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Jujuy produce pitahaya y el Inta asesora e investiga

Jujeños también producen pulpa de pitahaya. Ante la gran demanda, el Inta lanzó líneas de estudio.
Jueves, 16 de diciembre de 2021 01:01

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En Jujuy comenzó la cosecha de pitahaya o fruto de dragón por lo que los productores avanzan en la búsqueda de mercados, e incluso uno ya produce pulpa de pitahaya. Ante la demanda de este fruto, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) asesora a los productores e investiga en parcelas analizando su comportamiento, y con un convenio prevé estudiar la biología y polinización de la planta, ya que necesitan diversificar.

"Trabajamos en el asesoramiento, tenemos parcelas donde hacemos ensayos porque tenemos líneas de investigación donde evaluamos ciertos comportamientos. La pitahaya es una cactácea que si bien fue introducida hace más de diez años en la zona de Yuto, hemos incorporado el material vegetal del Sedeva (Centro de Validación de Tecnologías Agropecuarias) de Formosa", explicó Carina Armella, de la Estación Experimental del Inta, Yuto.

La pitahaya es una planta cactácea, perenne, epífita, trepadora con tallos carnosos y triangulares, produce raíces aéreas proporcionando anclaje para que las plantas trepen paredes, rocas o árboles. Las variedades cultivadas comercialmente más comunes son del género Hylocereus, 16 especies e Inta cuenta con tres, Hylocereus undatus, fruta de piel roja y pulpa blanca; Hylocereus monacanthus de cáscara roja y pulpa roja; e Hylocereus megalanthus de piel amarilla y pulpa blanca.

Sostuvo que si bien siempre estuvo en Inta como colección de frutos exóticos, ahora se trabaja mediante ensayos y evaluación desde el 2020 en varias líneas de investigación, debido a que hay productores interesados en la pitahaya y de hecho hay dos que ya la producen y comercializan en Jujuy.

Sucede que la pitahaya es nativa de América, de las zonas templadas, tropicales, subtropicales y semiáridas de México, Centro América y Norte de Sudamérica, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Nicaragua y Perú. Armella recordó que en las últimas tres décadas, el sabor, forma y color del fruto abrieron un nicho en el mercado comercial de frutos exóticos en Europa, Asia y América, y propició el establecimiento de plantaciones comerciales con mayor tecnificación en Estados Unidos, Israel, Malasia y Tailandia.

En América, se produce en México, Perú y Brasil. En Jujuy explicó que hay dos productores a los que asesoró desde Inta y que ya producen, los Martínez de Finca La Iguana de Yuto, quienes comenzaron a producir y tienen cosecha hasta abril y mayo, debido a que incorporaron luz para mejorar el proceso de polinización; y los Faccini de finca Don Armando que también vienen produciendo.

Según Armella, debido a que son tallos inducidos ya que requieren una estructura, tardan 15 meses en llegar a cosecha. El rendimiento depende del número de tallos que se logre por cada estructura, puede tener una a tres plantas y empieza a florecer desde octubre hasta marzo. La finca Iguana logró inducir la floración incorporando luz.

Armella anunció que actualmente cuentan con un convenio con la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju) para trabajar sobre la biología y la polinización de la planta, porque hay problemas de incompatibilidad y se necesita diversificar. Debido a que se reproduce por clones necesitan aumentar la diversidad de plantas; y también prevén conocer la calidad físico-química de la fruta, y el contenido de vitamina C ya que la pitahaya roja tiene pigmentos naturales beneficiosos para la salud.

“Vamos armando el mercado”

En la finca La Iguana, de Yuto, en la familia Martínez la producción de pitahaya comenzó por un viaje, cuando el padre de la familia, Néstor, vio el fruto en Perú e inmediatamente buscaron material que encontraron en el Inta y comenzaron con unas cuantas plantas. Recientemente iniciaron la cosecha de las primeras frutas que vienen cultivando en 2 hectárea, y a la vez le dan valor agregado al destinarla a la producción de pulpa de pitahaya que comercializan en algunas provincias.

Así lo explicó Federico Martínez, productor de la finca La Iguana, quien informó que recientemente iniciaron la cosecha que se realiza en forma gradual de acuerdo a su floración y se extiende hasta febrero y marzo, los últimos en que la producción es mayor. “Tenemos tres variedades. La que más busca la gente es la roja por dentro y fuera”, explicó Federico Martínez.

El año pasado desde esa finca de Yuto produjeron 20 mil kilos en las 2 hectáreas que destinaron para las tres variedades, de piel roja y pulpa blanca, de cáscara roja y pulpa roja, y piel amarilla y pulpa blanca. El sabor, según se puede deducir de quienes la probaron, es parecido al kiwi aunque menos ácido, y se asemeja también a la tuna. Esta fruta que proviene de la planta cactácea también es conocida como fruto de dragón. Desde que se planta y entra en producción pasan dos años y medio, por lo que considera que en las experiencias de los productores jujeños, continúan conociendo el cultivo. Y es que en los últimos años afectó también la sequía al igual que a otros cultivos.

PULPA DE PITAHAYA

Federico Martínez recordó que hasta 2015 donde venían produciendo cítricos y habían comenzado a diversificar con palta, mango y papaya, sumaron la pitahaya cuando su padre vio el fruto en un viaje a Perú. “Nos quedamos con los tropicales, aunque nos queda un poco de mandarina y limón. Con la pitahaya depende de la época. Es un cultivo que no se conoce mucho, no tenemos mucha superficie; como son por flujos de floración se va produciendo, pero nos cuesta venderla. La chica prácticamente no se vende, entonces empezamos a hacer una línea de pulpa envasada”, precisó y explicó que trabaja con su padre.

Entonces destinan la pulpa de la fruta más pequeña y mediana, que la procesa una cooperativa de Perico, en botellas de medio litro y 900 centímetros cúbicos (cc) cuyo 90% se destina a varias provincias y se usa para postres, tragos, helados, smoothies, y hasta para una fábrica de cerveza, etc. Mientras, la fruta fresca que se cosecha también va a Buenos Aires ya que entre el 80 y 90% lo consume la comunidad china. Explicó que con la pandemia se frenó y prácticamente no se vendía, y aún cuesta ubicar la producción en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. “Estamos aprendiendo y armando el mercado”, dijo y aseguró que están buscando el nicho.