"Todas las noches le pido a Dios que les de salud a mis hijas, que no les falte nada. También le pido por mí, para poder atenderlas a ellas", expresó Nancy Sánchez antes que una sensibilidad desbordante sea perceptible al momento de contar su historia, una experiencia fuerte que la tiene como luchadora incansable desde su lugar de madre.
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"Todas las noches le pido a Dios que les de salud a mis hijas, que no les falte nada. También le pido por mí, para poder atenderlas a ellas", expresó Nancy Sánchez antes que una sensibilidad desbordante sea perceptible al momento de contar su historia, una experiencia fuerte que la tiene como luchadora incansable desde su lugar de madre.
Es que el amor de quien ha dado a luz, crece con el pasar del tiempo y guía las existencias de quienes la siguen para bien. Así, es como Sánchez vive la maternidad que se le presentó en la vida, de una manera muy especial y de la que a cada segundo, aprende.
"Mis tres nenas tienen discapacidad; una está en silla de ruedas, otra tiene dificultad en sus piernas para caminar y a la más chiquita, que va al bachillerato, le cuesta aprender", explicó Sánchez quien es una mujer dedicada y llena de incólume fortaleza para sostener desde toda perspectiva a María de los Ángeles, Silvia Susana y Carolina, los tres soles que iluminan sus días.
Con su madre, las jóvenes prometieron unir fuerzas para seguir adelante y que lo harían juntas, sin rendirse. La primera en nacer fue María de los Ángeles Sánchez. Ella cumple años cada 22 de octubre y debido a su parálisis cerebral, desde hace veintidós años, se encuentra en silla de ruedas.
"Es como un bebé. Le damos de comer y la atiendo cuando hay que cambiarla, bañarla y llevarla al médico. Estoy al pendiente", sostuvo Nancy sobre su hija mayor, con quien se conecta desde la mirada.
Carolina Sánchez es la jovencita que nació segunda. Ella tiene veinte años cumplidos y toda la voluntad del mundo para hacer las cosas de la casa, actividades que realiza aun teniendo dificultad para caminar. Ella, quien celebra su onomástico cada 29 de abril, asiste a terapia donde los ejercicios para sus extremidades inferiores, son fundamentales para optimizar su salud. "De niña estuvo mucho tiempo en el andador y la operaron dos veces, sumado a lo genético, no se traslada muy bien. Es una gran compañera, va aprendiendo poco a poco y le gustan las manualidades", expresó Sánchez, asegurando que en Appace -gracias a un tratamiento específico- estabilizó su postura de manera notable.
Y, finalmente, la tercera; Silvia Susana Sánchez quien es la más vivaz y cumpleañera de todos los 11 de mayo; encuentra en el Bachillerato 2, un lugar para su formación educativa. "La más chica tiene 16, va a la escuela secundaria a la mañana y yo la llevo, porque entra a las 7; así que la levanto, la preparo, la ayudo a peinarse. Le cuesta aprender a estudiar pero lo va haciendo", aseguró Sánchez, quien sin lugar a ninguna duda es una mamá responsable y verdaderamente comprometida con sus hijas, ya que cada día es un volver a empezar, en lo que significa la vida y el velar por el cuidado de las tres.
Los estudios y tratamientos con profesionales especializados son de gran ayuda para fortalecer conocimientos sobre distintas áreas y es un entender diario sobre esas condiciones que las hace únicas. Y es que cada una es distinta. "María es cariñosa, es especial porque se comunica con los ojos; Carolina es seria; y la nena más chiquita sí habla mucho. Yo como mamá veo cómo crecen, les hablo y les aconsejo", afirmó esta mujer agradecida de no haberse contagiado de Covid-19 el año pasado, durante la etapa más dura de la pandemia.
"A los padres de niños con discapacidad, les diría que sigan luchando por sus hijos, que traten de cuidarlos a cada momento, que no los dejen salir a la calle con tantas cosas que pasan. Y que siempre los acompañen con el médico, que se vayan cuidando de todo lo que pasa", dejó en claro su pensamiento, Nancy Sánchez la maestra y confidente de las chicas que comparten entre otras cosas, la pasión por cocinar milanesa a la napolitana con puré, pintar, dibujar con múltiples colores y elaborar masitas y bizcochos dulces.
"Agradezco y pido a Dios que nos conserve así como estamos, que no nos enfermemos y que no nos pase nada", finalizó sin dejar de tener optimismo.