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El recuerdo del gaucho Luis Cruz, baqueano de la selva

A 17 años de su partida, el gauchaje de las Yungas lo evocó enumerando algunas de sus acciones en San Francisco.
Martes, 10 de noviembre de 2020 01:00

El 8 de noviembre de 2003, un lamentable accidente, que se registró en las playas del río San Lorenzo, a su paso por Libertador General San Martín, se cobraba la vida de don Luis Cruz, gaucho pionero de San Francisco de Valle Grande, fundador del centro gaucho "José Hernández" y esclavo de la Virgen de la Candelaria de Aguas Blancas, paraje donde levantó su rancho y fue forjando su provenir junto a su esposa Marta Saracho y sus hijos.

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El 8 de noviembre de 2003, un lamentable accidente, que se registró en las playas del río San Lorenzo, a su paso por Libertador General San Martín, se cobraba la vida de don Luis Cruz, gaucho pionero de San Francisco de Valle Grande, fundador del centro gaucho "José Hernández" y esclavo de la Virgen de la Candelaria de Aguas Blancas, paraje donde levantó su rancho y fue forjando su provenir junto a su esposa Marta Saracho y sus hijos.

Hoy todo el gauchaje que reside en el corazón verde de la provincia recuerda al gaucho Luis Cruz, y cada espacio del paisaje jujeño trae al presente su estampa patriarcal, y muchos harán un alto en la jornada para recordarlo y rendirle un silencioso homenaje.

Don Luis Cruz fue el gaucho que supo, con tesón y espíritu solidario, trabajar duramente para que aquellos hijos de esta tierra, y por ende herederos de las mismas, pudieran comunicarse, abriendo caminos por lugares inhóspitos, posibilitando con el paso de los años acortar distancias, y que quienes habitan en otros puntos de la provincia, del país y del mundo, pudieran disfrutar del paradisíaco paisaje. Era el baqueano, el que estaba presto para trasladar las cargas con alimentos para los habitantes de los distintos parajes y a cientos de turistas que llegaban a conocer estos lares.

Había nacido el 21 de julio de 1933, en Santa Ana de Valle Grande, al poco tiempo perdió a su padre, por lo que su madre decidió afincarse en el distrito Alto Calilegua. En su infancia fue pastor de ovejas, pero su espíritu de progreso lo llevó a buscar otros horizontes, y fue con don Cruz Cuellar con quien aprendió las artes del gauchaje. Unió su vida con Marta Saracho, su eterna compañera, esposa, madre de sus hijos y silencioso testigo de todos sus sueños. Antes de su muerte, don Luis cumplió con uno de sus grandes anhelos: tener la imagen de la Virgen de la Candelaria, Patrona de la región, a quien veneraba junto a su esposa. Esa experiencia fue inolvidable y fue en su rancho de Aguas Blancas donde ambos fueron consagrados esclavos. Tenía muchos proyectos, uno de ellos era construir el santuario más alto de las yungas en honor a la Virgen de la Candelaria, pero la muerte se adelantó a sus sueños. Fue estando en la playa del río, con la mula que tanto quería.