En el mes de Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya, devoción que respaldó ampliamente, y a poco de cumplirse otro aniversario de su martirio; ayer el papa Francisco concedió la autorización para que el jujeño Pedro Ortiz de Zárate sea beatificado, al igual que el jesuita italiano Juan Antonio Solinas y quienes los acompañaban en evangelizar la zona de Zenta.
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En el mes de Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya, devoción que respaldó ampliamente, y a poco de cumplirse otro aniversario de su martirio; ayer el papa Francisco concedió la autorización para que el jujeño Pedro Ortiz de Zárate sea beatificado, al igual que el jesuita italiano Juan Antonio Solinas y quienes los acompañaban en evangelizar la zona de Zenta.
El Seminario Mayor "Pedro Ortiz de Zárate" transita sus Bodas de Oro formando sacerdotes, desde 1971. Octubre es su mes.
Un detalle importante es que con el reconocimiento de "mártir por el odio a la fe" no es necesario un milagro para ser declarado beato. Y así quedan a un paso de ser santos.
El obispo de Jujuy, Daniel Fernández, resaltó a través de un mensaje la alegría diocesana por la noticia. "Es una bendición muy grande del Señor que un jujeño, que fue párroco de nuestra Catedral, y anteriormente en su vida civil, elegido por tres veces alcalde de primer voto de la ciudad de San Salvador de Jujuy, sea elevado a los altares", indicó.
Añadió que "sus restos fueron sepultados bajo el sitio que ocupa hoy la Catedral en un lugar que, lamentablemente, no podemos llegar a identificar". Es que sólo se sabe por las crónicas que allí fue sepultado.
El proceso y monitoreo de la causa lo realizó la Diócesis de San Ramón de la Nueva Orán, en Salta, por eso "a ellos les corresponde elegir la fecha y el lugar de la beatificación. Les damos las muchas gracias por todo el empeño puesto en esta tarea y trabajaremos juntos para poder aportar lo que haga falta para esta celebración", acotó el pastor jujeño. Se estima que será el año próximo.
Monseñor Fernández exhortó a "sentirnos estimulados y comprometidos a honrarlo viviendo la heroicidad del testimonio de la fe, la esperanza y la caridad", además de "renovar nuestro ardor misionero y evangelizador como la mejor respuesta a este regalo de Dios".
E instó a conocer y hacer conocer la vida de los mártires del Zenta.
Por su parte, el obispo de Orán, Luis Antonio Scozzina, indicó a la prensa que "para nosotros, una diócesis que tiene cinco etnias distintas, donde buena parte se identifican con la fe católica, es también una oportunidad de renovar esta alianza al servicio de las comunidades originarias, un gran desafío" y destacó el gran compromiso de la Pastoral Aborigen iniciada por monseñor Gerardo Sueldo en los 80.
Sobre Ortiz de Zárate apuntó que fue "un hombre que era párroco de Jujuy, de Humahuaca, con una vinculación muy grande con los pueblos originarios, que vino con un espíritu totalmente pacificador".
El santuario de los mártires está ubicado en las afueras de Pichanal y hay una peregrinación en octubre.
El legado del sacerdote jujeño está fuertemente vinculado a la devoción mariana, reconstruyó la capilla de la Patrona de Jujuy en Río Blanco a mediados del siglo XVII y recorría todo el territorio de su vicariato.
El delegado episcopal para las Causas de los Santos y obispo castrense, Santiago Olivera, expresó que "damos gracias a Dios por estos testimonios que a lo largo y a lo ancho del país, nos van mostrando que la santidad es posible".
En el 2017 la recova de la iglesia Catedral recibió el nombre de quien fuera su párroco. Además, está sepultado bajo el templo.
Devoción mariana. A mediados del siglo XVII el vicario de Jujuy ayudó a los paypayas a reedificar su capilla destruida por un incendio.
Los homenajes
El Seminario Mayor “Pedro Ortiz de Zárate” transita sus Bodas de Oro formando sacerdotes, desde 1971. Octubre es su mes.
En el 2017 la recova de la iglesia Catedral recibió el nombre de quien fuera su párroco. Además, está sepultado bajo el templo.
Devoción mariana. A mediados del siglo XVII el vicario de Jujuy ayudó a los paypayas a reedificar su capilla destruida por un incendio.