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26 de Abril,  Jujuy, Argentina
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El sueño de llegar a suelo antártico puede cumplirse

En el 2006 estuvo en la base Belgrano 2, más de un año, después cuatro meses más y en el 2010 en Carlini más de 13 meses.
Miércoles, 24 de abril de 2019 01:02

A Orlando Hugo Interlandi le gusta Jujuy: su gente, su paisaje, se siente bien, tanto que en uno o dos años quiere asentar aquí su hogar. Sus vínculos con la provincia son fuertes: su esposa es jujeña, también uno de sus hijos pero su desafío personal y su realización laboral paradójicamente se desarrollaron en las antípodas: en el continente blanco.

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A Orlando Hugo Interlandi le gusta Jujuy: su gente, su paisaje, se siente bien, tanto que en uno o dos años quiere asentar aquí su hogar. Sus vínculos con la provincia son fuertes: su esposa es jujeña, también uno de sus hijos pero su desafío personal y su realización laboral paradójicamente se desarrollaron en las antípodas: en el continente blanco.

Es que Orlando Hugo Interlandi es coronel del Ejército Argentino y actualmente se desempeña como jefe del cuartel general del Comando Conjunto Antártico, cuyo máximo referente es el general Justo Francisco Treviranus.

De paso por la provincia en un corto receso, debido a la intensa labor para el relevo en las bases, brindó a El Tribuno de Jujuy un repaso de su vasta experiencia, las estrictas condiciones que deben afrontar quienes brindan seguridad y respaldo a los investigadores en cercanías del Polo Sur y la importancia de aprender a valorar los tesoros que encierran esos confines australes.

Sobre su pasión por llegar al continente helado recordó que "en 1990 vine destinado de Mendoza con el grado de teniente a Jujuy y desde acá siempre quise ir a la Antártida por una cuestión o por otra se imposibilitaba. Acá conocí a mi actual señora que se llama María Fernanda, me casé, tuve una hija que se llama María Noel y después en 1994 nos fuimos a Mendoza donde nació un varón que se llama Augusto".

En el 2000 retornó al norte del país y pidió ir al extremo diametralmente opuesto. Resultó preseleccionado y en el 2005 hizo el curso antártico durante 9 meses.

Entonces hizo realidad su sueño. En el 2006 invernó en la base Belgrano 2, la más austral a 1.300 kilómetros del Polo Sur, durante más de un año, después en primavera estuvo cuatro meses como jefe y en el 2010 en la base Yubani (hoy Carlini) durante 13 meses y medio. "Era una pasión que tenía, lo pude lograr gracias a Dios y al apoyo de mi familia. Primero estuve 14 meses, con la noche polar de seis meses, penumbra de un mes para aclarar y luego se hace día total", rememoró sobre las condiciones límite. Basta recordar que en la zona norte de la península se registran entre 25 y 30 grados bajo cero, pero en la base Belgrano la temperatura desciende entre 35 y 50 grados bajo cero real y bajo la influencia del viento, que puede llegar a 200 kilómetros por hora, la sensación térmica se ubica en los 70 grados bajo cero.

Las exigencias son mentales y físicas de allí la importancia de contar con una escuela de capacitación.

El personal apostado en la Antártida debe usar, por ejemplo, botas que pesan dos kilos y medio cada una. También deben colocarse faja todo el día para cuidarse la espalda, guantes y antiparras debido a que el viento castiga mucho el cuerpo; a la vez que el hielo corta como un bisturí por lo que deben prevenir muchísimo las caídas en las grietas.

Y en cuanto al ánimo la recomendación es estar tranquilos, sin enojarse, para lo cual se realiza trabajo en equipo, de convivencia y con un gabinete psicopedagógico.

Interlandi resaltó que las fuerzas armadas en el continente blanco hacen muchas actividades logísticas, patrulla, científicas. "Nosotros vamos a apoyar a la ciencia (de la atmósfera, física, de las aves, de los mamíferos, eólica, glaciológica)".

Y detalló que "estamos capacitados para desplazarnos en moto, a pie, con botes menores, también hacemos buceo, durante todo el año en la base Carlini se buscan muestras. Los científicos se van pero nosotros nos quedamos".

A la vez de elogiar la cantidad de jujeños y salteños en el rompehielos Irízar y las bases, fue rotundo en que el sueño de ir a la Antártida "siempre se puede cumplir".

Las bases y el Comando

En la Antártida hay 6 bases argentinas: Esperanza, San Martín y Belgrano (a cargo del Ejército), Marambio (Fuerza Aérea), Orcadas (Armada) y Carlini (Dirección Nacional del Antártico) que depende de la Cancillería Argentina. Después hay bases que se abren en el verano nada más. El Comando Conjunto Antártico funciona en Buenos Aires en Paseo Colón y Garay, depende del Comando Operacional de las Fuerzas Armadas del Estado Mayor Conjunto.

Campañas antárticas

“Las campañas antárticas se hacen por relevos, el primero es el 29 de octubre con el avión Hércules en Marambio. Después empieza el relevo de las otras bases en Esperanza y Carlini en la primera etapa terminando más o menos en enero en que las familias salieron y las que entran nuevas llegan dos semanas antes de empezar las clases. En enero se releva Belgrano 2, la más austral, con el rompehielos Irízar, luego la Orcadas y la San Martín”.

Espiritualidad

“En todas las bases hay capillas, se les hace hacer un curso a dos personas como ministros de la Eucaristía. Uno va a misa los domingos, se lee la Palabra y el que quiera comulgar lo hace. Dios está presente en todos lados. Nosotros nos aferramos mucho a la Virgen y a Dios. En esos lugares los temporales son complicados, el aislamiento es total y uno a veces dice ‘y yo qué hago acá’ pero con ayuda de Dios y el apoyo de la familia uno sale adelante”.