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Argentina querida

Jueves, 28 de marzo de 2019 01:03

Ver a perros o hienas, para el caso igual da, peleando por una porción de comida, es natural y hace a la especie. Pero humanos, aparentemente bien comidos, intentando destruir lo que por delante podría ser alimento, educación, seguridad, salud para todos, es incalificable, obsceno, despreciable. Salvo que prevenidos, en su quinta o bóveda ya tengan asegurado el sustento para varias generaciones de su descendencia. Pero, con franqueza y sensatez, ¿quién en este bendito suelo argentino no sabe el calamitoso estado en que se encuentran los fondos públicos y los espacios de infraestructura necesarios para crecer?, entiendo que medianamente todos. No obstante, en lugar de aportar soluciones, los argentinos que no gobernamos, miramos y escuchamos absortos a los recién llegados de la luna. Agrava esta situación los hoy responsables, no lo hacen bien, rescato la intención, pero con eso no alcanza, y para colmo por delante deben luchar en dos frentes; en el medio nosotros, el pueblo. ¿A qué me refiero?, lo diré. Tenemos un Gobierno nacional que decididamente no conoce la vileza de la política, siempre llega tarde, ¡impresiona como aprendiz! Y como si eso fuera poco; premeditado o tonto, convoca a la confrontación en forma permanente. La prueba más clara esta en la ley del aborto, ahora ESI y con ella Identidad de género y a continuación eutanasia. Los que estamos sin participar, solo mirando y escuchando, no podemos creer tanta barbarie, por no decir serviles a organismos internacionales; desconociendo lo establecido por la Constitución Nacional, El Pacto de San José de Costa Rica y leyes. Eso sí, se manejan por un protocolo al que dan jerarquía que no la tiene. Esto por un lado. Por el otro, la infame oposición que o sorpresa, hoy saben todo, tanto, que pronto volverán sobre una pobreza del 5%, inferior a Alemania, o mejor educación que en Islandia. Mientras, se perdieron los lingotes de oro, y todos los recursos con que contaba nuestro país que en una época no muy lejana, impedía transitar por los pasillos de la bóveda del tesoro nacional. Es para no creer, pero felizmente (aunque ya no se para que sirve) existen fotos y documentación que lo aseveran. Pero volvamos sobre el tema, si en vez de atormentarnos imitamos la actitud de Japón o Alemania después de la segunda guerra mundial,y sumamos esfuerzos animados por el mismo propósito de vivir dignamente, progresar como país, como personas (que es la mayor falencia), respetando la vida por nacer, con seguridad tendríamos el mejor país del mundo. Si esto es posible, ¿no es una pena tanto desatino y estupidez? Argentina nació grande en todo sentido (recursos naturales y humanos), hoy ostenta el nada despresiable halago de poseer los tres únicos premios Novel en Ciencias de todo Latinoamérica, y solo pensar en los millones de habitantes del planeta que deben su existencia y bienestar a otro gran argentino llamado René Favaloro, o el aporte de Maldacena con la teoría Cuántica; es poco lo que queda por agregar. Imitar en la medida de lo que cada uno es capaz, será suficiente para transformar este suelo y sentir el gozo del conflicto sepultado en la profundidad del saber y la cordura. Pero estamos a tiempo, volvamos los ojos y sentimientos a todos, especialmente a los más necesitados y breguemos por la mejor distribución de las riquezas, por las fuentes de trabajo. No por la dádiva de un “plan” de cuya experiencia hoy sentimos vergüenza; fue el peor camino elegido, tanto, como las generaciones de pequeños ciudadanos que nunca vieron a sus padres trabajar. Una historia que todos anhelamos olvidar. Comencemos ahora, que el tiempo como el viento manso del atardecer quebradeño pasa para no volver nunca más.

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Ver a perros o hienas, para el caso igual da, peleando por una porción de comida, es natural y hace a la especie. Pero humanos, aparentemente bien comidos, intentando destruir lo que por delante podría ser alimento, educación, seguridad, salud para todos, es incalificable, obsceno, despreciable. Salvo que prevenidos, en su quinta o bóveda ya tengan asegurado el sustento para varias generaciones de su descendencia. Pero, con franqueza y sensatez, ¿quién en este bendito suelo argentino no sabe el calamitoso estado en que se encuentran los fondos públicos y los espacios de infraestructura necesarios para crecer?, entiendo que medianamente todos. No obstante, en lugar de aportar soluciones, los argentinos que no gobernamos, miramos y escuchamos absortos a los recién llegados de la luna. Agrava esta situación los hoy responsables, no lo hacen bien, rescato la intención, pero con eso no alcanza, y para colmo por delante deben luchar en dos frentes; en el medio nosotros, el pueblo. ¿A qué me refiero?, lo diré. Tenemos un Gobierno nacional que decididamente no conoce la vileza de la política, siempre llega tarde, ¡impresiona como aprendiz! Y como si eso fuera poco; premeditado o tonto, convoca a la confrontación en forma permanente. La prueba más clara esta en la ley del aborto, ahora ESI y con ella Identidad de género y a continuación eutanasia. Los que estamos sin participar, solo mirando y escuchando, no podemos creer tanta barbarie, por no decir serviles a organismos internacionales; desconociendo lo establecido por la Constitución Nacional, El Pacto de San José de Costa Rica y leyes. Eso sí, se manejan por un protocolo al que dan jerarquía que no la tiene. Esto por un lado. Por el otro, la infame oposición que o sorpresa, hoy saben todo, tanto, que pronto volverán sobre una pobreza del 5%, inferior a Alemania, o mejor educación que en Islandia. Mientras, se perdieron los lingotes de oro, y todos los recursos con que contaba nuestro país que en una época no muy lejana, impedía transitar por los pasillos de la bóveda del tesoro nacional. Es para no creer, pero felizmente (aunque ya no se para que sirve) existen fotos y documentación que lo aseveran. Pero volvamos sobre el tema, si en vez de atormentarnos imitamos la actitud de Japón o Alemania después de la segunda guerra mundial,y sumamos esfuerzos animados por el mismo propósito de vivir dignamente, progresar como país, como personas (que es la mayor falencia), respetando la vida por nacer, con seguridad tendríamos el mejor país del mundo. Si esto es posible, ¿no es una pena tanto desatino y estupidez? Argentina nació grande en todo sentido (recursos naturales y humanos), hoy ostenta el nada despresiable halago de poseer los tres únicos premios Novel en Ciencias de todo Latinoamérica, y solo pensar en los millones de habitantes del planeta que deben su existencia y bienestar a otro gran argentino llamado René Favaloro, o el aporte de Maldacena con la teoría Cuántica; es poco lo que queda por agregar. Imitar en la medida de lo que cada uno es capaz, será suficiente para transformar este suelo y sentir el gozo del conflicto sepultado en la profundidad del saber y la cordura. Pero estamos a tiempo, volvamos los ojos y sentimientos a todos, especialmente a los más necesitados y breguemos por la mejor distribución de las riquezas, por las fuentes de trabajo. No por la dádiva de un “plan” de cuya experiencia hoy sentimos vergüenza; fue el peor camino elegido, tanto, como las generaciones de pequeños ciudadanos que nunca vieron a sus padres trabajar. Una historia que todos anhelamos olvidar. Comencemos ahora, que el tiempo como el viento manso del atardecer quebradeño pasa para no volver nunca más.

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