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"Jujuy querido sálvate, quédate en casa"

El sampedreño que vive en Buenos Aires, "Juanjo Maldonado, espera a su primer hijo entre la preocupación y esperanza"
Miércoles, 01 de abril de 2020 01:04

Esta es otra de esas "historias calladas" que nos deben movilizar al sentimiento comunitario, a repensar nuestras actitudes en esta situación nueva que nos toca vivir como familia mundial. Quizá para muchos sea sólo un número más en medio de tantas cifras que se manejan, pero para la familia de "Juanjo", como le dicen sus afectos, es todo un sentimiento por el que desde Jujuy, se reza cada día. Nacido en ese verde solar de cañaverales que es San Pedro y en una familia humilde pero muy trabajadora, recibió la semilla fecunda de los valores que hoy lo tienen como profesional de la salud, allí, en el frente de batalla en Buenos Aires, labor a la que se entrega con afán cada día.

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Esta es otra de esas "historias calladas" que nos deben movilizar al sentimiento comunitario, a repensar nuestras actitudes en esta situación nueva que nos toca vivir como familia mundial. Quizá para muchos sea sólo un número más en medio de tantas cifras que se manejan, pero para la familia de "Juanjo", como le dicen sus afectos, es todo un sentimiento por el que desde Jujuy, se reza cada día. Nacido en ese verde solar de cañaverales que es San Pedro y en una familia humilde pero muy trabajadora, recibió la semilla fecunda de los valores que hoy lo tienen como profesional de la salud, allí, en el frente de batalla en Buenos Aires, labor a la que se entrega con afán cada día.

Juan José Maldonado, como tantos corazones anónimos, en este momento nos revela sus sentimientos: "Pienso cada día en mi amado San Pedro de Jujuy en donde Dios me regaló la posibilidad de nacer en el seno de una familia humilde, sin grandes comodidades materiales, pero sí, con lo necesario para vivir, y crecer en conocimiento, sabiduría, aprendiendo a valorar la vida en sus distintas y pequeñas cosas", comenzó su relato en el que describió con profundo sentimiento desde aquellas ansias de salir y proyectar su vida detrás de una profesión que le permitiera servir a los demás, deseo que lo llevó a dejar su pueblo natal y establecerse en Buenos Aires.

"Nada fue fácil aquí, a veces sin más que compañía que la de Dios, quien me abrió los caminos, y desde siempre me cuida, me fortalece y concede lo necesario para una vida digna, fui aprendiendo a valorar todo aquello que se logra con esfuerzo propio", confesó. Tras años de estudio y sacrificios, hoy es licenciado en Enfermería, felizmente casado con Nadia Andreucci y esperan a su primer hijo. "Fue hermoso saberme bendecido por Dios, con esta alegría de esperar a mi hijo y sumado a esto, la feliz sorpresa de saber que desde San Pedro de Jujuy, llegó mi padre Juan Cancio Maldonado, para estar presente en el nacimiento de su nieto".

Pero esta instancia de gran felicidad, ocurrió días previos a toda esta situación por la que atraviesa el mundo y que llegó hasta nuestro país. "Nada hacía prever que podríamos llegar a vivir esto, y ahora como profesional de la salud, con mi esposa embarazada y con mi padre, a quien también debo cuidar por su edad, se potencia aún más mi preocupación", expresó.

Con la fe de cada día

Juan José explicó que su tarea en el centro de salud donde se desempeña, es la atención de pacientes en internación general, lo que no quita que pueda atender a un paciente infectado. "Hay colegas que están enfermando, algunos internados y otros puestos en cuarentena y eso significa que hay un personal esencial menos, por lo que todo se hace más difícil ya que debemos cubrir esas situaciones", dijo.

Este camino que se hace a cada paso, donde cada día es una sensación nueva y de incertidumbre, debe movilizarnos hacia la responsabilidad como ciudadanos. "Llegar a casa cada día, abrazar a mi esposa y nuestro niño en el vientre, y a mi padre, es un acto de profunda fe y esperanza; y me entristece ver cómo hay gente que no valora su vida, ni la de los que ama, ni la de los demás".

En este sentido, Juan José Maldonado exhortó a su amado pueblo jujeño y sampedreño, en un llamado muy conmovedor: "La única manera de detener la propagación es cortando el contacto cercano directo, por eso es necesario aislarse. Cuando uno se aísla y no tiene contacto con la sociedad, está dejando un lugar vacío que el virus no puede transitar, porque no puede contagiar en espacios de distancia larga, por eso lo mínimo es metro y medio, pero si se puede estar más lejos uno de otro es mucho mejor", sostuvo, manifestando en su testimonio la desolación que le representa al observar que la gente hasta para comprar una galleta se agolpa, propiciando el terreno nefasto para el contagio y la proliferación de esta enfermedad.

"Temo por la conducta de aquellos que no creen que hay un virus nuevo causando tanto daño, me duele ver a muchos que creen que esto es un juego y piensan que no nos puede afectar evidenciando conductas hasta infantiles, de la tan conocida picardía y que en medio de una cuarentena establecida para frenar esta pandemia, salen a pasear en bicicleta, a correr en la plaza o a pasear al perro, o salen de visita a un familiar o juntarse con el vecino que medianera o alambre tejido de por medio hasta toman mate", dijo tras indicar que como argentinos, como jujeños, debemos unir esfuerzos para que todo esto termine pronto y poder retomar una vida normal.

Finalmente, y con el corazón de alguien que está allí, donde otros no pueden estar, exponiéndose a sí mismo y a su familia por el hecho de "servir" en estos tiempos tan duros, al igual que los incontables trabajadores de la salud de nuestra Patria y del mundo, hizo el llamado que debe ser tenido en cuenta, que debe ser escuchado y grabado en todos y cada uno: "Jujuy querido quédate en tu casa. Por favor sálvate y salva a la gente que te ama. A mi San Pedro de Jujuy también le pido: quédate en casa", clama, cada vez que con el abrazo y la fe más grande del mundo en Dios, saluda a su familia para ir a su trabajo, a encontrarse con lo desconocido, por amor a su profesión. Es sin dudas, otra de estas historias calladas, la de los tantos y anónimos héroes que se juegan en esta guerra que no tiene cuartel. En la persona de Juanjo, la eterna gratitud a todos los valerosos trabajadores de la salud de nuestra Argentina.