24°
26 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

La crisis aprieta... ¿pero no ahorca?

Lunes, 20 de enero de 2020 01:04

La realidad estrecha los márgenes sobre el gobierno y el Gobernador Morales los empuja hacia los lados buscando recuperar espacio para maniobrar en los tiempos de crisis. La enorme deuda en dólares, créditos disponibles que se cayeron en las últimas horas, exigencias del nuevo gobierno nacional para conocer al detalle la situación financiera de Jujuy y la revisión atascada de las últimas cuentas de inversión, se suman a la creciente presión sindical, que ya avisó que se pondrán a la cabeza de los reclamos, antes que los reclamos se lleven puestas sus cabezas. La última gotita de ácido sobre la ardida piel del oficialismo fue la postergación de la visita del Presidente Alberto Fernández, que se esperaba hubiera llegado trayendo el presente de algún oxígeno económico, o al menos argumentos que alimentasen el relato de un "acercamiento" real. Quizá en Febrero se cumpla este protocolo político.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La realidad estrecha los márgenes sobre el gobierno y el Gobernador Morales los empuja hacia los lados buscando recuperar espacio para maniobrar en los tiempos de crisis. La enorme deuda en dólares, créditos disponibles que se cayeron en las últimas horas, exigencias del nuevo gobierno nacional para conocer al detalle la situación financiera de Jujuy y la revisión atascada de las últimas cuentas de inversión, se suman a la creciente presión sindical, que ya avisó que se pondrán a la cabeza de los reclamos, antes que los reclamos se lleven puestas sus cabezas. La última gotita de ácido sobre la ardida piel del oficialismo fue la postergación de la visita del Presidente Alberto Fernández, que se esperaba hubiera llegado trayendo el presente de algún oxígeno económico, o al menos argumentos que alimentasen el relato de un "acercamiento" real. Quizá en Febrero se cumpla este protocolo político.

Para distender, el ministro de Gobierno, interino de Trabajo y Empleo, inició diálogos con sindicalistas con pasos obvios: convocarlos por separado para licuar la potencia del frente intersindical, conversar primero con los más afines, y ganar tiempo para pensar y actuar. Oscar Agustín Perassi, peronista y sindicalista de origen, apeló a toda su experiencia con los tres poderosos compañeros más cercanos: Pedro Horacio Belizán de Luz y Fuerza, Luis Horacio Cabana de UPCN, ambos diputados provinciales del PJ, y Yolanda Canchi de ATSA. El diálogo no arrojó ni coincidencias ni soluciones. Los oídos sindicales escucharon que las arcas están secas, sin capacidad de financiación y que el gobierno nacional está duro. Todas "novedades viejas". El ministro a su vez, comprobó que la situación está anclada en el barro, y que de no aparecer respuestas, "en semanas más estaremos en la calle, hasta que se hagan cargo de ésto", le dijeron. Al resto del arco sindical, más distante, aún no lo invitó lamentó Susana Ustarez, jefa de APOC, porque sabe que apenas sentado a la mesa, deberá oír el repiqueteo sobre el perdido 50% del poder del salario, más una recomposición que le empate a la inflación, más los aumentos de $4.000 pesos decretados por Fernández. Y "temas menores" como restaurar la pirámide salarial y la carrera administrativa, ambas aplastadas al extremo. A nada podrá responder el "Gringo". Tiene otros líos: actúa como juez y parte del conflicto en dos carteras con objetivos encontrados. Más aún, desde Trabajo, donde todo el elenco se mantiene intacto y resistiendo, versiones afirman que Jorge Isaac Cabana Fusz sigue maniobrando desde su licencia dificultando la tarea del interino. Los sindicatos y los colectivos sociales que lo cuestionan aseguran que "ya tiene el boleto picado" pero no pueden entender las razones por las que el GM aún no metió el bisturí hasta el hueso en una situación que lo carga de traumas.

