La comunidad Terapéutica de
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La comunidad Terapéutica de
Adicciones del Establecimiento Penitenciario Nº 7 del Complejo de Alto Comedero dependiente del Servicio Penitenciario de Jujuy tiene como función brindar tratamiento en la modalidad de internación por la problemática de adicciones.
Fue inaugurada el 17 de enero de 2018 pero se implementó la internación el 20 de marzo de ese año.
En esa unidad se alojan varones mayores y menores de edad que se encuentran privados de su libertad por haber cometido un delito y que quieren rescatarse del consumo de drogas.
A un mes de celebrar el tercer aniversario y acompañando a los integrantes de "Mujeres y Varones solidarios" que dirige Marichi Alvarez Ulrich, El Tribuno de Jujuy participó de las nuevas actividades que se desarrollan en el lugar.
María Inés Codecido, directora de la comunidad, comentó que "hace dos meses se encuentran participando de un taller de reciclado organizado por Mujeres y Varones solidarios, donde los días miércoles los pacientes confeccionan barbijos, almohadones, almohadas que se les brindan a distintas instituciones que los necesitan".
Logros y realizaciones
La primera camada de "pacientes" tal el nombre que reciben en la comunidad los "internos", ya se encuentran en libertad totalmente recuperada habiendo logrado la inserción en la sociedad.
Se trata de un programa integral que se inicia con el ingreso del interno por propia decisión a la comunidad, se trabaja y se apunta a la cuestión social. "Al tener en cuenta que el tema de las adicciones es un problema social se mantuvo contacto con profesionales del Sedronar y la Dirección de Salud Mental" donde se trató el tema de adicciones en un contexto de encierro".
Jujuy cuenta con la primera Comunidad Terapéutica de la República Argentina y la segunda en Sudamérica destinada a contener personas adictas en unidad penitenciaria.
Múltiples actividades diarias
En estos tres años de la implementación de la Comunidad Terapéutica, se logró crear un ámbito de feliz y armoniosa convivencia que surge de las cuatro comidas diarias, donde los pacientes como el equipo tratante, comen todos juntos sentados en una larga mesa, donde surgen diversos temas de charlas entre todos.
Cambio de posicionamiento de preso, adicto y delincuente hacia paciente. El ser adicto y delincuente les dio una identidad, y al realizar tratamiento dentro de la Comunidad, sienten un lugar de pertenencia y referencia más sano, a través del pasaje a ser paciente.
Por un lado, inicialmente sufrieron de prejuicios dentro del Servicio Penitenciario, con el resto de los presos y del personal penitenciario. A los pacientes, les decían refugiados, cobardes, que podrían estar en un pabellón común drogándose, haciendo estafas telefónicas, etc. Sin embargo y a pesar de eso, los pacientes siguieron con sus objetivos, construyéndose una identidad distinta fuera de la delincuencia y la adicción.
Los pacientes que se van en libertad condicional o que culminaron la condena, continúan asistiendo los días domingos a la Comunidad, sumado a que realizan terapia grupal con las profesionales del Patronato de Liberados de la provincia de Jujuy.