Con el objetivo claro de estudiar ingeniería en minas y adquirir más y mejores experiencias profesionales, Nicolás Rodríguez se mudó a Perth, Australia donde reside desde mayo de 2019.
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Con el objetivo claro de estudiar ingeniería en minas y adquirir más y mejores experiencias profesionales, Nicolás Rodríguez se mudó a Perth, Australia donde reside desde mayo de 2019.
En Tucumán estudió Ingeniería Industrial, carrera que eligió gracias a su abuela Guille quien le informó sobre la carrera tras tener la experiencia de su padre que trabajaba en Mina Pirquitas.
Ya recibido trabajó 8 años en minería en la Argentina, siempre en empresas extranjeras en las que el intercambio entre países de todo el mundo era habitual.
Tras ganarse el puesto de jefe en mantenimiento en la empresa en que trabajaba en el sur y con la experiencia de haber hecho largos viajes al extranjero por turismo, se propuso darle un salto a su carrera aprovechando el posgrado conseguido. Y fue así que decidió irse a Perth, la ciudad más minera del mundo, en busca de nuevas oportunidades con un inglés básico y una visa para estudiantes que le permitía también trabajar medio tiempo.
Cuando llegó a Australia solo con sus dos valijas, se dio un par de golpes. "Primero me di cuenta de que no es lo mismo viajar por turismo que cuando te vas a vivir a otro lugar, ya no se va al súper con los mismos ojos, el transporte es distinto y la forma en que te trata la gente también es diferente. Otro golpe que me di fue que yo pensaba que me podría insertar fácilmente al mundo laboral y no fue así por más experiencia en empresas internacionales que tuviera. Es que la visa no me permitía trabajar tiempo completo que era lo que todos requerían. Y otro golpe fue que mi inglés no era tan bueno como yo lo esperaba", contó el ingeniero jujeño.
Así pasaron las semanas y los ahorros se iban gastando y ante la urgencia empezó a trabajar de lo que sea. Se compró una bicicleta con la que hizo de delivery, trabajó haciendo limpieza, mantenimientos, en gastronomía y en muchas cosas más mientras su inglés iba mejorando gracias a la cotidianeidad y a todos los cursos de idioma que iba haciendo.
Bien encaminado y con cientos de currículums enviados finalmente consiguió trabajo en un laboratorio de ingeniería de materiales, que para su suerte está dirigido por un argentino. Allí hace ingeniería en materiales, ensayos mecánicos y electroquímicos. "Una experiencia increíble", exclamó.
Una vez estabilizado empezó a bregar por su cometido, estudiar. Haciendo un gran esfuerzo por los altos costos que tiene la educación, hizo un diplomado en Project Management y ahora está haciendo un Master of Professional Engineering en la tercera mejor universidad del mundo en minería y pese a que es muy demandante, el jujeño está muy contento de volver a los libros.
El golpe más fuerte
No todo en esta increíble aventura fue color de rosas, el golpe más fuerte que sufrió Nicolás Rodríguez fue cuando llegó el Covid-19 a Australia. La pandemia lo obligó a cancelar el viaje que tenía planeado a Jujuy (su primera visita desde su mudanza) para oficiar de padrino de Bernabé, su primer sobrino. "A última hora tuve que decidir no viajar. Fue un golpe muy duro porque me quedé sin ver a mi mamá y a mis hermanos. Y hasta el día de hoy el estado en el que estoy tiene cerradas las fronteras, aunque ahora si me permitirían ir a la Argentina, no me dejarían volver", explicó con la voz quebrada por el deseo frustrado de abrazar a su familia.
Afortunadamente está acompañado por Nadia que es su novia desde el año 2015 y que tras defender su tesis de doctorado también se mudó a Perth.
Por su carisma al que atribuye por ser argentino, el jujeño se hizo de buenos amigos. El primero fue Pedro con quien tuvieron un primer encuentro en una carnicería italiana mientras buscaba cortes para hacer asado. Luego empezó a salir con sus compañeros de inglés y así se fue haciendo de un hermoso grupo de latinos con el que organizan comidas en las que el asado, las empanadas jujeñas con llajua y el folclore no faltan gracias a él. "Yo vuelvo a Jujuy cada vez que les cuento de nuestra historias y las cosas que cocinamos", dijo el ingeniero.
Extrañar tanto
"Un sentimiento que jamás había sentido fue extrañar tanto a la familia y muchas cosas de Jujuy. Trabajando en la mina yo coqueaba todos los días y no toqué una hoja de coca desde que me vine. Extraño los ruidos de la calle Gorriti donde vivía, el olor a albahaca del carnaval y el humor jujeño. Esa calidad que tenemos de ponerles apodo a todos y a cualquier cosa. Extrañaba tanto que siempre estaba leyendo los diarios de Jujuy y escuchando radio de allá pero llegó un punto en que tenía que desprenderme un poco. Sin embargo, no hay día de mi vida que no esté comunicado con mi familia por mensaje y llamadas sí o sí", compartió Nicolás Rodríguez.
Volver, siempre volver...
Con una cierta obsesión por planear todo en su vida, su plan siempre fue viajar a Australia, mejorar su inglés, tener una experiencia profesional y volver a Argentina y hoy sigue siendo el mismo.
Si bien está aplicando a un procesos de migración, su plan fue y sigue siendo volver. "Yo sé bien que voy a volver a Jujuy y ahí voy a echar raíces y ahí será mi vida. Sé muy bien cómo está la Argentina pero la acepto así", aseguró.
"Si hay algo que aprendí en estos casi tres años, es que lo material no es todo. Lo que me gusta e importa de mi país es nuestra cultura y nuestra gente y me late el corazón y se me eriza la piel cuando en Argentina pasan cosas como la muerte del Diego y cuando por la pandemia todos los artistas salieron cantando en Jujeños Hoy, me emociono mucho y no quiero perder esta pasión", compartió.
Por último, destacó que el gran aprendizaje que adquirió es que "hay que valorar lo que tenemos, en mi caso las herramientas y oportunidades que me dio mi familia. Todo es posible con esfuerzo".