¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18°
26 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Festejaron los cien años de la escuela 272 de Huichaira

Está en un paraje de agricultores cuyo río, se enmarca entre bellos barrancos que anteceden a los cerros.
Domingo, 15 de septiembre de 2019 01:00

A cuatro kilómetros de la ruta 9, en el interior de una quebrada cuya puerta se enfrenta al pucará de Tilcara, en un edificio que se inauguró en 1984 se festejó el centenario de la escuela 272, "Provincia de La Rioja", de Huichaira. Entre otros datos salientes, podemos recordar que allí estudió Antenor Sajama, héroe del Crucero General Belgrano durante la guerra por la recuperación de las islas Malvinas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

A cuatro kilómetros de la ruta 9, en el interior de una quebrada cuya puerta se enfrenta al pucará de Tilcara, en un edificio que se inauguró en 1984 se festejó el centenario de la escuela 272, "Provincia de La Rioja", de Huichaira. Entre otros datos salientes, podemos recordar que allí estudió Antenor Sajama, héroe del Crucero General Belgrano durante la guerra por la recuperación de las islas Malvinas.

Surgen recuerdos y homenajes con alumnos y maestros de otras camadas, como Miguel Ángel Aparicio, que ejerció a comienzos de la década del sesenta y nos cuenta que "esta fue mi primera escuela cuando tenía veintiún años y salía del servicio militar. Desde entones estuve diez años. En ese tiempo alquilábamos en la casa del señor Delgado. Primero viví en la escuela, después viajaba desde Maimará caminando desde la ruta".

AL PIE DE LOS CERROS TILCAREÑOS / SE UBICA EL EDIFICIO DE LA ESCUELA “PROVINCIA DE LA RIOJA”.

Recuerda que "tenía 25 alumnos que se fueron aumentando porque venían desde el cerro. No había albergue, se enseñaba por la mañana y yo era el único maestro. La mayoría de mis alumnos se han ido a Maimará, donde hicieron la secundaria o trabajaron, algunos también los tuve de alumnos allí porque fui profesor de la Técnica. Tengo muy lindos recuerdos de Huichaira, que es cuando empecé a pintar y tengo cuadros hechos con paisajes de acá".

María Irene Arias dice que "esta escuela me recibió para estrenarme, porque fui maestra en el año 1975, recién recibida. A Huichaira le tengo que agradecer haberme contagiado la humildad, la sencillez, la honestidad de la gente, de los niños y sus familias, y me abrió el corazón para hacer de mi profesión un servicio. Yo venía de la ciudad recibida en un instituto privado, y cuando llegué vi un mundo completamente diferente para el cual sabía que no me había preparado, tuve que aprender". Recuerda que "el director, Lizárraga, pasaba por la esquina de Bolívar y Lavalle, en Tilcara. A las ocho menos diez y tocaba dos bocinazos a la puerta de donde vivía con mi mamá. Si yo no estaba, tenía que pedirle a mi cuñado para que saque la camioneta y alcance al director. Aún recuerdo a un alumnito, Delgado, que para el Día del Maestro llegaba con sus papas y sus maíces de regalo".

“No era solamente enseñar”

Elba Mendoza nos cuenta que “fue la segunda escuela desde que me recibí, cuando el camino era una huella. Me decían que tenía que venir en burro, pero yo nunca había montado y llegué caminando. Le hablo del año 66, en una casa de adobe en la que teníamos una pieza para aula y una para dormir. Tendría siete alumnos, y me traía a mi perro Tupac, que era mi compañero en la escuela”.
Nos dice que “no era sólo enseñar sino atender al niño en todos los aspectos, porque yo aprendí que el docente se tiene que preocupar por la comunidad. Los padres se iban a trabajar y nos dejaban a los chicos. Yo conocí este edificio hace quince años y me asombré de lo tanto que había progresado, porque no es sólo que se ocupe el Gobierno sino también la comunidad”. 
Mientras que Pedro Sajama, exalumno, recordó que su padre, hoy con 97 años, fue alumno de la maestra Marta Gil, la primera que tuvo a su cargo el establecimiento, “y yo también fui alumno de la escuela 272, donde inicié y terminé mi séptimo grado. Mi maestro fue el señor Miguel Ángel Aparicio, que se encuentra presente, y que atendía todos los grados. Había una señora que era cocinera y portera, y los padres aportaban con leña. Ahora hay más maestros, más aulas, cocinera y portera”.