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GM en el centro del blanco

Lunes, 29 de marzo de 2021 01:00

Todo lo que hagan o digan los que aplauden o patalean, a menos que ocurra una hecatombe, ya no alterará el curso de los hechos. Gerardo Morales, usando sus privilegios constitucionales que atan el llamado a elecciones a la voluntad -y a la conveniencia- del gobernador, llamó a votar el 27 de junio. Estamos a 91 días del domingo que marcará otro hito en la vida pública.

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Todo lo que hagan o digan los que aplauden o patalean, a menos que ocurra una hecatombe, ya no alterará el curso de los hechos. Gerardo Morales, usando sus privilegios constitucionales que atan el llamado a elecciones a la voluntad -y a la conveniencia- del gobernador, llamó a votar el 27 de junio. Estamos a 91 días del domingo que marcará otro hito en la vida pública.

Que la realización de los comicios demandará un gasto cercano a los 500 millones de pesos, no parece haber sido un escollo considerable para el GM. Que la inminencia de la segunda ola del Covid-19 prevé picos para dentro 60 a 90 días, tampoco parece haberlo conmovido, que según las estimaciones del área salud tendrían controlada la situación dentro de las posibilidades existentes. Que la ponderación del adelantamiento parece asignarles una mejor performance en las urnas, debe haber sido el detonador de la decisión que terminó con las especulaciones que conjeturaban fechas, desde mayo hasta septiembre. Hay dos primeras conclusiones concretas: la primera: con la convocatoria el GM gatilló fortísimos debates y discusiones en todo el arco político, y la segunda: que él mismo se puso en el centro del blanco de todos los disparos.

Al Partido Justicialista, como a todos, no le quedó otro camino que aceptar la decisión. El presidente Rubén Rivarola cuestionó la oportunidad del llamado, pero ante lo irremediable, optó por arengar a su tropa, afirmando que el peronismo estará listo para dar batalla, aclarando que eso será posible, siempre y cuando, los distintos sectores que conviven bajo el paraguas del justicialismo, logren llegar unidos al 27 de junio. Será complicado. Aunque se muestren los dientes, si no reducen las desconfianzas y los enconos en pos de un triunfo electoral, sólo conseguirán hacer el caldo gordo al proyecto del GM, que ya en el 2019, probó la eficacia de combatir contra un PJ atomizado, cautivo de sus propios personalismos y ambiciones de tiro corto.

El presidente del bloque de diputados, Pedro Belizán, atacó el costo de las elecciones y no descartó una acción judicial que intente recuperar a la oposición de la sorpresa, aunque seguramente, sabe que todo quedará en una mera expresión de deseos. Otras voces del PJ aprovecharon la oportunidad para soltar con estudiada virulencia sus ataques al GM, encuadrándolo en un autoritarismo casi "insfraniano", sin más rédito que la satisfacción de expresarlo. Al peronismo le queda resolver su interna. Contra reloj, deberá convocar a su congreso, y optar por elecciones internas, autorizar a un armado de listas consensuado, o desmembrarse (y desangrarse) como otras veces. RR no cerró la posibilidad a todos los sancionados de la carta orgánica para que puedan volver al PJ y "conversar en serio", pero dejó claro que el reingreso los depositará "en la cola", y sin poder saltarse. El PJ hoy, vuelve a ser, según dichos de referentes picantes, un "hormiguero pateado", que si quiere, puede reacomodarse en procura del verdadero gran premio: la gobernación que el GM dejará en el 2023.

La izquierda local fue durísima con la decisión del GM. Se sienten ninguneados e irrespetados en la Legislatura, único lugar donde si bien pudieron canalizar sus posiciones y expresiones sobre la vida pública, jamás obtuvieron ningún fruto apetecible para mostrar a la sociedad. Tiene otra tarea importante: dinamitar el techo del 5% del padrón, que creó un lejano acuerdo del histórico bipartidismo provinciano, precisamente para asegurarse el monopolio del control político de Jujuy. Esa barrera se quebró en el 2015, la aparición de Cambia Jujuy, la monumental erosión del peronismo y la migración de miles de justicialistas desengañados, levantaron la figura central de Alejandro Vilca, y otros diputados "zurdos" que capitalizaron la bronca y alguna tibia esperanza popular de motorizar un cambio que nunca fue. Esta vez, el Frente de Izquierda vuelve a correr con todo en contra y a enfrentar riesgos muy altos.

En la UCR aún vibran los "bravos" y los "vivas" que subrayan el buen momento del GM: su candidato Maxi Abad ganó en la UCR bonaerense, el reposicionamiento de Milagro Sala le asegura una rival que le conviene, la situación judicial de la diputada Alejandra Cejas (de la que también lo culpan) desenfocó un tanto una voz muy crítica. Aunque se lo ataque, ningún político medianamente astuto dejaría de reconocer que la jugada del adelantamiento era lógica.

Ir a elecciones en octubre hubiera sido enfrentar el tsunami del Frente de Todos cuando el cristinismo dominante pondrá toda la carne al asador para arrasar en senadores, diputados nacionales, provinciales, concejales y hasta el último vocal de la más humilde comisión municipal en cada rincón del país. La pelea dentro de los límites provinciales quita ese altísimo valor agregado al poder de fuego a la oposición local, y otra vez deja correr al GM con el caballo del comisario. Un vocero oficialista dijo que la elección separada permitirá "discutir los temas de Jujuy entre jujeños".

Demasiado naif, los motivos reales son más serios: retener o aumentar el poder del oficialismo, afianzar la "pole position" para el 2023, arrinconar al PJ y borrar a la izquierda. Y -claro- mostrar a un GM picando en punta y victorioso en la lujosa vidriera política nacional, reforzando sus aspiraciones presidenciales entre figuras tan potentes como Rodríguez Larreta, Lousteau, Vidal, Cornejo, o algún otro postulante que alumbre JxC. En Jujuy, armar sus listas será un problema: acomodar a los reelectos y calzar algo nuevo en sitios expectables. Y ya no podrá desviar amigos a las listas de Primero Jujuy. Y como a pesar de su pragmática relación con AAF, el kirchnerismo le construirá escollos desde Bs. As., quizás ya no pueda resolverlo todo imponiendo la voz de mando.

Sobrevendrán algunas convulsiones sociales, los gremios seguirán rechazando lo que el Gobierno denomina "acuerdos", sin posibilidades de encarar grandes proyectos (a pesar de muchos logros, más promesas quedaron lejos de la posibilidad de cumplirlas), el GM sigue exhibiendo los tres rubros de un político nato y neto: autoridad, sorpresa y decisión. Le alcanza para exponerse voluntariamente como blanco de todos los disparos. El jueves, en la Legislatura, se verá.