Muchas veces los momentos límite, las penas o las pérdidas nos obligan a buscar alternativas que nos ayuden a sanar. Esta es la historia de José Costilla que tras perder a sus padres, hace 3 años atrás, sintió la necesidad de ocupar sus horas, sobre todo por las noches en un pasatiempo que lo ayudará a no sucumbir ante la angustia.
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Muchas veces los momentos límite, las penas o las pérdidas nos obligan a buscar alternativas que nos ayuden a sanar. Esta es la historia de José Costilla que tras perder a sus padres, hace 3 años atrás, sintió la necesidad de ocupar sus horas, sobre todo por las noches en un pasatiempo que lo ayudará a no sucumbir ante la angustia.
Fue así que comenzó a pintar. Encontró su lienzo en los objetos más simples, como las piedras y cortezas de árboles. Entre el amor por el arte plástico y el camino de ir sanando las pérdidas encontró un oficio y luego una salida laboral.
Sus pinturas comenzaron a hacerse conocidas a través de las redes sociales donde compartía cada creación, con el tiempo fue cambiando sus objetos decorativos por espejos y muebles que hoy son su especialidad.
A tres años de aquel inicio, se encuentra convencido que es un camino que recién están comenzando a recorrer y que los desafío que están en adelante son muchísimos. Por el momento enfoca sus energías y sus recursos en dotar al taller que esta su domicilio de todas las herramientas necesarias para materializar cada idea.
La pandemia fue un momento duro que atravesó el emprendedor ya que todos los pedidos que tenía se cayeron y de a poco al mismo tiempo que la comunidad va recobrando su movimiento habitual, fue recuperando su clientela.
En diálogo con el Tribuno de Jujuy, José Costilla indicó que antes de la pandemia el emprendimiento estaba creciendo con muchas rapidez ya que además de tomar pedido a través de las redes sociales, asistía la feria de la Las manos hacen en el barrio Cuidad de Nieva donde sus diseños, "únicos" atraían a nuevos clientes.
Pero con el cierre de las actividades comerciales paralizó las ventas y cuando retomó los pedidos, los materiales habían subido de forma considerable haciendo más difícil la comercialización.
"Hoy estoy recuperando el ritmo de los pedidos, también incursioné en los muebles rústicos realizados con pallets que son un producto que tiene bastante demanda", explicó.
Por otro lado, el emprendedor compartió como encara el proceso de producción."Trabajé solo en un principio, luego se sumó una sobrina para realizar la pintura y en esta etapa estoy trabajando con mi pareja. Hoy solo trabajamos por pedido, porque el costo de la materia prima es alto y eso nos impide tener piezas en stock. Cada vez que comienzo un espejo, me pierdo en el trabajo, disfruto cada momento del proceso, desde cortar los vidrios, modelar los marcos o hacer los apliques de madera que requiera el cliente. Es mi forma de expresarme y sentirme contenido. Todo empezó como un hobby y ahora tengo una salida laboral", concluyó.