¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

19°
26 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Dos muestras en el museo "Antonio Terry" para transitar agosto

Se trata de las exposiciones "Vida, Muerte, Pacha" de Luisa Soto y la colectiva "Entramando", curada por Toia Ibañez.

Sabado, 10 de agosto de 2019 01:04

Las salas del museo "Antonio Terry", desde el 3 de agosto, se poblaron de imágenes sugerentes, primero con "Vida, Muerte, Pacha", de Luisa Soto, y luego con el colectivo "Entramando", de la fundación Arte Par, que suma obras curadas por Toia Ibáñez.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Las salas del museo "Antonio Terry", desde el 3 de agosto, se poblaron de imágenes sugerentes, primero con "Vida, Muerte, Pacha", de Luisa Soto, y luego con el colectivo "Entramando", de la fundación Arte Par, que suma obras curadas por Toia Ibáñez.

"Vida, Muerte, Pacha" nos presenta visiones de cuerpos consumidos, dormidos. Son aquellos los enterrados en chulpas hace siglos, flexionados, pero hay algo en la tensión de sus pies, en las texturas de sus pieles, que nos hace pensar en seres hambrientos. Llevan vinchas, gorras de lana, telas en sus cabezas calvas, simulan soñar con otro mundo que no vemos. Luisa Soto, en el texto en que relata su diálogo con los gestos de las momias que estuvieran expuestas en el Museo Arqueológico, dice que "pasando Volcán, sentí que había estado dormida hasta ese día en que despertara". Pienso en el sueño del feto cuya placenta es la misma tierra. A veces son los trazos de un dibujo cuya gama de grises trasciende, a veces son pinturas cuyo ocre trama el sueño del cuerpo, gestos que buscan comunicar su fe en un rezo, trozos de pies tensos, manos crispadas y un rostro de paz tamizado por la cuadricula de la luz amarilla, una hoja arrugada que se tiende sumando pinceladas de su rescate.

OBRA DE NORA LORDA / PINTURA QUE PARTICIPA DE LA EXPOSICIÓN COLECTIVA “ENTRAMANDO”.

"Entramando" agrega dos obras de cada artista. Fernando Fernández, mientras prepara su muestra para la misma sala, que se expondrá en el mes de mayo, empieza por hablar, en el texto con que los presenta, del socrático "conócete a ti mismo" y del "yo es otro" del veloz Rimbaud, para preguntarse "¿quién es el otro? Será nuestra imagen proyectada sobre lo que nos rodea y afirma", se responde.

EN EL “ANTONIO TERRY” / EL SIKUS DE AGUSTÍN TORREJÓN Y EL PAISAJE DE MARTÍN CHAPOR.

El otro, en este caso, es el artista que gime sus fantasmas desde el otro lado de la tela. José Quarignolo que encuentra gestos sorprendidos en pinceladas azarosas, los animales fabulescos de Miryam Jaime, la suma de dibujos infantiles y textos manuscritos en la pared del cuarto de Jazmín Dubourg, el murciélago adormecido en sus propias alas anaranjadas, de Daniel Trentini. El otro son los rostros cuya realidad tañe con la música en los cuadros de Nora Lorda, el ojo gris, la carne blanca, los bloques monocromos de un vegetal que se enrosca en las obras de Guillermo Ortíz, las nubes que separan el cerro y la selva según las pinceladas de Hernán Alaniz, el ganado en la pampa de Valeria Ibáñez, la multitud arlequinesca de Laura Waissman, el protagonismo de "la fuerza que impulsa al verde tallo", como diría Dylan Thomas, en Eliana Grumberg, o la textura de las fotos abstractas de Valeria Real.Una muestra delicada, buenamente resumida en pocas obras que sintetizan el otro lado, donde radica la fantasía del artista, en una presentación junto a los sonidos del sikus de Agustín Torrejón bajo el paisaje de cerros en que amanece la visión del tilcareño Martín Chapor. Un mundo en el que brotan pantallazos del otro como flores intencionadas de libertad creativa.