¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
25 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Un acuerdo político y social para blindar Jujuy

Lunes, 02 de septiembre de 2019 01:03

Caminos por el borde del abismo. Todas las decisiones que toma el presidente Mauricio Macri, aunque sean excelentes y esperadas, se encaminan rápidamente al desgaste y al fracaso. Por tardías, por falta de credibilidad, por insuficientes, porque el gobierno del cristinismo que se prepara para llegar, también se encarga metódicamente de dinamitar cualquier atisbo de fe o de esperanza que allane la supervivencia desde aquí hasta el 10 de diciembre. Como si le hiciera falta seguir recurriendo a esa estrategia. Todas las declaraciones de Alberto Fernández, el candidato a presidente mejor aspectado para el 27-O, mutaron de manera siniestra desde las primeras moderadas apreciaciones de la realidad, hasta las incendiarias estimaciones de las últimas horas. Los analistas mejor informados aseguran que esa mutación se debió a un furibundo llamado desde el Caribe que resonó y se amplificó en el Instituto Patria y se transmitió al candidato en cuestión de minutos. El resultado fue lógicamente el menos esperado por el oficialismo y el deseado por la oposición: el dólar se acomodó en $62, y está listo para saltar más arriba, las tasas testigo de la economía redondean el 78% según las autoridades y superan el 140% según las transacciones reales. Las versiones que se iban confirmando al cierre de esta columna decían de las restricciones en la compra de dólares para empresas y personas físicas, un virtual desdoblamiento del mercado cambiario, y podrían seguir con un posible feriado cambiario, hasta un control de cambios más rígido, y disposiciones que ajusten a los bancos limitando sus generosos márgenes de ganancias. Y se obliga a los exportadores a liquidar divisas. No se instaló un cepo, pero es un "cepito". En tanto arrecian multitudinarias y costosísimas manifestaciones que bloquean la vida en la ciudad de Buenos Aires; la Iglesia, en tono de desesperación, salió a pedir un acuerdo real entre las fuerzas políticas que al menos desacelere la crisis; la CGT con gran cautela no se anima a apretar el torniquete para no tener que cargar con la culpa de un posible estallido; el ministro Rogelio Frigerio (el único funcionario aún creíble y con algún sesgo de autoridad para hablar) pide calma. Pero al mismo tiempo, el jefe de Gabinete Marcos Peña (Macri mismo) afirma que todo se encaminará según lo deseado y ordena a los candidatos de Juntos por el Cambio, acometer la campaña nada menos que con el recurso del timbreado. Por su lado, (y como un ejemplo de la dispersión iniciada en el oficialismo), María Eugenia Vidal, el mejor cuadro que el PRO se encargó de esmerilar prolijamente con un egoísmo político sin precedentes, se declara en clara rebeldía y busca hacer una campaña por separado pero intentar salvar lo que pueda del naufragio general. Por su lado Cristina Elisabet Fernández de Kirchner recién llegada de Cuba, aportó un balde de nafta a la hoguera al calificar al presidente de "mal ser humano" en una de sus alocuciones que presentan "Sinceramente". Y el candidato por ella elegido, Alberto Fernández, completando el tono geopolítico que ya definió con su visita y apoyo al expresidente brasileño Lula Da Silva, hoy de viaje en España, acentúa la dirección política del posible futuro gobierno: se reúne con el expresidente socialista José Luis Zapatero y con Pablo Iglesias, líder del movimiento Podemos, todos vivas expresiones de adhesión al chavismo venezolano (del que se asegura que en sus buenos tiempos recibieron financiamiento generoso y respaldo político suficiente). El país por estas horas camina por la delgada cornisa entre el neoliberalimo brutal que fracasó y arrastró en el fracaso a la política prestamista y extorsionadora del FMI. Del otro lado enfrenta la posibilidad de regresar al progresismo autoritario que ahondó la grieta nacional y cuya memoria reciente no está todavía limpia de los centenares de acusaciones de clientelismo y corrupción que amenazan que quedar en el olvido. Desde Jujuy como siempre, tan lejos de los centros donde se decide el futuro de todos, vemos al Gobernador Gerardo Morales, embarcado en la titánica tarea de instalar amortiguadores, generar recursos, y construir argumentos que puedan morigerar el huracán económico y político que se avecina, y que si se cumplen los vaticinios que hoy abundan, atropellará a la provincia sin piedad y la encontrará con enormes deudas y todavía muy lejos del equilibrio fiscal prometido. Y con los mismos datos alarmante de toda Argentina. Tal vez es tiempo de hacer algo más.