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Descubrió el País Vasco, al coincidir en pensamiento

Hugo Salinas se fue hace 41 años de la mano del arte. Recorrió Europa y Asia pero siempre añora su Abra Pampa natal.
Domingo, 15 de septiembre de 2019 01:00

Artista plástico y dibujante, el jujeño Hugo Salinas partió hace 41 años de Argentina para buscar nuevos horizontes en Europa. Luego de visitar varios países se estableció en Euskal Herría, la región histórica del País Vasco, al encontrar una ideología que le interesó y le recordó su defensa de los pueblos originarios, su cultura y lengua original.

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Artista plástico y dibujante, el jujeño Hugo Salinas partió hace 41 años de Argentina para buscar nuevos horizontes en Europa. Luego de visitar varios países se estableció en Euskal Herría, la región histórica del País Vasco, al encontrar una ideología que le interesó y le recordó su defensa de los pueblos originarios, su cultura y lengua original.

Se fue con 24 años del país en plena dictadura militar, pero ya se había ido mucho antes de su Abra Pampa natal para estudiar en la capital jujeña y posteriormente a Buenos Aires, buscando desarrollar su talento artístico. Tuvo siempre el apoyo de su familia para desarrollar su talento y por eso fue a la capital jujeña para estudiar, hizo la primaria en la Escuela "San Francisco", la secundaria en el Colegio Nacional y luego en la Escuela de Artes Plásticas, y en Buenos Aires en la Escuela de Estímulo de Bellas Artes.

"Era estudiante, empezaba en el tema del arte, empecé a hacer una exposición y otra en Buenos Aires, y una cosa lleva a la otra y así fue que terminé por Europa, estuve una temporada en España y después me fui al País Vasco, Euskal Herría y desde hace 40 años me asenté aquí", explicó Salinas.

EUSKAL HERRÍA / SUS PAISAJES LE SIRVEN PARA INSPIRARSE COMO ARTISTA PLÁSTICO CUYO TALENTO BUSCÓ DESARROLLAR DESDE NIÑO.

Indicó que en su arte pudo exponer en París y en Alemania, y que vivir en Europa le permitió recorrer Asia, ya que pudo visitar Corea, Inglaterra y otros por la cercanía que hay del lugar donde se estableció.

Al llegar a España no tuvo dificultades y es que con lo poco que trajo pudo vivir seis meses y recorrió el sur, Andalucía, Marruecos, luego fue por el Mediterráneo para llegar a Barcelona, donde viví más de ocho meses trabajando en talleres. "Me vine al norte y descubrí el País Vasco, fue como un imán porque había muchas cosas que coincidía con mi pensamiento", precisó Salinas.

Encontró que había mucho respeto a los mayores que cuando bajaban de la montaña, al entrar a los valles, eran reverenciados por ser considerados quienes "cuidan el idioma, euskara". Entonces se sintió identificado porque solía defender el quechua y las costumbres, historia y tradiciones andinas en Buenos Aires y que se consideraba un freno para la modernidad.

SUS OBRAS / SE DEDICA A PINTAR Y A SU OFICIO DE DIBUJANTE

"Ésto fue lo que me atrajo a este pueblo, estaban buscando lo mismo que yo reivindicaba en Argentina, y hoy se da con la lucha de los pueblos originarios", dijo y agregó que por entonces había un movimiento político fuerte, una suerte de lucha armada para llegar a un socialismo. "Me quedé porque me gustaba la forma de pensamiento, de interpretar y de construir su país. A mí España no me dice mucho porque fue el genocida de nuestro pueblo", dijo.

Allí se estableció y a la vez que desarrollaba su arte sigue su oficio. Es que aseguró no tiene interés en que sus trabajos sean "vendibles", ya que para sustentarse desarrolla su oficio de dibujante publicitario.

Su familia lo impulsa a seguir

Salinas también formó familia, tiene dos hijos y una hija, el menor aún estudia y vive con él, mientras los mayores se fueron a viajar por Asia y otra se estableció en Londres. Sin embargo, en Jujuy aún tiene sus raíces y grandes vínculos, pese a que su madre falleció hace 20 años, tiene una gran familia integrada por hermanos y sus familias, además de un campo donde crían ovejas y llamas. “Esa es mi parte importante, mi familia y que están todos unidos, eso me alimenta para poder seguir aquí luchando, creando, comunicando cómo es América, el pueblo kolla”, explicó. Si bien la comida es una especie de “mixtura” de varias partes del mundo, a veces elige hacer y compartir un locro, anchi o mazamorra que definió “de América Indígena”.