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Con el amor de la familia se logran grandes cosas

Nicolás es un joven que tiene síndrome de Asperger y hoy trabaja como periodista en medios locales.
Martes, 23 de julio de 2019 01:02

Nicolás Agustín Casas es un joven jujeño de 21 años, que es periodista y convive con el síndrome de Asperger, una condición que se encuentra dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA).

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Nicolás Agustín Casas es un joven jujeño de 21 años, que es periodista y convive con el síndrome de Asperger, una condición que se encuentra dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA).

Esta historia sin lugar a dudas llena de esperanzas a quienes conviven con persona con Asperger y sobre todo demuestra que con los apoyos necesarios se logran grandes condiciones de vida.

Vamos a dejar en claro que el Asperger no es una enfermedad, sino que al igual que el autismo, es una condición de vida, se mira a la vida de manera diferente. Las características de este síndrome es que son personas sumamente inteligentes con un gran lenguaje pero que prefieren relacionarse con personas mayores a las de su edad, por eso se dice que afecta a la interacción social y en muchos casos tienen resistencia a aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes.

El Tribuno de Jujuy dialogó con la abuela de Nicolás, María Luisa Faciano, que es médica y quien se hace cargo de su crianza y dijo: "Yo me hice cargo de Nicolás desde que nació porque a las 24 horas de nacido tuvo una meningitis gravísima que pensábamos que no iba a sobrevivir y por ser médica me hice cargo de su evolución y quedaron algunas secuelas que no le impiden para nada poder hacer su trabajo".

María Luisa comentó que Nicolás a los dos años de edad hablaba de corrido como si fuera una persona mayor, hoy maneja idiomas, tiene facilidades con las palabras y puede comunicarse. Eso sí: es una persona literal que no entiende de sarcasmos, bromas y apodos.

"A los cuatro años le diagnosticaron el síndrome de Asperger, desde que nació hasta los cuatro años comenzó a tener manifestaciones, usaba términos de una persona mayor, además tenía berrinches, no quería tener amistades, peleaba con los compañeros del jardín, no toleraba ciertas cosas y llegamos a la conclusión que era Asperger. Desde ahí, trabajamos con psicóloga, fonoaudióloga que supieron ayudarnos y encaminarnos", dijo la abuela de Nicolás. Inició sus estudios en la escuela Nº 136 "General La Madrid" de nuestra ciudad, el secundario en el colegio Ipsel y hoy se encuentra haciendo la carrera de periodismo deportivo en Deportea. Cabe resaltar y felicitar la real inclusión que realizan estas instituciones educativas ante tantos casos de niños que no pueden ser escolarizados porque les cierran las puertas. "Nicolás siempre tuvo acercamiento al periodismo y estar cerca de un micrófono porque en tercer grado ya dirigía los actos escolares. El acompañamiento de la familia es fundamental para que ellos puedan salir adelante. A Nico siempre le digo, mientras esté la abuela no va a haber ningún problema", recordó María Luisa Faciano, quien lo describe como "ansioso, obsesivo, obstinado e independiente". "Mi nieto me enseñó a ver la vida de otra manera", dijo.

Con El Tribuno dije: quiero ser periodista”


HACIENDO LO QUE LE GUSTA/ NICOLÁS Y SU ABUELO RELATANDO UN PARTIDO DE FÚTBOL. 

Nicolás se encuentra cursando el segundo año de la carrera de periodista deportivo en Deportea y comentó que “si bien empecé a ir a la radio desde muy chico y luego con el tiempo comencé a dar las noticias de Gimnasia, equipo del que me confieso hincha y del "rojo’ también y me dedicaba a toda la parte deportiva”. Recuerda que “a los 5 años comencé a leer el diario El Tribuno y dije: quiero ser periodista”.

El joven agregó que aprendió a leer, aprendió a escribir crónicas, “gracias a Daniel Echazú (jefe de Deportes de este diario) que fue mi profesor en Deportea, él junto a Ricardo Martínez (exjefe de redacción de El Tribuno) y Pablo Soza, son quienes me enseñaron todo lo que hoy sé”, aseguró. 

Nicolás hoy cubre periodísticamente muchos de los partidos de las distintas ligas de fútbol. El año pasado fue distinguido con el premio San Francisco de Asís. 

“Mi abuelo Máximo Aquino es quien me acompaña en todo momento en las canchas, hace los comentarios de que lo que yo relato. Siempre digo que mis tres abuelos son mis ángeles de la guarda que me acompañan en todo momento”, agregó. Continuó diciendo que uno de sus grandes sueños es poder desempeñarse en este diario. 

Esta historia demuestra que no existen los “techos”, sino que el límite en nuestros hijos y de cualquier persona con discapacidad es el cielo, ya que nunca hay que bajar los brazos y seguir luchando.