Un ser verdaderamente especial es el oso melero. Con una mirada llena de ternura y la calma que lo hace único, vive en nuestra tierra; rodeado del precioso hábitat en medio del verdor propio que la selva de las Yungas representa.
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Un ser verdaderamente especial es el oso melero. Con una mirada llena de ternura y la calma que lo hace único, vive en nuestra tierra; rodeado del precioso hábitat en medio del verdor propio que la selva de las Yungas representa.
De porte pequeño pero impactante por su morfología bien marcada, posee una cola que puede representar entre el 30% y el 40% de su longitud corporal; al medir de 40 a 60 cm. Este bello animal se encuentra cubierto por un pelaje pardo amarronado o bicolor de grisáceo a renegrido y notablemente abundante, mientras la cabeza y extremidades presentan notable suavidad a través de un pelaje especial.
El maravilloso ejemplar disfruta de la frescura de ríos y arroyos, para hidratarse y, para alimentarse, de aquellos espacios donde abundan los insectos, sustento predilecto en su dieta singular. De naturaleza solitaria, Tamandua tetradactyla -como es su nombre científico- ostenta un carácter pacífico durante las horas crepusculares y la noche pero no deja de ser ocasionalmente, activo en el día. Sus poderosas garras se convierten en el mejor sostén para llegar a las copas de los árboles, sus nidos naturales para refugiarse y descansar.
"El oso melero fue uno de los primeros animales que rescatamos, rehabilitamos y liberamos", destacó Eduardo Vargas, licenciado en Ciencias Biológicas del Centro de Atención de la Fauna Autóctona de Jujuy - Cafaju perteneciente a la Secretaría de Biodiversidad y Desarrollo Sustentable del Ministerio de Ambiente de la Provincia. "Es un animal de hábitos arborícolas, que vive generalmente en los árboles, pero para trasladarse de un árbol a otro que no tengan conectividad mediante sus ramas, necesita bajar al piso y desplazarse por la tierra para ir a otro árbol y ahí es cuando tiene algún tipo de peligro porque puede ser atacado por perros u otros animales", expresó Vargas.
Hoy el estado de conservación a nivel nacional de esta especie es casi amenazado, es decir, está a un paso de estar vulnerable, debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat y caza de perros e incendios forestales. "Únicamente se juntan para reproducirse y después de aparearse, se separan. La gestación en las hembras dura entre cuatro y cinco meses y siempre tienen una cría por vez.
Aunque si es que tienen disponibilidad de alimento, pueden llegar a tener dos camadas por año. La tasa reproductiva no es tan alta", comentó el especialista. El oso melero es un mamífero pariente del oso hormiguero pero también integra el grupo de los armadillos como quirquinchos y mulitas. "En el caso del oso melero y el oso hormiguero, una característica principal es que carecen de dientes en su boca y eso hace que tengan una alimentación particular", dijo.
De esta manera, si bien se lo considera omnívoro, se nutre de insectos pequeños, principalmente larvas de hormigas, avispas y abejas; por eso es que se lo llama "melero". "Logra romper colmenas con su lengua tubular pegajosa bastante larga y, por los orificios de la colmena o de los hormigueros, encuentra las larvas que quedan pegadas en la lengua y así comen", describió el biólogo. El rescate del primer ejemplar, sin dudas, fue una experiencia que marcó a la institución desde sus inicios porque gracias a él como motivación, se creó el logo de Cafaju.
"El animal había ingresado a una finca en cercanías de Monterrico y estaba un poquitito bajo de peso pero en buenas condiciones de salud, no tenía heridas, ni lastimaduras. Se lo alimentó, al principio le dábamos un licuado especial y hormigueros y termiteros y se trasladaba bien en los árboles unos meses después de que ingresó, se lo liberó. No pudimos monitorear al animal pero desde el momento en que salió, empezó a buscar alimento y trepaba perfecto los árboles. Desde Cafaju estuvimos contentos y más que satisfechos porque logramos un buen trabajo, lo devolvimos a su hábitat natural", finalizó con orgullo Vargas.
Más respeto para osos
El mensaje a modo de reflexión que desde Cafaju se quiere dejar, es que las nuevas generaciones tengan respeto por el cuidado de los animales. “El tema de mascotismo es muy serio, un oso melero es un animal silvestre, no una mascota. De hecho hace poquito, hubo una noticia de Tucumán donde ofrecían un oso melero por facebook y whatsapp para tenerlo de mascota. Lo tenían en un patio atado con una soga. Por eso es importante que los chicos -sobre todo- sepan que los animales silvestres necesitan su libertad”, expresó Eduardo Vargas.
“Es imprescindible que se reproduzca esto de hacer concientización en los chicos y que hagan cambiar un poco la mentalidad. Que traten de ver a los animales silvestres como seres que son felices en su hábitat”, destacó. Y es que se debe considerar que el animal al estar en cautiverio, pierde la automonía, no tiene la posibilidad de elegir. “Debe estar con los suyos, desplazarse, alimentarse o reproducirse de manera biológica y normal, que es para lo que estamos hechos todos los seres vivos; entonces mi pensamiento es para los chicos, que puedan contribuir a la preservación de esta especie”, finalizó.