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La tesonera labor que la Aprem cumple en San Pedro

Manos y corazones que trabajan por la rehabilitación motora e inclusión educativa de niños y jóvenes.
Martes, 29 de junio de 2021 00:36

Jujuy tiene gente valiosa, personas que están dispuestas a donar su tiempo por el bien común, personas que extienden sus manos generosas para ayudar a seres humanos indefensos que viven en un estado de vulnerabilidad total. Jujuy tiene personas que no dudaron y no dudan en buscar la forma de llegar, de ayudar y uniendo voluntades propician la creación de instituciones de bien público. Ellas suplen la función que debería brindar el Estado, porque se constituyen para asistir a quien lo necesita. Una de ellas es la Asociación para la Rehabilitación Motora y de Inclusión Educativa (Aprem), de San Pedro, que desde hace un cuarto de siglo brinda asistencia a niños y jóvenes con afectación motora o adquirida.

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Jujuy tiene gente valiosa, personas que están dispuestas a donar su tiempo por el bien común, personas que extienden sus manos generosas para ayudar a seres humanos indefensos que viven en un estado de vulnerabilidad total. Jujuy tiene personas que no dudaron y no dudan en buscar la forma de llegar, de ayudar y uniendo voluntades propician la creación de instituciones de bien público. Ellas suplen la función que debería brindar el Estado, porque se constituyen para asistir a quien lo necesita. Una de ellas es la Asociación para la Rehabilitación Motora y de Inclusión Educativa (Aprem), de San Pedro, que desde hace un cuarto de siglo brinda asistencia a niños y jóvenes con afectación motora o adquirida.

No alcanzarían palabras para describir la loable misión que llevan adelante y que permitió que los pacientes, hoy ya alumnos de la entidad, reciban el tratamiento adecuado y puedan tener una mejor calidad de vida.

La presidenta de la institución, Lorena Ladrú, indicó que actualmente la entidad tiene una matrícula de sesenta alumnos con miltidiscapacidad en general, como autismo, hidrocefalia, retraso mental moderado, psicomotor, entre otros, y se trabaja en la rehabilitación junto a un kinesiólogo, fonoaudiólogo, asistente social, un médico clínico que, por el tema de la pandemia, asiste todos los días a los chicos en el horario de la mañana y la tarde. Cuenta con doce docentes que trabajan con la inclusión educativa, haciendo itinerancia en las escuelas públicas en el Nivel Primario y Secundario. "Tenemos el Nivel Inicial, la estimulación temprana y el taller de artesanías básicas para jóvenes y adultos. Los docentes están saliendo a las escuelas respetando el protocolo", apuntó.

SELFIE / UNA DE LAS DOCENTES ESPECIALES JUNTO A SUS ALUMNAS, EN UNA DE LAS CLASES.

Expresó que lamentablemente los docentes no perciben un sueldo, ya que la institución no recibe ayuda económica ni subsidio por parte del Estado y no están incluidos como trabajadores de la salud ni educación. "En este momento estamos transitando una difícil situación, porque están solicitando que desalojemos este lugar y no tenemos otro espacio físico ni dinero para afrontar un alquiler, por lo que solicitamos a las autoridades que pongan su mirada en la institución. Tenemos la mayor voluntad para seguir trabajando, no vamos a bajar los brazos, pero necesitamos el apoyo del gobierno para tener una casa propia. Humildemente pensamos que ya la merecemos y que se reconozca el trabajo de los profesionales y docentes", dijo la presidenta.

Aprem es una entidad sin fines de lucro que nació en 1997, y desde los inicios fue sostenida por su comisión directiva, conformada por un grupo de sampedreños que unió manos y voluntades para hacerse ofrenda y servicio y asistir a bebés, niños y jóvenes con afectación motora congénita o adquirida. Hasta 1996 las familias debían trasladar a sus hijos hasta San salvador de Jujuy, puesto que en la provincia sólo la Asociación para el Parálitico Cerebral (Appace) atendía esa patología. Debido a la superpoblación en dicha entidad y al incremento de los pacientes en el departamento San Pedro y su zona de influencia, es que se hizo necesario y urgente contar con una entidad similar para asistirlos y proporcionarles una rehabilitación, evitando, por otro lado, el gran esfuerzo y sacrificio que hacían las familias para que sus hijos reciban asistencia.

CONTENCIÓN / A LOS CHICOS LE BRINDAN DIVERSOS SERVICIOS, COMO CONTROLES MÉDICO

Por aquel entonces un grupo de padres solicitó a Appace la ayuda necesaria para la creación de un centro o asociación sampedreña, presentando los fundamentos para tal requerimiento. El 20 de diciembre de ese año se efectuó una reunión con los directivos de dicha entidad jujeña, quienes exigieron la conformación de una comisión directiva y un espacio físico. Comenzó entonces un largo peregrinar, que aún hoy, habiendo pasado casi un cuarto de siglo, no cesó, pero tampoco se logró el apoyo de los gobiernos que se sucedieron para contar con un espacio propio, por lo que en este momento continúan pagando un alquiler y tienen una orden de desalojo. Pero volviendo a desandar las páginas de la historia de esta noble asociación, funcionó en un inmueble de quien sería su primer presidente, quien cedió el espacio físico. Se golpearon muchas puertas para transformar el lugar en un verdadero centro de atención, llegando a contar con salas de kinesiología, gabinete de fonoaudiología, dirección y secretaría, salas de pedagogía, una cocina y sanitarios.

Apadrinada por Appace, la Asociación para la Rehabilitación Motora comenzó a funcionar el 15 de mayo de 1997, desarrollando sus actividades con los servicios de medicina rehabilitadora, kinésica, kinesiología, fonoaudiología, psicología, pedagogía, educación física recreativa y deportiva, servicio social, además del servicio de comedor. Primariamente atendió a veinte pacientes de 4 a 12 años, luego esa matrícula se incrementó notablemente, y llegaron familias desde distintas localidades de los departamentos San Pedro, Santa Bárbara y Ledesma.

En diciembre de ese año, ante la renuncia del presidente, asumió La presidencia de la institución la doctora María Cristina Lakatos, y junto a jóvenes profesionales y miembros de la comisión, alcanzaron muchos de los objetivos que dieron origen a la entidad. Funcionó en un inmueble alquilado en la céntrica calle sampedreña Alberdi y luego, tras la gestión realizada por el Rotary Jujuy ante las autoridades de la Provincia, se le otorgó mediante un contrato de comodato un predio abandonado ubicado en las calles Blas Parera y Guido Spano del barrio 23 de Agosto. Fueron necesarias, horas, días y años de intensa labor para construir y refaccionar las dependencias.