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La actuación les cambió la vida

El teatro los hizo más respetuosos, aprendieron a comunicarse y compartir. Los ayudó a vencer la timidez.
Jueves, 06 de junio de 2019 01:03

De la cárcel al teatro. Ellos nunca lo hubieran imaginado, son internos del Establecimiento Penitenciario Nº 1 y presentarán hoy la obra "Un loco de buen capricho" en el teatro Mitre a las 21.

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De la cárcel al teatro. Ellos nunca lo hubieran imaginado, son internos del Establecimiento Penitenciario Nº 1 y presentarán hoy la obra "Un loco de buen capricho" en el teatro Mitre a las 21.

Nuestro diario pudo conocer algunas de las experiencias de los actores durante sus ensayos. Con diferentes relatos pero todos con un punto en común, la actuación les cambió la vida.

Agustín Flores Rosi tiene 65 años, ingresó al penal en el año 1992 y contó que al llegar al establecimiento ya se dictaban clases de teatro. "Uno de mis compañeros que estaba en la otra unidad me motivó para actuar, aprendí mucho de ellos", indicó.

Para él, haber descubierto su talento en la actuación fue muy grato, lo ve como una terapia personal por lo que asiste diariamente a clases para distraerse. "Y por la edad que tengo pienso que actuar es un don que me ha dado Dios, no fue algo que me salió de forma natural. A mí me viene muy bien, aprendo muchas cosas lindas", dijo entre risas.

La primera vez que Rosi actuó fue en el año 2015 con la obra "Bonome" bajo el papel de un juez, además participó en "Sancho Pancho" como un abuelo.

"Cuando empecé la obra, tuve que agarrar el libreto, trabajarlo y tras memorizarlo ya no era tan costoso", dijo.

En esta nueva propuesta "Un loco de buen capricho" vuelve a ponerse en la piel de un abuelo, papel que lo disfruta hacerlo.

Dentro de un año y medio Rosi cumplirá sus años de condena y empezará una nueva vida. "Seguro me pondré triste porque no sé si afuera haré otras cosas como obras de arte. Yo realizo muchas actividades y también me gusta ir a la parroquia", sostuvo.

Respetuoso y compañero

Es el más joven del elenco de actores, Pedro Faustino Aramayo de 30 años tendrá dos papeles en la obra, como vendedor y secretario.

Tras finalizar de ensayar su guión relató que actuar le cambió la vida. "Antes en el pabellón yo era de una manera, ahora todo es muy diferente. Aquí aprendí a ser más respetuoso, ser compañero y a compartir. El teatro me cambió bastante y es algo que jamás hubiera imaginado hacer", sostuvo.

En el año 2013 llegó al establecimiento y a mediados del 2014 decidió incorporarse al taller de teatro. "Un día, cuando estaba trabajando en la panadería del penal conocí a un compañero que me invitó a hacer teatro. Al comienzo sentía miedo, mucha vergüenza y con el paso del tiempo aprendí y saqué el talento que tenía adentro. Esto me sirve mucho y me da más ánimo de poder salir a la calle", aseguró.

REPASANDO LA LETRA / OTRO MOMENTO DEL ENSAYO.

Su primera actuación la realizó en el teatro Mitre, "tuve una vergüenza terrible, mi papel fue de un viejito, estaba con peluca y barba".

Un día en el penal de Aramayo se inicia a las 6.30, toma unos mates para luego ir a trabajar en la carpintería. A las 13 almuerza, seguidamente descansa unas horas para ingresar a las 15 al taller de teatro. "Me despabilo y salgo siendo otra persona, eso es muy bueno porque nos ayuda a todos los que participamos, ya sea a pensar e interpretar el papel".

Estudió para poder actuar

"El teatro me ayudó a desenvolverme con mis compañeros y a la vez poder actuar para el público. También me sirve para cuando asisto a la iglesia a participar del sketch", expresó Flavio Felipe Coria, de 44 años de edad, al agregar que cuando esté en libertad seguirá estudiando.

Coria ingresó al penal en el año 2014 y antes de incorporarse al taller de teatro tuvo que cumplir con un requisito fundamental, tener los estudios secundarios completos.

Lejos de pensar que eso era un obstáculo se animó a cursar durante tres años en la escuela del penal. "Fue una linda experiencia y pude terminar mis estudios. El día de mañana deseo seguir estudiando. Me faltan dos años para poder salir", relató.

Es que, como a muchos de sus compañeros, actuar le cambió la vida y su primera experiencia fue positiva. "Me puse muy nervioso, hacía de una persona que limpiaba, con ese simple papel para mí los nervios eran muchos. Mi familia fue a verme y quedó sorprendida, para mí fue un sueño que ellos hayan ido", resaltó.

Al finalizar, dijo emocionado, "sé que al actuar y hacer lo que a uno le gusta es una motivación para mi familia. Me encantaría seguir por mucho tiempo en esta obra", cerró.

Más comunicativo y sociable

José Luis Sarmiento tiene 52 años. "Hay mucha gente que tiene miedo de hacer lo que le gusta y no se anima, en el teatro uno encuentra compañeros y se hace más comunicativo y sociable". Como al igual que sus colegas, él nunca hubiera imaginado actuar en una obra. "El tiempo que lo vengo haciendo me di cuenta que es muy importante, ayuda a evitar tener problemas y a la vez cómo solucionarlos", sostuvo.

Sarmiento llegó al penal el año 2011 y en el 2015 tuvo su primera participación actuando como modisto, "es un papel que me costó un poco pero con la ayuda de Yiyi pude superarme, no tener vergüenza o ser tímido", dijo.

Y es que las ganas de animarse a hacer cosas diferentes fueron fruto del inmenso apoyo que recibe de su familia, "se sorprenden porque nunca me vieron haciendo teatro, su apoyo es incondicional", finalizó.

La puesta en escena


POR NÉSTOR “YIYI” / MAIDANA

La puesta en escena es el proceso por el cual un texto se materializa. Teatrar es materializar, dar vida material en el espacio, a través de cuerpos vivos en contacto entre sí, con los objetos de ese espacio, por medio de sonidos y bajo determinada luz a los fantasmas maravillosamente ambiguos de la literatura.
Y el elemento material vivo por excelencia, cuerpo de la puesta en escena y emisor de lo teatral, es el actor. Porque un actor como todo ser humano no tiene un cuerpo, sino es un cuerpo. Pero en este caso lo hacemos con referencia a un cuerpo creativo. El actor hace vivo y evidente lo que la literatura insinúa, lo concreta. Y lo concreta en sí mismo de modo que es su creación.