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"Me animo a decir que soy una persona con suerte"

Juan Pablo Ibarra de 26 años de edad vive hace casi 2 años en Florianópolis, Brasil, junto a su novia María Augusta.
Domingo, 08 de noviembre de 2020 01:00

Agradecido con la vida por todo lo conseguido, las oportunidades brindadas, los caminos andados y por todos los que le falta recorrer, el jujeño Juan Pablo Ibarra se animó a decir que se considera "una persona con suerte".

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Agradecido con la vida por todo lo conseguido, las oportunidades brindadas, los caminos andados y por todos los que le falta recorrer, el jujeño Juan Pablo Ibarra se animó a decir que se considera "una persona con suerte".

Entusiasta y aventurero desde que terminó la secundaria no se quedó quieto. Se fue a estudiar a Córdoba donde se graduó de periodista y a un pasito de la licenciatura en Comunicación Social, todas las postulaciones a becas universitarias deportivas en el extranjero que hizo dieron sus frutos. Ese fue el comienzo de un nuevo capítulo en su vida.

La beca era para jugar soccer (fútbol) en la universidad Faulkner en Montgomery, Alabama. Aguerrido, preparó todas sus cosas y emprendió el viaje. Por las mañanas cursaba la carrera de Administración en Deportes y por las tardes entrenaba. Permanecía en contacto con destacados atletas y entrenadores, lo que le permitió hacerse de muchos buenos amigos, toda una experiencia a la que calificó como "increíble".

EN CALIFORNIA/ DE PASEO EN CASTELLO DI AMOROSA JUNTO A SU NOVIA MARÍA AUGUSTA. 

Transcurrido un año en Estados Unidos, llegaron las vacaciones y en un viaje de distensión que hizo a Miami junto a uno de sus amigos, además de haber tenido las experiencias más locas al haber trabajado en una heladería en plena temporada turística, ocurrió algo inesperado. Conoció a María Augusta, una brasileña que visitaba la ciudad y que ahora es su novia.

Pasó el tiempo, Juan Pablo se volvió a la Argentina debido a la constante suba del dólar, entre otras cosas, pero nunca interrumpió el contacto con la brasileña.

Como una buena excusa caída del cielo la Copa América 2019 se jugó en Brasil y el jujeño no dudó ni un instante en ir a ver a la Selección Nacional. Pero todos sabemos que lo que lo movilizaba realmente era a ir ver a María Augusta. Y así fue.

ENTRENAMIENTO/ EL JUJEÑO CON SU COMPAÑERO DE TANZANIA, BATEVYA MEDIATEUR. 

"Lo de María Augusta era una realidad, además me gusta eso de renovarse, viajar, conocer cosas nuevas y animarse a más. Y así me vine y hoy estoy acá con ella, trabajamos juntos. Ella es veterinaria y yo soy community manager, hago producción y edición, todo parte de lo que hago", contó Juan Pablo.

Pero el jujeño no sólo tuvo su paso por el fútbol en EEUU, también es periodista, locutor y actualmente se desempeña como modelo tanto para marcas brasileñas como jujeñas.

"Hice de todo en este tiempo mientras me iba acomodando. Lo tomé como un momento de transición. Estos últimos 5 años fueron bastante agitados, hablar inglés, aprender portugués, extrañar a la familia y hasta las cosas más simples como las milanesas de mi vieja. Es que tomar decisiones implica también dejar algunas cosas y es así pero con el tiempo uno va creciendo, madurando y adaptándose", dijo.

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Y agregó: "Con 26 años me animo a decir que me siento una persona suerte y lo digo bien feliz porque a la suerte la tenés que acompañar y sé que todavía tengo un montón por vivir. Siempre con buenas vibras y los buenos valores con los que me criaron", destacó al tiempo que agradeció el constante apoyo recibido de sus padres.

Por último, en unas palabras de aliento para aquellos jóvenes que dudan sobre si podrán o no alcanzar sus metas en la vida por considerarlas tal vez imposibles, desde su experiencia y teniendo en claro que todavía le falta mucho por aprender, dijo: "Se trata de jugar con las herramientas que cada uno tiene a su disposición para llegar lo más cerca posible de lo que se quiere. Hay una frase que me gusta que dice: ‘Hay que apuntar al cielo, si le errás quedás bien arriba igual’. Yo creo que es ese el camino y las cosas van a ir sucediendo", cerró.