la que hay artículos que son para mujeres, es decir que le ponen como target al grupo femenino, y cuestan desde un 10% más o hasta el doble que los mismos que son para hombres" mencionó al respecto la abogada Patricia Tabera, delegada de Usuarios y Consumidores Unidos (UCU) Jujuy.
En diálogo con El Tribuno, comentó que "es una discriminación basada en el género porque el producto es el mismo. Nos atacan patrimonialmente porque nos meten la mano en el bolsillo para darme lo mismo que consume el hombre solo porque tengo el género femenino".
Asimismo indicó que tras visibilizarse esta situación se realizaron campañas, impulsadas por organizaciones de defensa al consumidor, UCU entre ellas, para fomentar la compra de productos que no hagan esta distinción de género.
"#CompraAzul" fue una de estas campañas que se viralizaron en las redes sociales, donde también usuarios suben fotos frecuentemente de precios en los que se puede observar la diferencia entre los femeninos y masculinos en relación al mismo artículo.
"En el mundo ya existe una problemática de desigualdad de género en lo laboral, y encima las industrias nos cobran más caro. Cuando se instaló este tema mediante el movimiento feminista que cada vez marca más la agenda, las empresas trataron de justificarse para defender esta situación pero ninguno era válido. Tras un estudio de productos se logró constatar eso", sostuvo.
El "impuesto rosa" ataca al consumidor, "no cumple con el artículo 8 bis de la Ley de Defensa al Consumidor", añadió.
En relación a eso, aconsejó a la sociedad, en especial al público femenino que "no sea presa del marketing y tome conciencia sobre esta situación que perjudica la economía de las mujeres. Por más que les guste el rosa compren de otro color para no fomentar esta desigualdad", manifestó Tabera.
El año pasado, la consultora Focus Market para la Confederación Argentina de la Mediana Empresa realizó un informe que fue presentado en el Congreso de la Nación Argentina sobre el "impuesto rosa".
En el mismo se llevó a cabo un relevamiento de precios en 512 puntos de ventas de todo el país sobre cinco tipologías de producto y 16 productos relevados donde se identificaron diferencia de precios por mismo producto hacia el hombre y la mujer. De acuerdo a este estudio, los productos destinados a las mujeres respecto a sus equivalentes de igual marca orientados a los hombres se diferencian en un 11,35% más. Además, señala que "el precio de los productos con versiones orientadas al público femenino representa entre un 5% y 100% más sobre el masculino".
Relevamiento en comercios céntricos
Efectivamente, el “impuesto rosa” es una realidad que impacta de forma negativa en las mujeres.
Tras realizar un recorrido por comercios de diversa índole que se encuentran ubicados en San Salvador de Jujuy, se pudo constatar sobre esta desigualdad en los precios.
Lo más notorio es que en la mayoría de los locales, siempre hay algo que únicamente es destinado para las mujeres ya que hay una gran diversidad de productos que poseen ciertos detalles “femeninos” y son exclusivos para ese segmento.
Uno de esos casos es el de auriculares que con fundas coloridas lo orientan a que su comprador sea una mujer y le elevan el precio con respecto a los otros.
Cabe remarcar que en la actualidad, la diversidad de género y las nuevas corrientes que emergieron buscando igualdad entre el hombre y la mujer, lograron instalar en la sociedad que ciertos colores como el rosa o el azul no sean exclusivamente para tal género.
Por ende, una funda de celular rosada, por ejemplo, no tiene que tener como destino unívoco a una mujer, también lo puede adquirir un hombre.
Pero la finalidad que le adjudica la industria que lo crea es notoriamente hacia una compradora mujer.
En el relevamiento, también se observaron otros artículos como ser mochilas, perfumes, chupetes, cartucheras, juegos de mesa, entre otros, que su versión femenina es más cara que la masculina.
En la infografía se ven los precios detallados.