Asoma recién la campaña electoral en Tilcara, y además de los memes ofensivos o burlones que empiezan a correr en las redes sociales, otro mal, ya conocido, hizo sus primeras apariciones en las paredes del pueblo: los viejos grafitis promocionando candidatos.
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Asoma recién la campaña electoral en Tilcara, y además de los memes ofensivos o burlones que empiezan a correr en las redes sociales, otro mal, ya conocido, hizo sus primeras apariciones en las paredes del pueblo: los viejos grafitis promocionando candidatos.
Décadas atrás, con menos canales tecnológicos, el número de una lista en una piedra era una forma de llegar al votante con la propuesta.
Ya es de carácter histórico la consigna que, en uno de los muros de defensa del río Grande, cerca del puente, aún alienta a un candidato de las presidenciales de 1973, pero hacerlo hoy día es ya de mal gusto e innecesario.
Las paredes de Tilcara, donde empezaron a florecer en los últimos años murales artísticos, algunos de excelente factura, otros de discutible necesidad, no merecen recibir las pegatinas ni los grafitis de un nuevo año electoral.
Señalarlo ahora, cuando empiezan a aparecer, acaso sea una forma de evitarlo.