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Laberintos Humanos: Personaje siniestro

Martes, 02 de febrero de 2021 01:03

Terminamos de comer el asado cuando se estaba poniendo el sol, momento oportuno para acercarnos al barrio en que vivía ese changuito. Fuimos con Pierro, Solón y el padrecito. Pierre Donadou dijo que tenía miedo, Blanca y Aurelia estaban cansadas ya de tanta aventura. Ya llegando, una vecina salió para detenernos. ¿Adónde van?, quiso saber. Vinimos a ver lo de la matanza de gallinas, le informó el comisario. Eso es lo de menos, dijo la mujer, anden con cuidado porque hay una muñeca enloquecida que ya empezó a atacar a la gente.

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Terminamos de comer el asado cuando se estaba poniendo el sol, momento oportuno para acercarnos al barrio en que vivía ese changuito. Fuimos con Pierro, Solón y el padrecito. Pierre Donadou dijo que tenía miedo, Blanca y Aurelia estaban cansadas ya de tanta aventura. Ya llegando, una vecina salió para detenernos. ¿Adónde van?, quiso saber. Vinimos a ver lo de la matanza de gallinas, le informó el comisario. Eso es lo de menos, dijo la mujer, anden con cuidado porque hay una muñeca enloquecida que ya empezó a atacar a la gente.

Lo dijo y a sus espaldas, como para el lado de la esquina, la vimos aparecer. La verdad es que era un personaje siniestro, caminando con dificultad sobre sus patitas de plástico y con todo el cuerpo agujereado por las balas. El padrecito pensó en agua bendita, pero se buscó en los bolsillos y no había traído nada pero Solón, que capaz que maliciara algo, echó la rodilla en el suelo y le habló como si lo hiciera con una niña. ¿Qué te anda pasando?, le preguntó con tono paternal. Yo sólo quería comerme unas gallinas, dijo la muñeca, y miren como me han dejado, aclaró señalándose los agujeros que le hicieron con los disparos. Pero las muñecas no comen, y menos matan gallinas, dijo el changuito, que nos había acompañado.

No pretenderán que me conforme con esas tacitas de té de juguete que me convida tu hermanita, dijo la muñeca enojada. ¿Por qué la vida tiene que ser injusta, ustedes comer a gusto y a mí dejarme tirada entre almohadones?, preguntó y el changuito nos miró asombrado.

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