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29 de Abril,  Jujuy, Argentina
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El atractivo de lo simple en Juella

Sin carteleras estruendosas y sin señal de celular pero con su produccion y su cultura sigue convocando.
Domingo, 07 de abril de 2019 01:00

En su 20º edición, el Festival del Durazno, la Humita y el Folclore, de Juella, ayer volvió a demostrar que las cosas hechas a pulmón, sin carteleras estruendosas pero con buen gusto, en ese marco pueblerino que siempre tuvo y que no debe perder, no sólo se termina transformando en una linda fiesta, sino que además convoca a cantidad de público.

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En su 20º edición, el Festival del Durazno, la Humita y el Folclore, de Juella, ayer volvió a demostrar que las cosas hechas a pulmón, sin carteleras estruendosas pero con buen gusto, en ese marco pueblerino que siempre tuvo y que no debe perder, no sólo se termina transformando en una linda fiesta, sino que además convoca a cantidad de público.

Ya ir llegando, con la yapa de los cerros nevados por sobre los más cercanos, era desviarse de la ruta 9 y tomar el camino que pronto se vuelve calle, y que ya desde varias cuadras antes del salón estaba saturado de vehículos. Por el caminito peatonal que sube hasta el predio, los cajones con duraznos y el perfume del asado de cordero decían el resto.

Muchos salían ya, al comienzo de la tarde, con cajones de duraznos y había más, entre puestos de comida, cuando el ambiente de mercado se abría, a la entrada del tinglado, con un escenario al exterior. Ya en ediciones anteriores, el salón les había quedado chico, y ahora parecía también pequeño el afuera.

DURAZNOS / DELICIAS QUE SE ADQUIEREN POR CAJONES PARA DISFRUTAR.

Los rebozos de las copleras se lucían con todo su colorido mientras el erquencho gemía llamando al baile, aunque en el escenario se persistía también en otra forma de folclore que acá convivía: aquel carpero tan escuchado en los festivales con el que se ejerce desde la caja y la copla, y la gente seguía llegando como si estuviera por tocar el número principal, que lo eran todos.

Dentro del salón, largos mesones para compartir entre amigos, en familia, la frase de "cuanta gente más que el año anterior", que se repetía y alguien que se acerca para contarnos que ya se habían vendido mil y pico de entradas. Al empezar a irnos entre el tránsito atorado de la única calle, donde se le agregaban seis gauchos que montaban despreocupados, aún llegaban más vehículos.

Más allá de la humita y los duraznos, que bien lo valen, y más allá del folclore y del asado de cordero, que tienen lo suyo, lo de Juella resalta por mantener un estilo que sigue convocando. En un mundo que cambia vertiginosamente cada mañana, sin señal de celulares, la cita fue, y esperemos que siga siendo, apreciada por su autenticidad.