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"La mejor niñez del mundo la tuve en mi Calilegua querida"

El jujeño Jorge Lodi vive junto a su esposa Silvia y sus hijos Guillermina, Antonella y Máximo en Almendricos, España.
Domingo, 25 de octubre de 2020 01:01

Calilegua lo vio nacer, lo acogió de la forma más dulce que una ciudad puede contener a un niño. Una infancia plena y feliz le permitió a Jorge Lodi tener la seguridad suficiente, pese a su corta edad, para ver más allá del horizonte que tenía en frente. Es que la curiosidad por descubrir nuevos caminos siempre estuvo en él. Y no por casualidad, sino por la confianza que desde su niñez le dieron sus padres y abuelos. Fue así que con 13 años de edad dejó su pueblo amado y se mudó junto a su madre y abuelo a San Salvador de Jujuy, donde hizo parte de su bachillerato en el Seminario Menor de Río Blanco. Pero la estadía le duró poco, ya que a los 16 decidió irse a Rosario, Santa Fe, para visitar a otra parte de su familia y cursar parte del 4º año. Una vez cumplido con el objetivo se embarcó nuevamente a la ciudad de Palpalá, donde concluyó con sus estudios secundarios.

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Calilegua lo vio nacer, lo acogió de la forma más dulce que una ciudad puede contener a un niño. Una infancia plena y feliz le permitió a Jorge Lodi tener la seguridad suficiente, pese a su corta edad, para ver más allá del horizonte que tenía en frente. Es que la curiosidad por descubrir nuevos caminos siempre estuvo en él. Y no por casualidad, sino por la confianza que desde su niñez le dieron sus padres y abuelos. Fue así que con 13 años de edad dejó su pueblo amado y se mudó junto a su madre y abuelo a San Salvador de Jujuy, donde hizo parte de su bachillerato en el Seminario Menor de Río Blanco. Pero la estadía le duró poco, ya que a los 16 decidió irse a Rosario, Santa Fe, para visitar a otra parte de su familia y cursar parte del 4º año. Una vez cumplido con el objetivo se embarcó nuevamente a la ciudad de Palpalá, donde concluyó con sus estudios secundarios.

"Yo fui el niño más feliz en Calilegua. La mejor niñez del mundo la tuve en mi Calilegua querida", contó el jujeño de 48 años de edad, quién destacó que "por ser nuestros abuelos del "Viejo Continente" nos criamos con ese gusanito de cómo será aquello de estar más allá", inquietud que finalmente se concretó.

FELICIDAD / UN DIVERTIDO DÍA DE PASEO EN EL CAMPO.

Una vez terminada la secundaria se volvió a Rosario donde se instaló, estudió, conoció a Silvia su esposa y se reencontró con un tío que estaba de paso por la Argentina y que vivía hace años en España. Fue él quien le dio el empujón final cuando le hizo una propuesta laboral.

"Yo al principio estaba totalmente negado a dejar el país, pero empezó el tema del corralito, la inseguridad y como ya tenía a mis dos hijas, Antonella y Guillermina, abrí los ojos y no quería que mis hijas se criaran en una sociedad así. Entonces le dije a mi señora que probemos suerte: fui a la embajada italiana, saqué el pasaporte italiano y nos vinimos", contó el jujeño.

España los recibió muy bien, las niñas empezaron la escuela, luego llegó su tercer hijo Máximo, todo andaba sobre ruedas, "pero así también tuve idas y venidas a Argentina porque uno siempre añora al país donde nació", contó.

SIEMPRE JUNTOS / UN DÍA EN FAMILIA DISFRUTANDO DE LAS BONDADES DE LA NATURALEZA.

Otro capítulo que marcó la historia familiar se dio en 2012, cuando una crisis económica azotó España de manera tal que decidieron mudarse a Alemania para seguir haciéndole frente a la aventura constante que es esta vida, que con el tiempo los volvió a ubicar en la ciudad de Almendricos, España.

Así es la vida de este jujeño, de idas y vueltas, de cambios, nuevos aires y libertades que Jorge busca inculcar a sus hijos. "A mis hijos los crío con la misma libertad que me dieron a mí. Son seres del mundo y libres. Las límites y las banderas las pusimos los seres humanos", expresó, anhelando heredarles, al igual que lo hicieron con él, la confianza necesaria para que cada uno busque su camino sin miedos ni inseguridades, convencidos que "las peores piedras que encontramos en nuestro camino son las que nos ponemos nosotros mismos", reflexionó el jujeño que no dejó pasar la oportunidad de expresar cuánto le "gustaría volver algún día a Calilegua, pero soy conciente que el ciclo de la vida te va renovando.

AMOR / EL JUJEÑO Y SU ESPOSA SE CONOCIERON EN LA CIUDAD DE ROSARIO.

Extraño mucho a mi pueblo. Pero si algo aprendí en esta vida es pensar en hoy y no en mañana. Si me hubiera quedado en Argentina no podría estar pensando en Europa y ahora que estoy acá trato de no pensar tanto en Argentina, porque de otra manera sería una tortura", cerró.