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Llevan comida a familias de agricultores tilcareños

A los hermanos Ávalos, la pandemia les hizo conocer necesidades de muchos vecinos que los conmovieron.
Lunes, 08 de febrero de 2021 01:04

Leonel Edgardo Ávalos, "hijo de Trinidad Flores y de Teodosio "Toto" Ávalos, es uno de los seis hermanos varones de la familia. Recuerda que de pequeño su mamá tenía un kiosquito de chapa "que hoy lo tengo en el fondo como depósito. La idea surgió de mis padres para mantenernos ocupados, que no la pasemos en la calle, y nos dieron la responsabilidad de atenderlo".

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Leonel Edgardo Ávalos, "hijo de Trinidad Flores y de Teodosio "Toto" Ávalos, es uno de los seis hermanos varones de la familia. Recuerda que de pequeño su mamá tenía un kiosquito de chapa "que hoy lo tengo en el fondo como depósito. La idea surgió de mis padres para mantenernos ocupados, que no la pasemos en la calle, y nos dieron la responsabilidad de atenderlo".

De ahí dice que empieza la orientación por el comercio, aunque los 18 años se fue a Río Negro para el tiempo de la cosecha.

Entonces llegó a Buenos Aires, donde terminó por integrarse a una familia que tenía un autoservicio "donde aprendí todo lo necesario. Al último me quedaba a cargo, ahí adquirí la experiencia de emprender los negocios. Luego llevé a mis tres hermanos menores para que trabajaran conmigo".

Nunca le gustó vivir en la ciudad, porque dice que "hay muchas posibilidades de progresar, pero así como podés crecer, también sucede que por un peso te matan un hijo. Eso no te lo devuelve nadie, lo viví por algunos conocidos y nos volvimos con mis hermanos".

De regreso a Tilcara puso su primer comercio. Ya había aprendido el oficio de la construcción y "levantamos todo esto".

Hoy, sus hermanos tienen otros tres locales que llevan el mismo nombre.

Cuando comenzó la pandemia nació la necesidad de ser solidarios. "Mis clientes son gente de la zona, y cuando estaba todo bien venían a llevar mercadería. Son gente que trabaja y cuando se cortó todo, la empezaron a pasar mal. Llevaban lo justo y necesario, y pasados seis meses, capaz que con vergüenza, me pedían que les aguantara un kilo de pan, un kilo de arroz. Eso a uno le toca".

Cada tanto se reúnen entre los hermanos para conversar sobre la marcha de los locales, "y pensamos que tenemos la mamá que tiene un restorán. Nosotros estábamos trabajando porque la gente tiene que comer, y algo se vendía. Nos dijimos que tenemos que hacer algo, mamá dijo que no tenía ningún problema en cocinar pero no podía poner la mercadería porque no se abrían los restoranes. Nosotros, entonces, nos hicimos cargo de la materia prima".

Nos repite que "lo quisimos hacer muy interno, que no se supiera. Teníamos que saber quiénes eran los que en realidad la estaban pasando mal, y ahí la conozco a Norita Salazar, que está en el hospital en el área de trabajo social. Nos lleva a la sala de La Banda y conocimos a tres familias numerosos: una era de madre y padre con ocho hijos, otra era una madre con siete hijos que tiene una historia muy sufrida".

DIPLOMAS / DEL CAMPEONATO QUE LLEVA EL NOMBRE DE TEODOSIO "TOTO" ÁVALOS.

"Fue algo que me tocó mucho", dice. "Uno siente que a veces no le alcanza, pero allí vi que toda una familia vive en una piecita de tres por tres, todos durmiendo en colchones. Arriendan y trabajan la tierra, y se fue armando la cadena. Vendían la verdura muy barata, no hacen valer su trabajo, por eso también empezamos a vender sus verduras, con lo que pudimos ayudarlos más. Cuando los visitamos la primera vez, llegué a casa y sólo quise abrazar a mis hijas y a mi señora".

"Si a los chicos les llevás un paquete de galletas, es el mejor día de su vida. Y de ahí salió todo. Estuvimos más de ocho meses. Los jueves les llevábamos un plato fuerte, un guiso de trigo, mondongo. Es importante la alimentación. Les llevábamos las ollas en el auto de Norita, y siempre los veo. Los domingos cierro y les llevo pan, cosas que necesiten, hay vecinos que nos acercan ropa para ellos. A veces me traigo a los chicos a casa, y si fuera por mi les daría trabajo a los más grandes, pero tienen que ayudar a los padres con la tierra".

Agrega que "no es sólo algo mío, participan mis hermanos y tienen mucho que ver nuestros colaboradores, los chicos que trabajan con nosotros. Son los que ponen la espalda, están con los clientes, y quiero que se sientan parte de esto. Si vos vivís de la gente o del pueblo o del estado, algo tenés que devolver, algo tenés que dejar, y qué mejor que ayudando a quien lo necesita. Ves a esos chicos cuando los ayudás, y eso te hace sentir satisfecho. Ver sus sonrisas es algo que no tiene precio. No será mucho, pero algo hice".

Campeonato de fútbol

Junto a la familia y algunos colaboradores, organizaron también un campeonato de fútbol que lleva el nombre de "Toto" Ávalos, su padre, quien fuera presidente del club Belgrano. "Uno pensaba en los chicos que no podían salir a la calle, que tenían que estar en la casa. Cuando flexibilizaron el tema con protocolos, encaramos este campeonato. Fue algo que superó mis expectativas, hubo dos categorías de 9 a 11 años y de 11 a 13, eran once equipos con cinco fechas y lo terminamos hace tres semanas".