¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

24°
26 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

"Generar espacios de escucha, buena manera de acompañar a los jóvenes"

La licenciada en Psicología advirtió que en la pandemia "el sufrimiento, el padecimiento o el malestar es una conducta que también unifica" por lo que va a dejar su huella en todos. Aconsejó "abrigar con las palabras, acompañar este momento de tanta inestabilidad brindando la estabilidad del afecto, y vuelvo a la figura del adulto en su forma más humana: cuidando a la cría".
Viernes, 14 de mayo de 2021 01:04

¿Los cambios en las rutinas, por la pandemia que continúa, son más fáciles de asimilar en los niños y adolescentes?

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

¿Los cambios en las rutinas, por la pandemia que continúa, son más fáciles de asimilar en los niños y adolescentes?

Esta pandemia básicamente tiene que ver con configurar una nueva realidad para todo el mundo, en esa definición de lo mundial no existe distinción ni de cronología, ni de cuestiones sociales, ni culturales ni de nacionalidades. Si bien existe en todo ser humano la posibilidad de la plasticidad, la diferencia entre el adulto y los niños y adolescentes es que el adulto en algún punto ya tiene una configuración de su personalidad. Esta nueva situación ha forzado que determinadas rutinas de trabajo, de descanso, de comida o de ejercicios se hayan visto perturbadas y en la obligación de ser modificadas. Sobre todo en los niños, que están conformando su personalidad, por supuesto que esta nueva realidad va a influenciar y va a dejar su huella, lo mismo que para el adolescente. El sufrimiento, el padecimiento o el malestar es una conducta que también unifica.

¿Y en el aspecto educativo?

Si bien esta pregunta está circunscripta a lo escolar me parece muy importante hacer una especie de macrocontexto en el que podemos establecer dos figuras importantísimas en lo que respecta a lo que estamos atravesando como humanidad. Una es la figura del adulto como tal y la otra es la figura de las adolescencias y las infancias en conformación. Sí muchas veces creo que caemos en el análisis sencillo, simplista, de que los niños y adolescentes se deben adaptar a todo lo que el adulto establezca como regla o parámetro nuevo. Si bien nosotros los adultos podemos percibir lo que nos está costando y se nos está dificultando en la realización de nuestras tareas, de nuestro rol como padres, como familia, etc.; hay que tener en cuenta que a los niños y adolescentes también les afecta.

¿Qué sugerencias se les pueden dar a los padres para lograr que el chico cumpla con lo que se considera es para su bienestar?

Una forma de acompañar fundamental, no sólo en esta situación sino en todo momento, es poder establecer un espacio de escucha a nuestros jóvenes, en que les podamos permitir expresar lo que sienten. También ser continentes muchas veces de estos desbordes, que tienen que ver a veces con la angustia y demás. Me parece que generando espacios de escucha, de confianza, es una muy buena manera de acompañar a los jóvenes y como digo esto es posible de traspolar a distintas circunstancias. La circulación de la palabra me parece fundamental.

Es muy importante pensarnos no solamente como padres o como docentes sino como adultos frente a niños y adolescentes. Poder entender también su malestar. Esto no quiere decir ceder a ellos sino tratar de poner palabras a la confusión que genera todo esto en los niños y adolescentes. Tenemos que volver a entender que ellos están en conformación de su identidad y de sus gustos. Noto constantemente que desean ser escuchados, desean poder hablar y también desean que el adulto les devuelva algo. Esta devolución de la palabra se transforma en un gesto de amor.

¿Se advierte que los chicos estén más desconcertados o desmotivados que el año pasado?

La única diferencia con el año pasado es que estamos en postcuarentena, pero absolutamente todavía estamos inmersos en lo que es la pandemia. Creo que es como tratar de analizar una tormenta en medio de la tormenta, por un lado complicado y tal vez le falte un poco de perspectiva, pero es necesario. Lo que noto, como decía anteriormente, es una necesidad total de los niños y adolescentes de expresar lo que piensan, sienten y las teorías que van elaborando respecto a lo que están atravesando.

Sí noto una necesidad de escucha, noto también una demanda de los adolescentes de que no existe esa escucha por parte del adulto, que está absolutamente ensimismado en su angustia, en su malestar, en su tratar de aprender de esta situación nueva y no les está sirviendo esto a los niños y adolescentes como continente, como lugar donde poder también tramitar su propia angustia. Entonces tratar de posicionarnos un poco más como adultos por el momento mismo que estamos atravesando y generar en los chicos lazos que permitan poder atravesar distintas circunstancias, que por supuesto tienen el sello de angustia en muchos casos.

¿Qué consejos se pueden dar para una vida mental y emocional más sana en los chicos?

Propondría escuchar más, preguntar acerca de cómo se sienten, abrigar con las palabras, acompañar este momento de tanta inestabilidad brindando la estabilidad del afecto, y vuelvo a la figura del adulto en su forma más humana: cuidando a la cría, protegiendo, enseñando, acompañando con una palabra. Brindando gestos de amor las veces que sean necesarias.

¿Cuándo se debe encender la alarma y consultar?

Muchas veces me he topado con adolescentes que están demandando ser escuchados, lo piden, preguntan si es posible la consulta con un psicólogo, se sienten confundidos, se sienten en algún punto desvalidos, así que muchas veces lo piden expresamente.

Cuando esto no ocurre es importante, como adulto, poder ver si ha habido alguna modificación de la conducta de nuestros niños, de nuestros adolescentes; un poco más de introversión, mayores silencios, quizás conductas que tengan que ver con un retraimiento que nos llame la atención. En ese caso me parece muy importante poder acercarse y preguntar: ¿cómo estás?, ¿cómo te sentís?, ¿te gustaría hablar?, ¿te gustaría contarme algo? y a partir de ahí tal vez generar algo que tenga que ver con la demanda, con un niño, con un adolescente que pueda decir "la verdad que necesito hablar con alguien".

Lo veo, ha aumentado la demanda en ese sentido, y veo la necesidad de nuestras infancias.