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Caminos por el borde del abismo. Todas las decisiones que toma el presidente Mauricio Macri, aunque sean excelentes y esperadas, se encaminan rápidamente al desgaste y al fracaso. Por tardías, por falta de credibilidad, por insuficientes, porque el gobierno del cristinismo que se prepara para llegar, también se encarga metódicamente de dinamitar cualquier atisbo de fe o de esperanza que allane la supervivencia desde aquí hasta el 10 de diciembre. Como si le hiciera falta seguir recurriendo a esa estrategia. Todas las declaraciones de Alberto Fernández, el candidato a presidente mejor aspectado para el 27-O, mutaron de manera siniestra desde las primeras moderadas apreciaciones de la realidad, hasta las incendiarias estimaciones de las últimas horas. Los analistas mejor informados aseguran que esa mutación se debió a un furibundo llamado desde el Caribe que resonó y se amplificó en el Instituto Patria y se transmitió al candidato en cuestión de minutos. El resultado fue lógicamente el menos esperado por el oficialismo y el deseado por la oposición: el dólar se acomodó en $62, y está listo para saltar más arriba, las tasas testigo de la economía redondean el 78% según las autoridades y superan el 140% según las transacciones reales. Las versiones que se iban confirmando al cierre de esta columna decían de las restricciones en la compra de dólares para empresas y personas físicas, un virtual desdoblamiento del mercado cambiario, y podrían seguir con un posible feriado cambiario, hasta un control de cambios más rígido, y disposiciones que ajusten a los bancos limitando sus generosos márgenes de ganancias. Y se obliga a los exportadores a liquidar divisas. No se instaló un cepo, pero es un "cepito". En tanto arrecian multitudinarias y costosísimas manifestaciones que bloquean la vida en la ciudad de Buenos Aires; la Iglesia, en tono de desesperación, salió a pedir un acuerdo real entre las fuerzas políticas que al menos desacelere la crisis; la CGT con gran cautela no se anima a apretar el torniquete para no tener que cargar con la culpa de un posible estallido; el ministro Rogelio Frigerio (el único funcionario aún creíble y con algún sesgo de autoridad para hablar) pide calma. Pero al mismo tiempo, el jefe de Gabinete Marcos Peña (Macri mismo) afirma que todo se encaminará según lo deseado y ordena a los candidatos de Juntos por el Cambio, acometer la campaña nada menos que con el recurso del timbreado. Por su lado, (y como un ejemplo de la dispersión iniciada en el oficialismo), María Eugenia Vidal, el mejor cuadro que el PRO se encargó de esmerilar prolijamente con un egoísmo político sin precedentes, se declara en clara rebeldía y busca hacer una campaña por separado pero intentar salvar lo que pueda del naufragio general. Por su lado Cristina Elisabet Fernández de Kirchner recién llegada de Cuba, aportó un balde de nafta a la hoguera al calificar al presidente de "mal ser humano" en una de sus alocuciones que presentan "Sinceramente". Y el candidato por ella elegido, Alberto Fernández, completando el tono geopolítico que ya definió con su visita y apoyo al expresidente brasileño Lula Da Silva, hoy de viaje en España, acentúa la dirección política del posible futuro gobierno: se reúne con el expresidente socialista José Luis Zapatero y con Pablo Iglesias, líder del movimiento Podemos, todos vivas expresiones de adhesión al chavismo venezolano (del que se asegura que en sus buenos tiempos recibieron financiamiento generoso y respaldo político suficiente). El país por estas horas camina por la delgada cornisa entre el neoliberalimo brutal que fracasó y arrastró en el fracaso a la política prestamista y extorsionadora del FMI. Del otro lado enfrenta la posibilidad de regresar al progresismo autoritario que ahondó la grieta nacional y cuya memoria reciente no está todavía limpia de los centenares de acusaciones de clientelismo y corrupción que amenazan que quedar en el olvido. Desde Jujuy como siempre, tan lejos de los centros donde se decide el futuro de todos, vemos al Gobernador Gerardo Morales, embarcado en la titánica tarea de instalar amortiguadores, generar recursos, y construir argumentos que puedan morigerar el huracán económico y político que se avecina, y que si se cumplen los vaticinios que hoy abundan, atropellará a la provincia sin piedad y la encontrará con enormes deudas y todavía muy lejos del equilibrio fiscal prometido. Y con los mismos datos alarmante de toda Argentina. Tal vez es tiempo de hacer algo más.

