Jairo el prestigioso músico argentino oriundo de Cruz del Eje, en el noroeste cordobés, tuvo el viernes pasado una brillante presentación en nuestra ciudad. El maravilloso recital se realizó en el Centro Cultural "Martín Fierro" del barrio Los Perales y los seguidores jujeños del artista, con aforo y todo, colmaron la sala local y disfrutaron de un espectáculo auténtico, franco y sin fisuras con el que el artista celebró 50 años de música.
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Jairo el prestigioso músico argentino oriundo de Cruz del Eje, en el noroeste cordobés, tuvo el viernes pasado una brillante presentación en nuestra ciudad. El maravilloso recital se realizó en el Centro Cultural "Martín Fierro" del barrio Los Perales y los seguidores jujeños del artista, con aforo y todo, colmaron la sala local y disfrutaron de un espectáculo auténtico, franco y sin fisuras con el que el artista celebró 50 años de música.
De esta manera la concurrencia, entusiasta y feliz de ver a Jairo sobre un escenario capitalino, tuvo ocasión de acompañar con sus palmas y vítores a quien sin duda es una de las mejores voces del país, un peso pesado de nuestra canción popular y Mario González (tal es su nombre real) se abrazó gustoso con su gente durante una reunión realmente inolvidable.
El concierto comenzó puntualmente a las 21.30 con el tema "Los poetas no se rinden jamás" que provocó la atenta escucha de una platea ávida y silenciosa que con el correr de los minutos sería testigo de un show superlativo durante el cual Jairo con su voz intacta, cristalina y potente, demostró talento incólume recorriendo se repertorio con gran calidad interpretativa.
La secuencia prosiguió con "Me basta con saber" y continuó con el hermoso clásico "Duerme Negrito". Luego Jairo encadenó "Libertad" que se basa en un célebre poema del francés Paul Éluard, "Caballo loco" y "Carpintería José", una seguidilla que se ganó un cálido aplauso de una audiencia que ya estaba viendo colmadas todas sus expectativas. Después cantó exquisitamente "Los enamorados" y "Zamba del pañuelo" y la platea lo escuchó encantada, embriagada por el capacidad vocal del protagonista.
La especial velada además estuvo matizada por remembranzas y anécdotas de Jairo con sus ilustres amistades que van desde María Elena Walsh, hasta Julio Cortázar pasando por Jorge Luis Borges y Astor Piazzolla.
La fantástica noche cargada de climas se extendió con entrañables ejecuciones de "Balacera y "Milagro en el Bar Unión", llegando a uno de sus puntos más emotivos cuando Jairo interpretó "Podría bailar toda la noche contigo", especial composición dedicada a Teresa Sainz de los Terreros, la esposa del cantante, su musa, recientemente fallecida. Y en su mirada se percibía alegría mezclada con tristeza al evocar a quien fue su gran amor.
Durante el espectáculo Jairo estuvo acompañado por su hijo Yaco González quien ofició como hábil percusionista de la banda que secundó a su padre y en un segmento estupendo del show lo acompañó entonado "La BohÞme" (canción emblema de Charles Aznavour). Las voces del dúo familiar se fueron entrelazando sin dobleces bordando vocalmente las populares estrofas en francés.
Jairo siguió con "Cuesta abajo", el tango de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel, cuya versión, dramática y sentida, arrancó una afectuosa ovación de los presentes.
El público también escuchó "Milonga del trovador", "Ferroviario y "Vivir enamorado" que siguieron dando cuenta del admirable estilo del artista siempre dedicado a subrayar con su impecable técnica bellas melodías.
Para los bises, Jairo abordó la chacarera "La Olvidada" y con la platea de pie ejecutó soberbiamente con percusiones a su cargo "Indio Toba" ("Antiguo dueño de las flechas"). Y para la última parte el artista dejó el vibrante hit "El valle y el volcán" y la gente estalló en gritos agradeciéndole al trovador su actuación en Jujuy. El cierre estuvo marcado por una sublime interpretación de "Ave María" de Schubert y la voz maravillosa de Jairo quedó flotando en el aire.
Los presentes sin duda quedaron atravesados por las magníficas interpretaciones del artista y ofrecieron una ovación final en retribución a una velada espectacular durante la cual la sensibilidad de cada instancia se apoderó de los corazones de todos.