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Muestra de Pablo Quispe en el Terry

Un abordaje distinto del arte jujeño, que puede sumar elementos para enriquecer las perspectivas.
Martes, 26 de marzo de 2019 01:04

TILCARA. La obra de Pablo Quispe, en una muestra titulada "Un vistazo por mi pago", estará expuesta en el Museo Terry por dos semanas. Con la constante presencia gaucha retratada en la estampa de Jorge Cafrune, en la del Gauchito Gil, en sus danzas y fiestas populares y la guitarra carpera, el autor busca otro abordaje de la visión local.

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TILCARA. La obra de Pablo Quispe, en una muestra titulada "Un vistazo por mi pago", estará expuesta en el Museo Terry por dos semanas. Con la constante presencia gaucha retratada en la estampa de Jorge Cafrune, en la del Gauchito Gil, en sus danzas y fiestas populares y la guitarra carpera, el autor busca otro abordaje de la visión local.

Con un trazo claro en el dibujo que desdice una tendencia creciente en nuestro medio, donde el dibujo está también presente pero para resaltar por contraste con el modelo, deshaciéndolo e ironizándolo, volcándose a lo expresivo antes que a la copia, Quispe hereda una estética más cercana a la historieta buscando en los gestos el detalle de la caricatura o la estampa, como en la impactante réplica del Gauchito, cuyo gesto incorpora una interpelación mayor del personaje al espectador.

La claridad del trazo no implica, por cierto, un mayor reflejo del objeto sino otro modo de abordarlo, y más aún cuando se lo encara desde la perspectiva de este pintor de El Carmen, pero la primacía del dibujo nos hace hablar de él (como en una música podría tratarse del ritmo) antes de hacerlo de los colores, a los que también se aboca sin temor y con precisión documental, sobre todo en los paisajes.

En las artes, la primera impresión es acaso la más justa. Al entrar a una sala de artes plásticas, antes que las explicaciones y la atención a los detalles, eso que sentimos es lo más importante. Como al despertar de un sueño, luego ordenamos las ideas y ajustamos nuestra inteligencia, pero lo que nos queda es el contacto inicial, y en "Un vistazo por mi pago", la primera sensación fue de un impacto grato, donde como espectador nos sentimos cómodos.

Lejos de pretender antinomias, la de Pablo Quispe, en medio de una consolidación del arte plástico donde prima aquello que se intuye entre los trazos de colores, o se deforma expresivamente, más que oponérsele, suma. El arte precisa constantemente de esos llamados de atención que, desde las perspectivas particulares de los artistas y las colectivas, resaltan por trazar caminos alternativos, que en este caso rescata un elemento dejado de lado.

No es la primera vez que subrayamos la influencia del arte de las revistas de historietas, mal llamado arte menor, en el seno del arte de caballete, y hasta podemos encontrarle antecedentes lejanos, allá donde Florencio Molina Campos tal vez lo haya inaugurado en sus almanaques y sus cuadros, también con referencia al mundo gaucho. Pero si podemos decirlo aquí, es también porque, en el caso de Pablo Quispe, lo alcanza con un trabajo sólido.