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7 emociones de la antigüedad y a cuáles equivalen en la actualidad

Miércoles, 24 de abril de 2019 10:30

Las emociones, como las reacciones psicofisiológicas a ciertos estímulos, expresadas en la antigüedad puede que en la actualidad resulten extrañas, no obstante, podrían servir de referencia para catalogar nuestros sentimientos actuales.

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Las emociones, como las reacciones psicofisiológicas a ciertos estímulos, expresadas en la antigüedad puede que en la actualidad resulten extrañas, no obstante, podrían servir de referencia para catalogar nuestros sentimientos actuales.

Para Sarah Chaney, experta del Centro para la Historia de la Emociones, en Reino Unido, las emociones del pasado que se describen a continuación quizás tengan sus equivalencias hoy y no se reconozcan porque los nombres han cambiado.

Acedía

Esta sensación experimentada como desazón, desgano o apatía era característica de los monjes que habitaban en monasterios, dedicados por completo a sus prácticas religiosas.

Debido a la acedía surgía el deseo de retornar al estilo de vida anterior.

“Es posible que hoy día esto sea catalogado como depresión”, explica Chaney, de acuerdo con BBC. Un término que parece haberla reemplazado es “pereza”, considerada también como pecado.

Desazón, desgano o apatía eran característicos de los monjes que habitaban en monasterios y sentían acedía.

Frenesí

“Es como la ira, pero es más específica que la ira que entendemos hoy. Alguien que experimentaba frenesí se habría sentido muy agitado. Habría tenido ataques violentos de furia, y habría hecho pataletas y mucho ruido”, según describe la especialista.

La exteriorización como característica predominante parece contraponerse con el concepto actual de emoción como algo personal e interior, difiriendo en gran medida del frenesí medieval.

Melancolía

Si bien el término sigue siendo vigente, ahora se le identifica con tristeza, abstracción y deseos de permanecer en soledad.

“Pero en el pasado, la melancolía era diferente”, señala Chaney. “A comienzos del período moderno, se pensaba que la melancolía era una aflicción física que se caracterizaba por el temor”, según el mismo medio.

Uno de los casos más conocidos es del rey Carlos VI de Francia, quien sufría de melancolía y por ello había hecho coser varas de hierro en su ropa para evitar romperse de forma accidental.

Nostalgia

La nostalgia es también una de las emociones que conserva el mismo nombre, sin embargo en el siglo XVIII se le asignaba específicamente a la dolencia que acometía a los marineros que lejos de casa anhelaban regresar.

En estos casos el enfermo con esa emoción podría morir a causa de ella, en tanto que en el presente se la identifica como la añoranza de los buenos tiempos vividos en el pasado.

La nostalgia acometía a los marineros que lejos de casa anhelaban regresar.

Neurosis de guerra

Esta afección se manifestaba con toda crudeza en los soldados atrincherados para combatir en la I Guerra Mundial.

La neurosis de guerra se manifestaba con toda crudeza en los soldados atrincherados para combatir en la I Guerra Mundial.

A veces considerada como enfermedad y a veces como emoción permitía tratamientos de acuerdo con cómo se le diagnosticara.

“La gente que sufría neurosis de guerra tenía extraños espasmos y con frecuencia perdía la capacidad de ver y escuchar, pese a que no tenían ningún problema físico que se lo impidiera”, explica Chaney.

De todas maneras no había certeza en cuanto a si era causada por las explosiones que afectaban al cerebro o a las diversas experiencias vividas durante el trágico período bélico.

Hipocondría

Este sentimiento también se clasifica ambivalentemente como enfermedad o como emoción.

“Se creía que causaba cansancio, dolor y problemas digestivos. En los siglos XVII y XVIII, se pensaba que la hipocondría estaba ligada al bazo, pero más tarde se la asoció a los nervios”, define la especialista del Reino Unido.

En la época victoriana se definía como una obsesión por el cuerpo, no obstante que era causada por una mente y unas emociones enfermizas.

Demencia moral

A este estado emocional humano se le conocía por la actuación errática y anormal de las personas, sin que llegaran necesariamente al desorden mental.

“Él sentía que había un gran número de pacientes que podían funcionar como cualquier otra persona, pero que no podían controlar sus emociones, o cometían crímenes de forma inesperada”, explica Chaney, al referirse al doctor James Cowles Prichard quien acuñó el término en 1835.

Ejemplos de este mal moral eran la cleptomanía y el comportamiento de los niños considerados indisciplinados.

Por: José Ignacio Hermosa – BLes