En un basurero uno puede pensar que lo único que hay son residuos, desperdicios y que no es precisamente un lugar donde pueda producirse lo que uno podría llamar un “milagro”. Y esto es lo que le sucedió a José Ovando, cuando con un grupo de compañeros de trabajo, providencialmente, le salvaron la vida a una perrita que se encontraba dentro de una bolsa negra y que iba a ser triturada por el camión de recolección.
inicia sesión o regístrate.
En un basurero uno puede pensar que lo único que hay son residuos, desperdicios y que no es precisamente un lugar donde pueda producirse lo que uno podría llamar un “milagro”. Y esto es lo que le sucedió a José Ovando, cuando con un grupo de compañeros de trabajo, providencialmente, le salvaron la vida a una perrita que se encontraba dentro de una bolsa negra y que iba a ser triturada por el camión de recolección.
Este joven, diariamente se levanta a tempranas horas para preparar la comida para sus hermanos y perros, que en su mayoría son callejeritos rescatados. Luego, pone la pava para desayunar, mientras se cambia de ropa para partir rumbo a su puesto laboral. Camina diez minutos para llegar al corralón de la Municipalidad de Palpalá, ubicado en barrio Martijena, donde junto a sus compañeros alistan los camiones para salir a buscar la basura.
El miércoles pasado no fue un día común en la vida laboral de Ovando, mientras recogían las bolsas de residuos en el barrio Antártida Argentina, vieron una que se movía. Sintieron temor, pero finalmente a uno le ganó la curiosidad, abrió la bolsa y descubrió que en su interior había una perrita en un estado de desnutrición importante y con la mirada temerosa.
Es evidente que quienes abandonaron al animalito, cuya actuación es repudiable por donde se la vea, pretendían terminar con la vida de esta cachorrita. Pero afortunadamente estos nobles trabajadores la vieron y se compadecieron de su sufrimiento.
Una vez que rescataron a la perrita la llevaron al corralón y al cabo de unos días, el joven hizo una publicación en las redes sociales contando la cruel experiencia que atravesó el animal y su vez le buscó un adoptante responsable. “La perrita estaba muy asustada, incluso le costó muchísimo acercarse de la gente, se escondida por donde podía”, sostuvo José.
Paralelamente se puso en contacto la rescatista Gabriela Baduzzi, responsable del Hogar San Roque, quien acoge actualmente al animalito. Le brindó atención veterinaria para que recupere su decaimiento físico y recibió su primera vacuna quíntuple. Trufa, como fue bautizada esta cachorrita de cuatro meses de edad, porte mediano, ya cuenta con una adoptante. Una vez recuperada será castrada e integrada a su nueva familia.
José lamentó recordar que no es la primera vez que encuentra animales en estado de abandono. Incluso dijo que algunas personas aprovechan, durante las horas en que en el corralón no hay mucha gente, para abandonar a los animales. Asimismo, pidió que haya mayores campañas de castración de animales y sobre todo que la gente tome conciencia que debe realizar esta práctica que forma parte de la tenencia responsable de mascota.
Lo cierto es que da esperanza pensar que por aquellas personas que comenten injusticias, hay alguien en este mundo que realiza una buena acción. Se espera que, quién o quiénes protagonizaron este hecho tan repudiable, realmente recapaciten. Y ojalá, cada vez que escuchen la llegada del camión de recolección de residuos busquen remendar sus malos actos con estos seres indefensos.