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Estudió en la cárcel y ahora edifica un barrio de la Villa 31

Víctor Castillo se recibió de abogado y creó una cooperativa para dar trabajo a jóvenes en estado de vulnerabilidad.Pasó su infancia en Reyes y a los 12 años se fue a Buenos Aires. Tras el fallecimiento de su madre su vida cambió.
Miércoles, 19 de agosto de 2020 01:00

Víctor Castillo nació en Jujuy y siendo un niño, por cuestiones laborales de su madre, debió partir a Buenos Aires, se erradicó en la Villa 31 y ahí trabaja actualmente, tras crear una cooperativa. Realiza obras de infraestructura haciendo foco en la salida laboral de los jóvenes y ejerciendo la profesión de abogado, título que obtuvo tras haber estudiado durante cuatro años en la cárcel de Devoto donde estuvo preso.

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Víctor Castillo nació en Jujuy y siendo un niño, por cuestiones laborales de su madre, debió partir a Buenos Aires, se erradicó en la Villa 31 y ahí trabaja actualmente, tras crear una cooperativa. Realiza obras de infraestructura haciendo foco en la salida laboral de los jóvenes y ejerciendo la profesión de abogado, título que obtuvo tras haber estudiado durante cuatro años en la cárcel de Devoto donde estuvo preso.

Es oriundo de la localidad de Reyes, estudió en la Escuela Rural Nº 302 de Guerrero y durante su infancia trabajó ayudando a su madre en el campo cosechando tabaco. Su familia provenía de Humahuaca y tenía 11 hermanos, "nunca estuvimos en un lugar estable, viajamos a Mendoza, a Tucumán, mi madre era trabajadora golondrina. Me quedé de chiquito sin mi papá y andaba detrás de mi madre, sufrimos muchas carencias", mencionó, en diálogo con El Tribuno de Jujuy.

A los 12 años se trasladó en tren a Buenos Aires y tres años después sufrió el fallecimiento de su madre, que era su sostén. Allá se encontró con otra realidad, de un ambiente pacífico rodeado de campo, pastizales y cerros, a la vorágine de la ciudad, donde las preocupaciones fueron otras.

Desde los 15 años enfrentó su peor momento y empezó a juntarse con personas que lo inclinaron hacia los malos hábitos, "lamentablemente acá nos juntamos con otra clase de pibes y caímos en el tema del delito. Hasta que caí detenido y mis hermanos también. Esto se sufre por todos los cambios que hubo en nuestras vidas", comentó.

Estuvo cuatro años detenido pero no los desaprovechó y en la cárcel de Devoto inició la carrera de derecho, "la única manera de salir de todo esto es el estudio, no hay otro camino. Al salir me quedaban seis materias que las tuve que hacer en la Facultad de Derecho de la UBA donde terminé y me recibí de abogado", afirmó.

Asimismo, indicó que "gracias a eso abrí otras puertas para mi vida, junto a otras personas creamos una cooperativa donde conseguimos trabajo para nosotros y también para otros compañeros que estaban atravesando duras condiciones sociales. Éramos en su mayoría personas que estuvimos detenidas".

Estudiar en la cárcel

En ese sentido Castillo manifestó que "la única paz que había en la cárcel era cuando estudiaba, mi escape fue ese, estudiar. Yo quería saber cuáles eran mis derechos y le encontré el gustito. En los pabellones es muy jodido, éramos dos los que estudiábamos y ayudábamos a otros presos haciéndoles notas que ellos nos solicitaban y también los asesoraba", agregó.

Una vida muy dura

Desde que perdió a su madre todo cambió en su vida y tuvo que afrontar sus problemas pero a través del estudio encontró una salida que logró contagiarles a sus hermanos para que salgan adelante.

“Con la cooperativa pudimos contener a varios pibes del barrio”

Víctor Castillo aseguró que trabajó en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pero lo echaron por haber estado detenido en el pasado. Al respecto sostuvo que “desde ahí empezó mi tarea activa en el barrio, para que los jóvenes que iban a buscar un trabajo afuera que se lo negaban por su condición de haber estado presos, puedan tener una fuente laboral. A mí me pasaba eso y también por ser de la villa te juzgan. Por eso decidimos crear la cooperativa que nos salvó y pudimos contener a muchos pibes de nuestro barrio”.

ABOGADO / ESTUDIÓ EN LA CÁRCEL DE DEVOTO Y AL SALIR SE RECIBIÓ.

A través de la cooperativa se movilizaron para participar en los trabajos de urbanización que se realizaron en su barrio dentro de la Villa 31. “Logramos construir nuestro barrio porque trabajamos en eso desde el 2010. Desde ahí el barrio se transformó, antes se pisaba barro, ahora no, hay cosas que faltan pero vamos hacia eso. Hicimos cloacas también, además de cooperativista, soy delegado de manzana y consejero de un barrio dentro de la Villa 31”, señaló. Peleó por el cumplimiento de la Ley de Urbanización participando activamente de la conformación de esta legislación, y aún continúa trabajando para que la misma se haga efectiva en su totalidad y se cumpla en el territorio en el que vive. Al respecto mencionó que “urbanizar el barrio es un sueño para todos los que vivimos en esta condición y es la única manera de poder crecer, va de la mano de lo que es la seguridad porque una persona que tiene su casa, su calle mejor tiene más ánimos para progresar. Mucha gente empezó a mejorar su casa”.