¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

20°
27 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

El lugar del hombre en la lucha contra el machismo

Sabado, 07 de marzo de 2020 01:03

Mañana se conmemora el Día Internacional de la Mujer, conmemoración que lamentablemente está empañada en sangre porque es increíble la cantidad de femicidios que ocurrieron en el país en estos primeros tres meses del 2020.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Mañana se conmemora el Día Internacional de la Mujer, conmemoración que lamentablemente está empañada en sangre porque es increíble la cantidad de femicidios que ocurrieron en el país en estos primeros tres meses del 2020.

Más de 60 mujeres fueron asesinadas en lo que va del año por su pareja o expareja, y al menos 88 niños y niñas se quedaron sin sus madres como consecuencia de esto. Terrible y preocupante.

La punta del iceberg, lo más alarmante, son los femicidios, pero detrás de esta atrocidad hay muchas otras que también preocupan mucho. Hubo progresos en materia de derechos de la mujer que han ido avanzando pero no sofocan a esta problemática que no para de crecer y no da respiro. Ante tan terrible escenario es vital la lucha del feminismo, de las mujeres que cada vez pisan más fuerte y se unen en un abrazo contenedor cuando hay una víctima de violencia de género.

Algunas personas confunden esta lucha y no la entienden. Para entenderla, lo primero que hay que visibilizar es que vivimos en una sociedad machista cargada de privilegios para nosotros, los hombres. Privilegios que vienen de antaño, que muestran una desigualdad histórica entre hombres y mujeres que hasta el día de hoy persiste, por eso es la lucha, por más igualdad y justicia.

No puedo hablar sobre el rol de la mujer ante esta situación porque nunca podría entender lo que ellas padecen cuando son acosadas en la calle o en el trabajo, cuando se ponen en pareja y automáticamente tienen que ligar sus tareas a lo doméstico, a la crianza de los hijos y a lo privado, cuando son maltratadas a la hora de parir, cuando son abusadas sexualmente o golpeadas salvajemente por su pareja. Nunca lo podría entender, por eso, quiero hablar de los hombres, del lugar que nosotros debemos ocupar en esta lucha.

Lo primero que hay que entender, como dije arriba, es que existe una desigualdad entre ellas y nosotros. Partiendo de ahí, es bueno asimilar que todos fuimos criados en una sociedad machista y por ende todos tenemos incorporados esas conductas en nuestro día a día porque antes la violencia de género, en todas sus expresiones, era algo que estaba naturalizado pero ya no.

Por eso tenemos que tomar cartas en el asunto y cambiar esas actitudes. Es un proceso lento que llevará años pero se empieza con pequeños actos e ir corrigiendo estas conductas, primero las violentas y luego las pasivas en el sentido de no hacer nada o ser cómplices ante la actitud violenta de otro hombre. Claro está que lo más grave son los golpes, los femicidios, las violaciones y el acoso, creo que todos ya sabemos que existen condenas a los que cometen esas atrocidades.

Pero muchos aún no se dan cuenta que hay otras actitudes que también son malas y que se deben tener en cuenta como ser la burla y otros sometimientos que existen hacia la mujer. Abrir los ojos y hacer algo al respecto sin invadir el protagonismo que es de ellas significa brindar nuestro aporte a la construcción de una sociedad más justa, más empática y más igualitaria donde prime el amor. Ellas están sufriendo y esto le puede pasar a cualquiera, puede ser nuestras amigas, conocidas, nuestra mamá, nuestra novia, nuestras tías, abuelas, compañeras, hijas, etc, las que padecen este flagelo.

Por sus derechos

Las mujeres no están luchando para extinguir al hombre, luchan por sus derechos. Está bueno acompañarlas, demostrarles que no todos somos violentos y que son ellas las protagonistas. También está bueno respetar a las personas que tienen una orientación sexual diferente a la asignada al nacer, ellas también nos necesitan.

Una sociedad sin machismo es posible y el cambio empieza por uno mismo, en la vida cotidiana, en romper esos conceptos y estereotipos que nos enseñaron de chicos pero que ya no van porque están cargados de odio y maldad.

 

Temas de la nota