Era mediodía y los compadres miraban el asado calculando cuánto faltará para que suenen los bronces y empiecen a moverse los cuerpos, se tomen los yemas de los dedos y las comadres invitadas sonrían en el baile de su Jueves, porque de eso se trata, de la alegría esperada. La cercanía del Carnaval se vive, por lo menos en Tilcara, con esa ansiedad que lo va engordando.
inicia sesión o regístrate.
Era mediodía y los compadres miraban el asado calculando cuánto faltará para que suenen los bronces y empiecen a moverse los cuerpos, se tomen los yemas de los dedos y las comadres invitadas sonrían en el baile de su Jueves, porque de eso se trata, de la alegría esperada. La cercanía del Carnaval se vive, por lo menos en Tilcara, con esa ansiedad que lo va engordando.
Ya llegará el Jueves de Comadres cuando ellas digan que son las más alegres, y acaso sea cierto, pero éste, que cayó en 13, recorrimos las calles desde mediodía sin ver nada, como si se fuera un cumpleaños al que no llegan los invitados. Parecía ser la tarde de un jueves cualquiera, digamos que de octubre o de marzo, pero como a las 15 ya pasamos donde los Compadres del Volante con sus parrillas, a la vera de la ruta.
Los remiseros posan para la foto y seguimos el camino, que aún es silencioso, cruzamos el puente y medio a lo lejos las trompetas anuncian algo. Son los Compadres de los Alegres de Malka que dejan el centro de la plaza, todos entalcados, enflorados, batiendo sus banderas, rumbo a su baile en el Tinglado Municipal, a cuya puerta hay vacunas y la sonrisa de la moza que la sirve.
Sobre la playa nos dicen que están los de Flor de Cortadera y, más allá, los de la Muni, pero el azar, nos acerca a tres copleros que llegan de Humahuaca y nos invitan. Traen sus cajas en bolsas de nylon como sombrero de chola. Por si llueve, dicen. Los acompañamos comparando lo que sucede aquí, lo que sucede en Humahuaca. Las fiestas tienen eso de sanamente competitivo.
Damos unos rodeos por las Viviendas, trepamos por Alto de Malka y vemos un mojón. Los copleros buscan el patio de una casa en el que sucederá el más tradicional de los carnavales, aunque aún no sea Carnaval, el de los parches y los versos, y nos quedamos donde ya chayan los Compadres de las 34 Viviendas, alegres que desde hace 9 años festejan bajo uno de esos paisajes envidiables, tanto que dan ganas de quedarse.
Uno a uno van pasando los padrinos por el mojón. Son cincuenta, nos dicen, y cada uno cumple con las promesas asumidas el año anterior. La cosa es lenta, alguien podría asegurar que hay cierto goce en la demora. Algún arqueólogo lo estudiará, y son una, dos horas en que se chaya, se sacan las promesas de las bolsas, se espera, hasta que la banda empieza a sonar cuando el sol ya vuelve los cerros de una belleza sin igual.
Los acompañamos un rato y vamos regresando por las calles de Tilcara, cruzándonos con sonrisas pícaras, con los sonidos de uno y de otro festejo, con la certeza de que pase lo que pase, suceda lo que suceda, ya va cabalgando en el horizonte aquel que los abuelos llamaban San Carnaval, que sólo resta el Jueves de Comadres y las Nueve Noches sin luna de los carnavales.
Sin corsos en capital
Por disposición municipal y mediante una reunión entre las diferentes áreas que conforman la organización de “Corsos Capitalinos 2020”, se dispuso suspender el desfile de las comparsas previstos para hoy y mañana en avenida General Savio; atentos al alerta meteorológico que anticipa fuertes lluvias durante la mañana y tarde del fin de semana.
En ese orden, la fecha reprogramada pasó para el primer fin de semana de marzo; mientras que se mantiene la fecha de los Corsos Capitalinos para el viernes 28 y sábado 29 en avenida Forestal de Alto Comedero. Se suspenden acciones en el anfiteatro de Las Lavanderas.