La glorieta de plaza Belgrano, lugar central e histórico de la ciudad, muestra deterioro y falta de mantenimiento, que contrasta con la puesta en valor del resto del paseo. Pese a que es un lugar de encuentro y escenario cultural diario exhibe grafitis, roturas en el piso, suciedad en plafones de las luminarias, que a veces no funcionan, y que deslucen el lugar.
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La glorieta de plaza Belgrano, lugar central e histórico de la ciudad, muestra deterioro y falta de mantenimiento, que contrasta con la puesta en valor del resto del paseo. Pese a que es un lugar de encuentro y escenario cultural diario exhibe grafitis, roturas en el piso, suciedad en plafones de las luminarias, que a veces no funcionan, y que deslucen el lugar.
Si bien la plaza Belgrano es un espacio público histórico que actualmente sirve para la recreación de locales y turistas, también es centro de protestas y peregrinaciones que reflejan el termómetro social y cultural de la ciudad.
El mal aspecto que muestra contrasta con el de la fuente, puesta en valor hace algunos años, pese a su importancia como centro del lugar elegido para actos cívicos, culturales oficiales y de la comunidad.
Su valor va más allá de estar en la plaza que es eje del casco histórico de la capital, ya que también suele ser la puerta de entrada de los visitantes, al encontrarse frente a la Catedral Basílica, Casa de Gobierno, Cabildo y la Secretaría de Turismo, entre otros edificios.
Lejos de los cambios que seguramente tuvo al pasar los años, el último de los cuales transformó luminarias y bancos de la plaza, el aspecto de la glorieta cambió poco.
Aunque está rodeada de belleza natural de árboles y plantas, en su interior se nota el deterioro general que incluye el mal funcionamiento eléctrico, que no sólo deja sin luz sus luminarias sino que parece traspasar corriente en las barandas de hierro de su perímetro, según la experiencia de algunos padres que advierten lo acontecido con sus hijos.
Los lugares para sentarse también muestran roturas, al igual que el piso que en días de lluvia acumula agua, lo que da cuenta de la mala conservación. En el exterior se pueden ver también muchos grafitis en varios colores estampados alrededor de toda la estructura, que se destacan debido al fondo blanco que tiene la construcción.
Pese a la belleza natural de los coloridos árboles y plantas, regados por aspersión y conservados cuidadosamente, la glorieta muestra muchos signos del paso del tiempo y de daños, a diferencia de la renovación de la fuente de agua, bebederos y bancos, obras que modernizaron la plaza.
En días de semana suele estar poblada de gente, en ella y en sus alrededores, de todas las edades con lo cual se hace necesaria su refacción, conservación y cuidado.