Don Pedro Julián tiene 69 años, hace más de 15 que vive en Maimará dedicándose al cultivo y la cría de animales.
inicia sesión o regístrate.
Don Pedro Julián tiene 69 años, hace más de 15 que vive en Maimará dedicándose al cultivo y la cría de animales.
Pero a mediados de enero pasado comenzó una pesadilla. Una crecida se llevó su casa, los sembradíos, los animales y sus herramientas.
Para su familia fue una sucesión de irregularidades que derivó en ese desastre. Entre ellas la falta de control, el no abrir el arroyo San Vicente ni destapar las alcantarillas. "El arroyo no estaba, al no encontrar su curso natural entró sobre la ruta. Siempre fue el reclamo, hace más de 10 años veníamos presentando notas", dijo Marcela, una de sus hijas.
Poco después del torrente hubo compromiso de parte de las autoridades municipales y provinciales para reconstruir la casa pero hasta la fecha no se efectivizó.
Desde Producción existía el ofrecimiento de fertilizar la tierra, entregarle semillas y don Pedro había solicitado forraje porque el agua arrastró todo el pasto y el maíz acopiado para las cabras y chanchos.
En los hechos únicamente recibió, de parte de Desarrollo Social, una mesa pequeña con cuatro sillas; y una ayuda de 16 mil pesos con la que compraron hierro y cemento.
Entonces el agricultor tiene que correr con los gastos de alquilar y desde hace dos meses retira el almuerzo de un comedor social.
"No tiene nada, le costó mucho psicológicamente, estuvo internado", añadió Marcela.
La familia sigue preocupada porque Recursos Hídrico encauzó dos quebradas que apuntan hacia esos terrenos y no abrió el arroyo, en tanto que Vialidad no despejó la alcantarilla, incluso la empresa de energía colocó dos postes de alta tensión en medio de lo que sería el cauce del arroyo.
La comuna maimareña retiró las piedras pero a la vez se llevó toda la capa fértil del terreno.
Como no hubo respuestas a las numerosas notas, la familia de don Pedro -varios de sus hijos no tienen un trabajo estable- está tratando de ayudarlo para levantar su hogar de nuevo. "Ahora en julio nos trasladaremos para acompañarlo y con la ayuda de mi hermano albañil de a poco vamos dándole esa esperanza de que tenga su casita", relató.
Dada las circunstancias, serán muy bienvenidas las donaciones que puedan hacerle llegar al trabajador del campo, sean materiales, dinero o mano de obra.
"Se pueden acercar a donde está él en el acceso a Maimará, en la ruta nacional 9 a la mano derecha. Todos lo conocen a mi papá", añadió.
"Nos duele mucho lo que él vivió. Estaba deprimido, preocupado por el tema de la siembra, salimos a juntar forraje de las fincas que nos dan espinaca y la acarreamos. Producción no se acercó ni con un fardo de alfalfa ni de maíz", se lamentó por lo abandonado que quedó don Pedro.