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Laberintos Humanos: Maíz nacido

Jueves, 18 de febrero de 2021 01:00

Atanahuel Puamani había bajado a Tilcara con el dobló que desenterró, pasó por lo de Espirituoso Guano y juntos fueron a esperar el Carnaval en la chichería de Cerafino Malhumo, quien les ofreció a cambio lo que pudieran beber siempre que lo invitaran, y así lo hicieron, acabándose la chicha de maíz nacido y mandando a comprar más a lo de los vecinos, que por entonces hacían casi todos.

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Atanahuel Puamani había bajado a Tilcara con el dobló que desenterró, pasó por lo de Espirituoso Guano y juntos fueron a esperar el Carnaval en la chichería de Cerafino Malhumo, quien les ofreció a cambio lo que pudieran beber siempre que lo invitaran, y así lo hicieron, acabándose la chicha de maíz nacido y mandando a comprar más a lo de los vecinos, que por entonces hacían casi todos.

Se gastaron los ahorros de Malhumo en eso, que el negocio no fue bueno pero no había forma de pararlo, hasta que uno de esos días, que fueron muchos porque eran hombres de aguante, Atanahuel se puso de pie y les dijo que no se iba a perder el desentierro del diablito, que para eso había bajado al pueblo como lo hacía año a año.

El desentierro ya pasó, le informó, aguantando la risa, la nieta de Malhumo, y entonces Atanahuel murmuró palabras arcanas que ni siquiera los ebrios comprenden, aunque festejan. Espirituoso, acompañando a su compadre en la levantada y tratando de dirigirse hacia la puerta, dijo que lo que quiso decir el amigo es el entierro.

Es que el entierro también pasó, le respondió la moza y era que se habían pasado el Carnaval bebiendo. Ya estaban a media Cuaresma cuando Atanahuel se alisó la manga del saco para disimular la vergüenza y se lo vio partir murmurando hacia el cerro, donde vivía. Después se dijeron muchas cosas que le sucedieron por eso de haber desairado al Pujllay, pero ninguna lo acabó porque para el año, para la misma fecha, se lo vio batir palmas a la puerta de la chichería de Malhumo.

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