La instantaneidad y sucesión de tendencias que trajeron las redes sociales también están acompañadas de severas consecuencias para quienes son más susceptibles al estar conectado durante las 24 horas. Esta clase de comportamiento fue bautizado por los usuarios como “FOMO”. Qué significan estas siglas y cómo afecta esta patología a los más jóvenes.
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La instantaneidad y sucesión de tendencias que trajeron las redes sociales también están acompañadas de severas consecuencias para quienes son más susceptibles al estar conectado durante las 24 horas. Esta clase de comportamiento fue bautizado por los usuarios como “FOMO”. Qué significan estas siglas y cómo afecta esta patología a los más jóvenes.
Se trata de un acrónimo de “fear of missing out”, lo que se traduce en “miedo a perdérselo”. Este fenómeno se vincula directamente con el mundo digital ya que tiene que ver con el miedo a perderse una noticia, suceso, meme o contenido viral.
Esto se traduce en que uno está perdiéndose de algo emocionante y que sienta que quienes lo presenciaron salen beneficiados o son más felices. Las consecuencias de esto involucran una intensificación de la conexión por parte del usuario, ante la necesidad de estar conectado permanentemente para no perderse de nada.
Sin embargo, esto también tiene sus consecuencias en el mundo real, ya que el hecho de no participar de salidas o charlas con amigos puede producir esta ansiedad. A su vez, el hecho de que uno tenga muchísimas posibilidades o actividades con las que rellenar el tiempo libre, lo cual llevaría a uno a pensar qué hubiese pasado si habría optado por la otra opción. La última causa tiene que ver con el hecho de estar al día con las noticias y estar informado las 24 horas del día.
Aunque el FOMO suele repercutir más en los jóvenes, cualquiera es vulnerable a esta ansiedad producto de la conexión constante y la autoestima. Esto puede devenir en que la persona sufra de estrés, depresión, problemas de sueño y concentración.