Al ministro de Hacienda y Finanzas Carlos Alberto Sadir, hoy no le pueden sacar ni un peso partido por la mitad. Y no es que no quiera resolver problemas, sino porque le quita el sueño pensar que los sueldos se llevan el 80% de la Coparticipación y el ratio de la deuda es del 87% de los ingresos, y que en economía no existe la magia. Así como la crisis acorrala a los más de 90 mil empleados públicos, otros actores de la comunidad languidecen sin explicaciones. El ministro de Salud Gustavo Alejandro Bouhid tampoco las tiene todas consigo. Los colegios del arte de curar, pusieron límites a su espera por las prolongadas demoras en los pagos del Instituto de Seguros de Jujuy. La obra social registra atrasos de varios meses, y los profesionales lanzaron su ultimátum: no cortarán servicios, por ahora. Es un gesto de buena voluntad aunque saben que deben esperar sin demasiadas esperanzas. Asumió un nuevo titular, José Manzur, mientras el anterior, Pablo Giachino, (cumpliendo el ritual radical de los enroques), recaló en el Banco de Desarrollo sin haber podido remontar la crisis de un ISJ desfinanciado. Insumos médicos y remedios (hay una crisis en los oncológicos), al tope de precios dolarizados figuran a la cabeza de los problemas. La última jugada de "El Bacha" apuesta a recuperar más de 400 millones de pesos que las obras sociales privadas, las compañías aseguradoras y las ART no le devuelven al sistema público por atenciones que realiza el sistema público. El ministro se apoyó en un grupo de empresas jujeñas para acometer ese recupero pero deben soportar el asedio operadores y voceros de los interesados en mantener tal como está el millonario saqueo a los dineros públicos. El Instituto de Vivienda y Urbanismo también está apretado por recortes y falta de fondos. Derivada de esa situación, la construcción ha mermado sensiblemente su actividad. El titular Gustavo Muro poniendo su salud al límite pelea día a día con una situación que no muestra posibilidades de mejorar por ahora. El resto de los ministerios, navega por veraniegas aguas de enero, relativamente tranquilas.

La Justicia en feria coincidiendo con los cuatro años de detención de Milagro Amalia Ángela Sala de Noro, emitió un fallo en la causa Pibes Villeros. Los jueces Laura Nilda Lamas González, José Manuel del Campo y Federico Francisco Otaola rechazaron más de veinte recursos y confirmaron la condena de 13 años de cárcel a la dirigente tupaquera por asociación ilícita y malversación de dineros públicos. Casación había hecho lo propio en Octubre. El GM, se apresuró a celebrar la "independencia del Poder Judicial" entregando títulos de propiedad a 300 dueños de viviendas en el corazón del barrio Tupac Amaru en Alto Comedero, y remarcó que esa causa pasó por 13 jueces jujeños. Sin embargo, no todo fue tristeza en la casa donde la señora Sala cumple su prisión domiciliaria. En la Justicia jujeña ahora queda la última instancia de apelación buscando que se acepte la "cuestión federal" y finalmente se despeja el camino que llega a la Suprema Corte de la Nación. Si a los últimos fallos de la Justicia Federal, ya sumisa al nuevo oficialismo como es habitual, se le suma la hoja de ruta que el mismísimo Alberto Fernández orientó con sutileza, argumentando que antes de atacar los supuestos delitos se deben revisar los errores de una instrucción, un juicio viciado y "una detención arbitraria" (una "prisión política" lo desafió y lo contradijo, su ministro Wado De Pedro), es posible que se obtenga -y rápidamente- una nulidad de lo actuado y la orden de bajar todo a fojas cero. Los supuestos, permiten imaginar que la jefa tupaquera podría estar más cerca de su libertad de lo que todos imaginan. Por primera vez, el itinerario legal le da más esperanzas que las movidas mediáticas que venían en picada, como la pobre convocatoria al Obelisco porteño, para exigir su liberación. La señora Sala lo sabe y ya adelantó que espera su libertad, sin arrepentirse de nada y concediendo apenas como templada autocrítica no haber dicho -todavía- todo lo que sabe.

La crisis aprieta. Sin piedad ni distinciones. Sólo permanece amortiguada por el húmedo clima jujeño entre encuentros culturales y festivales de verano. Y mientras ya asoma la inminencia de los insoslayables fastos carnavaleros. Pero hay dos fechas clave: el 2 de Febrero termina la Feria Judicial y el 2 de Marzo, deberían comenzar con las clases las actividades de un año normal. Ojalá que para entonces, el apretón de la crisis que ataca por todos, no se convierta en asfixia.

 

 

Temas de la nota