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"El congelamiento debe ser corto"

El exministro de Economía de la Provincia y docente universitario analizó la actualidad del país a partir de las medidas anunciadas por el Gobierno a fin de aliviar la creciente inflación. Dijo que la sostenibilidad en el tiempo de paralizar los precios hace crecer la posibilidad del desabastecimiento de productos indispensables para el consumo de los argentinos.
Jueves, 04 de noviembre de 2021 01:04

-¿Es una buena medida del Gobierno nacional congelar los precios al 1 de octubre?.

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-¿Es una buena medida del Gobierno nacional congelar los precios al 1 de octubre?.

-La medida que tomó el nuevo secretario de Comercio Interior de congelar el precio de 1.432 productos al 1 de octubre, es una medida similar a las ya tomadas en otras épocas de los últimos 70 años de la Argentina. Y nunca estas medidas de congelamiento terminan bien y resultan efectivas. Por un lado porque hay estudios que indican que el 30% de los productos se venden en bocas de supermercados, que son unas 3 mil en todo el país.

El 70% restante se venden en 80 mil comercios de cercanías, que son los almacenes, despensas, carnicerías, verdulerías, los pequeños autoservicios, etc. con lo cual por ahí el Gobierno podría hacerlo, pero le está costando, incluso con la ayuda de los gobiernos de las provincias y municipios porque no todos quieren hacer esta tarea de controlar esas 3 mil bocas de supermercados, pero ya las 80 mil restantes es prácticamente imposible.

Por otra parte, están los precios a los que compran, o sea el mayorista, al distribuidor, esos precios no están congelados y el vendedor final sigue recibiendo con aumento y él no puede trasladarlo al consumidor. Por eso no compra, no vende y hay desabastecimiento. El otro problema es qué pasa el día 91 o 121 o 181, es decir cuándo termine el congelamiento, en donde los otros precios se han seguido moviendo hacia arriba.

Lo que pasa es que los precios que han estado congelados, de repente tienden a recuperar el nivel que no habían tenido durante el congelamiento, sea de inmediato o en un período relativamente corto, de nuevo estamos con el fenómeno inflacionario. Hoy en día puede ser útil para mostrar un descenso en lo inmediato. No nos olvidemos que estamos en una época pre electoral, donde además de las tensiones económicas propias surgen las tensiones políticas, pero el tema es que va a pasar el 7 de enero, que en este caso es la fecha hasta donde sería el congelamiento.

-¿Y ello sería sostenible en el tiempo, pasado el 7 de enero?

-Esto siempre pasó con el día después, y uno de los programas más largos de congelamiento de precios fue el que lanzó en su momento el presidente Cámpora y luego lo siguió el presidente Perón con José BerGelbard, ministro de Economía con el Plan de Inflación 0, que duró dos años y medio según recuerdo. Fue el período más largo de congelamiento qué terminó con el Rodrigazo, que fue la primera hiperinflación argentina. Es una medida que si sirve de algo, sirve por muy poco tiempo, que además su eficacia es bastante relativa por lo que digo de la imposibilidad de control, y las consecuencias colaterales no deseadas que puede generar, como es el desabastecimiento. Eso ocurrió claramente en la época de Gelbard. Y es como una olla a presión a la que si no le abro la valvulita explota y salta todo.

-¿Entonces habría posibilidad de desabastecimiento?

.Eso si es corto el plazo, probablemente se puede evitar. Si son estos tres meses, puede evitarse o empezar con pocas faltas, digamos. Ahora, si se extiende más en el tiempo, casi con seguridad que esa faltante de mercadería empieza a aparecer. Y sino empieza a aparecer un desabastecimiento parcial. Uno ve en las góndolas de los supermercados los precios con los productos congelados y en vez de haber una góndola llena, hay diez o veinte envases que se acaban muy pronto y hay una reposición pequeña a la tarde porque está limitado.

-¿Qué medidas debería tomar el Gobierno para bajar la inflación?

-Ese tema es otra cosa, porque la inflación es un síntoma de una enfermedad. No es la enfermedad, es un síntoma, es como la fiebre. Nadie está enfermo de fiebre, estamos enfermos de alguna infección que provoca fiebre. Bueno, acá la o las infecciones que provocan inflación es el enorme nivel del gasto público y el consecuente déficit, a pesar que los impuestos también son altos para recaudar más, no alcanza a cubrir el enorme gasto público que casi se ha duplicado en 20 años en Argentina respecto del total de la riqueza generada, o sea del Producto Bruto Interno.

Pasó del 22 al 42%, lo cual hizo que los impuestos también aumenten y así y todo también tenemos 4 o 5 puntos de déficit ya de faltante. Y cuando ese faltante existe, hay que cubrirlo, y cómo se cubre, con deuda. Sea deuda externa, interna, emisión monetaria que es una deuda con el público. Y en este caso el anterior gobierno tomó deuda externa; este gobierno no quiere ni puede tampoco tomar deuda externa, entonces está tomando deuda interna, emitiendo moneda.

Y como la emisión es enorme, está digamos, colocando bonos para absorber parte de esta emisión a través de las Leliq, y eso es una deuda del Banco Central. Y eso genera mayor emisión futura porque para pagar en casi 40% de interés anual de esa enorme masa de dinero que está puesta en las Leliq hay que emitir para pagar los intereses, porque el Bcra no tiene otro ingreso que no sea ese.

Entonces, ¿qué hay que hacer? Bueno, un programa macro económico general que vuelva a restablecer los equilibrios que están perdidos hace tiempo en la Argentina, que se vuelva a la situación virtuosa del doble superávit, del superávit externo, es decir, exportar más que importar, que ahora lo tenemos. Hace varios años que lo hemos recuperado, falta el superávit fiscal, es decir, no gastar más de lo que se recauda.