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"No podría seguir vivo si no fuera por el trasplante"

A Gustavo Juárez se le desataron síntomas que lo llevaron a cirrosis y trasplante de hígado. Volvió a la actividad física.
Miércoles, 09 de septiembre de 2020 01:01

Un diagnóstico erróneo en la niñez volvió a impactar a Gustavo Juárez en sus 30. La sucesión de síntomas se agravó en meses perdiendo el sentido por el líquido acumulado, con internaciones reiteradas hasta que derivado a Buenos Aires finalmente fue trasplantado de hígado en 2012. La cirugía le cambió la vida, siguió ejerciendo como profesor de Educación Física y se sumó a las Olimpíadas de trasplantados. Nunca perdió el ánimo por su fe.

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Un diagnóstico erróneo en la niñez volvió a impactar a Gustavo Juárez en sus 30. La sucesión de síntomas se agravó en meses perdiendo el sentido por el líquido acumulado, con internaciones reiteradas hasta que derivado a Buenos Aires finalmente fue trasplantado de hígado en 2012. La cirugía le cambió la vida, siguió ejerciendo como profesor de Educación Física y se sumó a las Olimpíadas de trasplantados. Nunca perdió el ánimo por su fe.

A los tres años había tenido una larga estadía en el Hospital de Niños con el diagnóstico de Hepatitis B, cuya internación le significó contagiarse de varicela y otras enfermedades por las bajas defensas. Ese primer episodio había quedado en el recuerdo porque luego desarrolló su vida normalmente hasta la adultez.

Era 2006, ya recibido de profesor de Educación Física y mientras hacía un curso sintió un dolor en la parte derecha del abdomen, y en el hospital se pensó que era algo sencillo. Luego comenzó a consultar y realizarse estudios, y con una ecografía abdominal descubrieron que tenía el bazo aumentado de tamaño, y el hígado disminuido.

Un especialista lo analizó y descubrió que en la niñez nunca había tenido Hepatitis B porque carecía de esos anticuerpos y ningún síntoma de enfermedad hepática. Entonces fue derivado a la Fundación Favaloro en Buenos Aires, y le dijeron que era una cirrosis biliar.

En marzo del 2012 empezó a sentir todos los síntomas de la enfermedad hepática, desde ponerse amarillo hasta hinchazón con mucha retención de líquidos. Siendo una persona delgada tuvo un incremento de peso por el líquido que se acumulaba en el abdomen y tobillos.

"Yo tenía encefalopatía, todo el líquido acumulado subía al cerebro y hacía que pierda el sentido me perdía, no podía hablar", relató Juárez. Comenzaron a hacerle estudios a diario y salían mal por lo que se hizo urgente el trasplante.

Lo derivaron a Buenos Aires y debido a que la obra social no le autorizó el vuelo sanitario tuvo que salir del alta y tomar uno comercial directo al Policlínico del Docente y de allí lo derivaron al hospital Alemán hasta que lo estabilizaron.

"Estaba primero en la lista de espera por mi grupo sanguíneo A positivo y en cuatro o cinco días consiguieron un órgano y el equipo de trasplante del hospital Alemán tuvo que viajar a Formosa donde había un donante cadavérico", recordó. Esa misma noche fue trasplantado luego de 8 horas de cirugía.

Fue el 3 de julio del 2012 una fecha que no olvidará. "Si no fuera por el trasplante yo no podría haber seguido viviendo", afirmó.

EL PROFESOR COMPITIENDO

También le cambió la calidad de vida ya que en el último tiempo la hinchazón no sólo le quitaba la lucidez sino que la medicación de diuréticos muy fuertes le generaba unos terribles calambres por la noche.

Una de las cosas más difíciles de esa etapa fue que no podía ver a su familia, su hijo de 9 años ni su nena de un poco más de un año a quiénes veía sólo por videos que su esposa le hacía.

El trasplante le devolvió la vida y aunque debe tener muchos cuidados pudo desempeñarse normalmente como profesor de Educación Física e incluso competir.

"Hago vida normal siempre jugar fútbol y aunque no es recomendable para trasplantados por algún golpe que podamos tener juego y hago atletismo", confesó.

Si bien solía ir a control cada seis meses por la pandemia no pudo ir al que le correspondía en mayo con lo cual la última visita fue en noviembre del 2019.

Suele tener contacto con los médicos pero Juárez como otros trasplantados no pudo acceder a un dosaje para determinar la cantidad de medicación inmunosupresora debido a que son estudios que no se hacen en Jujuy.

"En los peores momentos me hacían análisis a diario y no salí y cada vez venían peores pero yo creo mucho en Dios, nunca tuve miedo y creo que tampoco estuve mal anímicamente, nunca se me cruzó por la cabeza que no iba a seguir viviendo", afirmó finalmente asegurando que fue fuerte al igual que su familia.

Es clave prevenir para evitar requerir un trasplante

A fines de julio promovieron acciones para generar conciencia acerca de la importancia de la prevención y detección, precoz y efectiva, de Hepatitis Virales ya que el 28 de julio fue su día mundial . Actualmente, más de 500.000 personas en Argentina viven con hepatitis B y C y sólo un 30 % está diagnosticada. “Esto genera dos problemas graves, el primero es el riesgo de contagiar a otras personas y el segundo es la posibilidad de que esta hepatitis evolucione con daño crónico del hígado”, explica Luis Colombato, médico del staff de Hepatología del hospital Británico, que está posicionado como centro de referencia en trasplante hepático a nivel nacional.

Desde la Unidad de Trasplante Hepático, su jefe el doctor Federico Villamil explicó que “el trasplante está indicado en pacientes con enfermedades hepáticas avanzadas e irreversibles, para las que no se dispone de ningún tratamiento alternativo. El 80 % de los trasplantes se realizan en personas con cirrosis hepática que es la etapa final de diversas enfermedades crónicas (como las hepatitis B o C, entre otras) luego de años o décadas de evolución. La indicación del 20% restante de los trasplantes es la hepatitis fulminante que se caracteriza por la destrucción acelerada y masiva del tejido hepático y se asocia a un muy elevado riesgo de muerte”.

Por ello, desde el hospital Británico, sostienen que es primordial la detección precoz para evitar complicaciones. “En la Sección de Hepatología, dependiente del Servicio de Gastroenterología, hemos identificado una baja importante en la consulta médica, resultante del aislamiento social y del miedo al contagio de coronavirus. En el hospital Británico implementamos todas las medidas de seguridad necesarias para atender en Zonas de Atención Verdes, de bajo riesgo Covid, y también a través de teleconsulta, para que los pacientes puedan acceder a un especialista de forma presencial o virtual”, explicó el doctor Luis Colombato. 

Existen diferentes tipos de hepatitis y maneras de contraerlas. La hepatitis A es una enfermedad aguda, esencialmente benigna, que se cura sola en la gran mayoría de los casos. De todas maneras, la tasa de hepatitis A fulminante disminuyó notablemente desde que se incorporó al calendario la vacuna en el primer año de vida. La B y la C requieren muchos cuidados.