Lo que en la Argentina parece imposible, tal vez en Jujuy se pueda hacer realidad: conseguir un acuerdo político y social. La memoria salta hacia atrás hasta encontrar el modelo del Pacto de la Moncloa, monumental acuerdo de la sociedad española para superar las profundas heridas del franquismo y en medio de un tembladeral económico con riesgo de hiperinflación, desocupación, fuga de capitales. Tal vez, en Jujuy, sea tiempo de intentar remedar en pequeño, aquella gesta. Quizá le corresponda al Gobernador tomar la iniciativa para buscar la conformación de un consejo económico y social, amplio y generoso que pueda blindar el menos en parte a la Provincia de los ataques de la realidad. El GM hoy tiene la autoridad política y el control férreo de la administración para conducir un acuerdo del que participen los sindicatos, las Iglesias, las cámaras y las uniones de los empresarios locales, todos los partidos políticos (aquellos que tienen representación parlamentaria y aún a los que no la tienen) y a algunas reconocidas personalidades de la cultura, el arte y hasta el deporte. Las reglas serían sencillas: la primera la más absoluta sinceridad, luego la solidaridad y la sensibilidad, y el ánimo de encontrar coincidencias mínimas que se respeten a rajatablas.

El Frente Cambia Jujuy tiene por delante -a diferencia de lo que puede ocurrir a nivel nacional- cuatro años de una gestión que deberá enfrentar una de las crisis más agudas de los últimos años. La situación lo obligaría a regenerar la convivencia interna fructífera con que arrancó allá por el 2015, lleno de esperanzas y energía. El Peronismo jujeño -debería a postergar la persistencia corrosiva de sus múltiples tribus internas- y podría ser gran coprotagonista y el constructor de puentes ideal con un futuro gobierno de Fernández & Fernández; de la Izquierda se debería esperar su aguda percepción para la distribución del esfuerzo eliminando las ficciones históricas que la retienen; el sindicalismo jujeño, de enorme trayectoria y alta experiencia, igual que los empresarios locales, podrían marcar el tono generador de exigencias y compromisos razonables; la Iglesia Católica y el resto de los credos, seguramente aportarían la cuota de serenidad y juicio imprescindible para cementar cualquier acuerdo. Otras veces Jujuy enfrentó crisis y se firmaron diferentes acuerdos que más allá de las fotos y la descomprensión momentánea, finalmente quedaron en el olvido con resultados parciales o nulos.

Pero si es verdad que las crisis son en realidad una oportunidad, quizás está vez, los jujeños, con un gobierno constituido y con su continuidad firme, y el resto de los actores sociales de buena voluntad, todos con el agua al cuello y dispuestos a sobrevivir solidariamente, podamos aprovechar el momento, postergando los personalismos inconducentes y las rencillas de segundo orden que consumen energías que se deberían aplicar en las prioridades.

Temas de la nota