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El eslabón solidario que forma potente cadena

Sabado, 11 de enero de 2020 01:04

La solidaridad se contagia, se transmite, se instala en nuestro corazón y, de forma circular, hace que nosotros se la traspasemos a otra persona. Nos invade y nos hace ver la vida desde otro lugar, con otra perspectiva y con una alegría única que solamente la tiene aquel que forma parte de ese extraordinario eslabón.

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La solidaridad se contagia, se transmite, se instala en nuestro corazón y, de forma circular, hace que nosotros se la traspasemos a otra persona. Nos invade y nos hace ver la vida desde otro lugar, con otra perspectiva y con una alegría única que solamente la tiene aquel que forma parte de ese extraordinario eslabón.

Este proceso que cambia mentes y crea sociedades armoniosas inicia en una persona que ya fue contagiada de antemano: en su casa por sus padres, en su grupo de amigos, o en otro lugar.

O quizás simplemente en su vida cotidiana se le presentó una situación imprevista que hizo despertar en él ese espíritu altruista que todos llevamos dentro, y cuando eso ocurrió se puso una camiseta que no se la sacará jamás.

Ya instalado esto en nuestro corazón, automáticamente, nos lleva a querer trasmitirle lo mismo que llegó a nosotros a otra persona que nos está esperando. Puede costar al principio e irá de a poco, pero una vez que ingresó a este mundo no va a querer salir y querrá hacer lo mismo con alguien de su entorno.

Y así se va formando una cadena, una potente cadena enlazada por eslabones solidarios irrompibles que le dan pelea a diario a cada problemática social que azota a los seres humanos, a los animales y al medio ambiente.

La única manera de poder llegar a más personas para agigantar aún más el alcance de esta cadena es mostrando como se vive siendo parte de ella. Tratar de revelar cada instante de los momentos que pasamos cuando abrimos el corazón para cobijar a alguien que nos necesita y nos pide ayuda. Reflejar estas vivencias hará que otro la mire y quiera también experimentarlas.

Gracias al imponente alcance que tienen las redes sociales y los medios de comunicación numerosas campañas solidarias llegaron a personas de todas partes que al verlas no dudaron en sumarse y desde ese momento se quedaron en este ambiente. Y así, se van agregando adeptos.

Por eso, para poder contagiar estas acciones a otra gente es muy necesario hacerlas visibles lo más que se pueda. Siempre y cuando sea ese el objetivo, sumar gente y no querer obtener réditos personales o por una cuestión de personalismo.

Pero claro está cuando eso sucede porque el hombre o la mujer que realmente lleva estas causas en el corazón son aquellas que de forma constante están trabajando en ello, son los que no aflojan cuando el viento sopla en contra poniéndole el pecho a la situación sea cual sea el lugar en el que se encuentre.

Porque vivir con esta perspectiva nos hace mejores personas al participar en una actividad solidaria con una fundación por ejemplo, también cuando caminamos por la calle o cuando nos juntamos con amigos a tomar unos mates en la plaza. Es aplicarlo en todo momento y en cada paso con todos aquellos errores que cualquier ser humano puede tener porque estar dentro del ambiente solidario no significa dejar de equivocarse.

A veces cuesta más porque hay gente que se resiste a eso, que habla desde la otra vereda que es la del egoísmo y los malos hábitos. Esta gente se puede burlar del que ayuda, y hasta los puede agredir porque les molesta ver que otros viven una vida con placeres que no son los que busca la mayoría de las personas, y me refiero a los que sólo buscan lo económico y se enceguecen.

Hay muchos otros placeres y satisfacciones que se encuentran en los vínculos familiares, por ejemplo o abriendo el corazón a quienes nos necesitan, también.

Y como siempre digo, en cada nota de opinión que escribo, que esto no se encuentra solamente siendo parte de alguna organización, fundación, asociación, etc. se encuentra en el día a día en la escuela, en el trabajo, cuando te juntas con amigos o cuando vas caminando por calle, cuando miramos para el costado, siempre se puede hacer algo.

Lo mínimo, lo pequeño, contribuye, suma y así te vas sintiendo parte de este eslabón de buenas personas que forma esa cadena de amor que necesita tanto nuestra sociedad para superar problemáticas.

 

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