Un bar con aire de los años 30º en las tablas del Mitre sirvió de escenario para la exitosa presentación del segundo disco de La Vilca Band que lleva el nombre de "Nostalgias y algo más". Cuatro músicos y varios invitados, con una puesta teatralizada hicieron el deleite del público que lo ovacionó y selló su apoyo al llevarse luego el disco al final del show.
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Un bar con aire de los años 30º en las tablas del Mitre sirvió de escenario para la exitosa presentación del segundo disco de La Vilca Band que lleva el nombre de "Nostalgias y algo más". Cuatro músicos y varios invitados, con una puesta teatralizada hicieron el deleite del público que lo ovacionó y selló su apoyo al llevarse luego el disco al final del show.
La recreación del bar permitió enlazar tema a tema en un hilo conductor que fue develando la propuesta musical basada en un tiempo entrañable, que conjugó el jazz, gyps jazzy y swing. Cada acorde fue dibujado por los integrantes de La Vilca Band, Ismael Jordá en guitarra, Tomás "Chito" Cazón en contrabajo, Fernando Rodríguez en armónica y Nicolás Cazón en guitarra y percusión.
El nexo con el público se fue tejiendo con cada nota, y con la ayuda de la teatralización que configuraba un antiguo bar al mando del cantinero encarnado por el actor Gabriel Guzmán, las historias musicales se sucedieron.
Poco a poco fueron sumando amigos, músicos y cantantes, y la banda hizo gala de su versatilidad logrando una gran complementación con las voces, en ritmos que contagiaban al público e invitaban al disfrute.
Fue el caso del reconocido Pucho González, quien invitado a una de las mesas del bar interpretó en inglés, una exquisita versión de "Over the rainbow", y un par de temas más en una interesante complementación para el disfrute.
También se sumó el baterista, Sebastián "Bacho" Auad; Walter Wainstein, quien llegó de Buenos Aires y entre varias intervenciones interpretó "Jericó"; luego el saxofonista jujeño, Alomías Lizárraga; y casi espontáneamente saltó del público otro músico invitado Juampi Villafañe para sumarse con lo suyo, y mencionaron a Francisco Limón de México quien participó en el disco.
Así, la magia de las canciones que transportaban a otros tiempos, quedaban plasmadas en pequeñas pantallas que el público no se privaba de utilizar para retener parte del espectáculo en imágenes, atesorándolas para volver a disfrutar. Se sucedían así "Swing 39", "Cuando Ríes", "Esperaré", "Dark Eyes", "Swing Gitan", "Limehouse blues", "Blue Drag", "When you’re smiling", y otros.
Y la interacción con el público se enfatizó más cuando una pareja fue invitada a subir al "bar" montado en el escenario y al tiempo que degustaban cervezas, de una de las marcas locales auspiciantes, disfrutaban como parte del espectáculo las interpretaciones.
Luego de muchas melodías llegó el final con un homenaje a Ricardo Vilca, a quien honraron también con su nombre, e interpretaron "El Último tren", que hizo estallar en aplausos. El disco fue bien recibido por el público que en el hall del Mitre fue muy requerido, al igual que el primero que lleva el mismo nombre del grupo.