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La vida continúa: Hablemos de óperas

Lunes, 20 de julio de 2020 01:01

Tras los nuevos acontecimientos y la realidad dominada por un virus que se aprovecha de la negligencia y del descuido para propagarse por doquier, necesitamos más que nada cuidarnos y cuidar así a los que más queremos pero también a los que no conocemos y con quien entramos en un contacto hasta casual de compra en el mercado.

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Tras los nuevos acontecimientos y la realidad dominada por un virus que se aprovecha de la negligencia y del descuido para propagarse por doquier, necesitamos más que nada cuidarnos y cuidar así a los que más queremos pero también a los que no conocemos y con quien entramos en un contacto hasta casual de compra en el mercado.

Si bien la higiene ha siempre sido obligatoria en nuestros hogares, nuestros padres siempre nos decían que lavarnos las manos antes de comer es la regla. Pues en tiempos del coronavirus tenemos que exagerar un poco eso de lavarnos las manos porque no sabemos si el virus está en algún metal, madera o terciopelo que una persona haya rozado. Y no estamos hablando del teatro, donde las maderas, los metales (así se llama a ciertos instrumentos) y el terciopelo de los asientos o las cortinas son tan característicos.

Ahora el escenario de la vida real es mucho más duro que una película de ciencia ficción o una ópera italiana.

Muchas tienen finales tristes, donde la heroína muere en el último acto por alguna enfermedad incurable.

Haciendo un paso fugaz por algunas de ellas, hablaremos de una ópera cuyos dúos o arias seguramente todo lector conoce, el lector erudito, el melómano o el curioso, también el lector joven. Se trata de "La Traviata", historia que no trata la vida de una galleta sino la de una cortesana enamorada. Precisamente, el famoso dúo con coro "Brindis" de la Traviata, un melodioso vals, es el que el lector conoce y hasta habrá tarareado por lo pegajosa que es tal melodía.

Violeta, la heroína de esta ópera, luego de haber hecho un sacrificio de amor por Alfredo, un hombre que la ama con locura y al cual ella también ama, se separa de él y vuelve a su forma de vida licenciosa hasta volver a ver a su amado, pero ya en su lecho de muerte. Allí cantan otro famoso dúo "Parigi, o cara, noi lasceremo" (Nos iremos de París, amada mía). Pero es más una promesa falsa, pues Violeta muere por la tuberculosis a las horas.

Verdi, el compositor de "La Traviata" y muchas otras óperas, es el compositor italiano más conocido por la gran mayoría. Sus melodías son de un fuerte dramatismo, muy italiano.

Otro compositor que también tuvo muy en cuenta la moda de la época, en el que mucha gente perecía con tuberculosis, fue Puccini.

Puccini es caro a Jujuy porque se dice que su hermano vino a la Argentina y se afincó en Jujuy, donde daba clases de música.

Sin embargo, su hermano logró fama internacional por las melodiosas arias de sus óperas y por lo cinematográfico de sus composiciones.

Una ópera de las más representadas en los teatros de Europa pero quizás menos conocida que "La Traviata" por nuestro lector es "La Bohéme".

Al igual que la ópera de Verdi arriba mencionada, "La Bohéme" transcurre en París, donde los artistas, bohemios y sonadores se reunían para compartir su día a día. Así, surge el amor entre los dos héroes.

Rodolfo es poeta y Mimí es costurera. Ambos cantan dos arias de batalla, muy solicitadas en los concursos de canto y que son: "Che gelida manina" ("Qué mano tan fría") con las que los tenores se lucen cantando al final el famoso do de pecho, la nota más aguda en las óperas italianas después de Verdi y que requiere mucho cuerpo en la voz; pero la soprano también tiene su aria, por cierto muy dulce y que si es cantada por una voz de suave redondez, nos puede conmover hasta las lágrimas: es el caso de "Sí, mi chiamano Mimí" ("Sí, me llaman Mimí", aunque su nombre es Lucía). Mimí muere también por tuberculosis.

Claro que por otro lado tenemos también óperas cómicas, más propias del período clásico. Compositores como Gluck, Haydn o Mozart han compuesto óperas con final feliz, para deleite del público melómano de Viena.

Recordemos las óperas famosas de Mozart como "Las bodas de Fígaro", "Cosí fan tutte" (Así hacen todas) y "Don Giovanni". Con un final de justicia muy dramático, pero menos que los compositores italianos recientes.

Quizás el público vienés prefería irse contento a casa, luego de sufrir con algunos devaneos de la soprano, como Euridice que muere pero por un permiso de los dioses se reencuentra con su amado Orfeo, en "Orfeo y Euridice" de Gluck.

Lector: ¿te gusta la ópera? Y si no, ¿te animas a escuchar desde tu salón una en youtube o spotify?

 

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