La última vez que charlamos fue a principios de este año, cuando organizaba un recital en el anfiteatro Las Lavanderas, levantando la bandera de "Por más mujeres músicas en los escenarios", y en ese momento su entusiasmo estaba en lo más alto. Nahuel Bogado, un artista de varios perfiles, que siempre la peleó para encontrarse en un camino definido, proponiéndose ideales y venciendo sus propias debilidades, encontró la muerte este sábado de la manera más cruel y trágica. Sufrió un accidente de tránsito, cuando iba en su moto y fue embestido.
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La última vez que charlamos fue a principios de este año, cuando organizaba un recital en el anfiteatro Las Lavanderas, levantando la bandera de "Por más mujeres músicas en los escenarios", y en ese momento su entusiasmo estaba en lo más alto. Nahuel Bogado, un artista de varios perfiles, que siempre la peleó para encontrarse en un camino definido, proponiéndose ideales y venciendo sus propias debilidades, encontró la muerte este sábado de la manera más cruel y trágica. Sufrió un accidente de tránsito, cuando iba en su moto y fue embestido.
Con el dato terrible de que cuando la policía lo encontró no se sabía su identidad, y la comunidad artística y musical, sobre todo, tuvo un segundo mal momento promediando la jornada cuando se supo que se trataba del joven Nahuel (el primero había sido la noticia del fallecimiento del maestro Felipe Amante).
Nahuel es hijo de Tony Bogado, destacado bailarín y director de su ballet de danzas folclóricas, fallecido años antes; y de Delicia Albarracín, también bailarina, quien supo acompañar a su marido en aquellos tiempos llevando el nombre de Jujuy a diferentes lugares a través de la danza. Delicia también falleció en septiembre del año pasado en un accidente de tránsito.
De esa unión nació Nahuel, quien obviamente también bailaba, quien en su adolescencia fue alumno de Edmundo Asfora en teatro y participó de algunas de sus obras.
En algún momento decidió que su vida continuaría por el lado de la música, y guitarra en mano pasó por varios momentos, los de bohemia, los de escenarios y los de los espacios privados, los de rebeldía y los de darse la mano con sus pares. Su personalidad era la de la sonrisa constante, a pesar de todo.
Ese concierto del que hablaba al principio de esta nota, lo hacía junto al músico Javier Soria, convocando a varios artistas entre los que predominaban las mujeres, porque ambos estaban procurando la deconstrucción necesaria para apoyar al género femenino, y en sus palabras se notaba la intención de recrear, aportar y estar presentes en esta lucha por la igualdad laboral en la música.
Sin dudas, Nahuel fue de los artistas que quedan registrados en las retinas (algunos dicen que por sus llamativos sombreros), en las charlas, y en las locuras. Sus compañeros de arte de diferentes generaciones lo despidieron con mucha tristeza en las redes, durante todo el fin de semana.
Tenía apenas 36 años, y estaba a punto de editar un disco. Muchos proyectos y muchos caminos seguramente le quedaron pendientes.