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"La idea mía era siempre superarme"

Marcos llegó a La Quiaca y comenzó la nueva carrera de programación. Con esfuerzo y pese al Covid, fue el primer egresado.
Miércoles, 28 de julio de 2021 01:04

La historia de Marcos Daniel Ferreira es la de un hombre que llegó a Jujuy hace casi cuatro años a trabajar en la ciudad fronteriza de La Quiaca, y además buscó superarse al encontrar una oportunidad en la apertura de la Tecnicatura en Programación de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju). Paradójicamente la pandemia le permitió avanzar en la carrera por la virtualidad, que también le significó transitar el Covid y poder superarlo mientras cursaba.

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La historia de Marcos Daniel Ferreira es la de un hombre que llegó a Jujuy hace casi cuatro años a trabajar en la ciudad fronteriza de La Quiaca, y además buscó superarse al encontrar una oportunidad en la apertura de la Tecnicatura en Programación de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju). Paradójicamente la pandemia le permitió avanzar en la carrera por la virtualidad, que también le significó transitar el Covid y poder superarlo mientras cursaba.

Con varios cursos en su haber, apostó a la carrera universitaria poco después de anotarse en un curso de programación, al enterarse por un amigo que lo impulsó a insistir con la inscripción que ya expiraba.

Ferreira llegó junto a su familia a La Quiaca a fines del 2017 por su labor en Gendarmería en el Escuadrón 21, y aunque ya había hecho cursos captó su atención uno de un año del Plan 111000 programadores; la oportunidad de hacer la carrera universitaria se le presentó y no dudó en inscribirse.

"En los primeros tiempos cuando era presencial, un año y medio, me tocó irme muchas veces a una subunidad en pueblos cercanos. Hacía guardia y bajaba a La Quiaca y perdía clases. Cuando vino la pandemia, al volverse virtual las clases, mejoró un poco porque al estar en una subunidad si tenía internet, podía trabajar y ver las clases", señaló Ferreira de 32 años.

Por entonces estuvo en Cieneguillas y Yavi, y fue gracias a sus compañeros y jefes que le permitieron poder volver a La Quiaca a rendir algunas materias y pudo avanzar en la carrera. Eso le valió culminar la carrera en los tres años que se requerían y fue el primero en graduarse.

Superarse pese a la adversidad

No fueron pocas las dificultades porque en los momentos más álgidos del aislamiento, la labor de control de frontera se agudizó y las jornadas de trabajo se extendieron, lo que pudo superar con ayuda de compañeros que le pasaban las clases grabadas y así finalizó ese año.

CLASES PRESENCIALES / ANTES DEL COVID, EXPONIENDO UN TRABAJO Y SIENDO EVALUADO

"El último cuatrimestre estuve bien, hasta que me agarró Covid en los últimos dos meses, estuve internado en el hospital de La Quiaca un par de días. Para seguir las clases pedía el Wi-fi del hospital pero era difícil ver cómo sufría la gente que estaba ahí", recordó.

Poco después de salir de alta perdió la voz, y aunque seguía las clases los docentes sabían que no podía hablar, pese a ello no decayó. Lo superó y se preparó para defender cinco materias, lo cual devino en el examen del 21 de julio de Laboratorio de programación orientado a objetos II, que le permitió recibirse.

En esa fuerza ya se había especializado como "comunicante" pero siempre buscó avanzar e hizo más de veinte cursos, ya que requiere actualizarse constantemente. De hecho a una semana de llegar a La Quiaca, hizo un curso de reparación de celulares y terminó antes de iniciar la carrera universitaria.

"La idea mía era siempre superarme, siempre estudiar, porque muchas veces no sabes si por alguna situación no podés trabajar en gendarmería. En los lugares que estuve siempre me especialicé", afirmó.

Estimó que en la labor que desempeña en Gendarmería la programación le puede servir mucho, porque la fuerza se está actualizando. Por ello cree que si tiene oportunidad de ayudar, aspira a poder actualizar el sistema que actualmente aún se basa en papel, por lo que ya propuso algunos trabajos en su unidad y no descarta que le surjan nuevas oportunidades. Actualmente disfruta del título universitario conquistado.

A nivel de salud espera hacerse controles pos-Covid para ver el estado de sus pulmones, y una vez que tenga el alta, aspira a volver a trabajar junto a sus pares, muchos de los cuales también se contagiaron.

Para estudiar restó tiempo a la familia y dejó el deporte

CON SUS PARES / LO AYUDARON PARA QUE PUDIERA ESTUDIAR Y RENDIR.

Para Ferreira llegar a esa instancia no sólo le significó salir del trabajo y seguir estudiando sino también resignar tiempo con su familia y dejar el básquet, deporte que entrenaba. “No me veían muchas veces y si no estaba todo el tiempo en clases, en la computadora, y no podía ir a los actos de los chicos porque tenía clase o examen.

Tuve que sacrificarme mucho, los chicos entendieron mucho pero a uno le queda esa sensación de no atenderlos”, relató. Junto a sus hijos, Tiziano de 8 años y Nicole de 9, y su esposa María Pacheco, con quienes llegó desde San Martín de los Andes, tuvo que adaptarse a La Quiaca, tanto laboralmente, por tratarse de otro tipo de trabajo, y también al clima. De hecho, a su familia de origen, padres y cinco hermanos, en su Merlo natal, hace dos años que no visita por la pandemia, pero lleva 13 recorriendo diferentes destinos por su labor.