La enseñanza de las disciplinas vinculadas al ámbito agropecuario se orienta a la formación de estudiantes capaces de resolver problemas adaptándose a los nuevos procesos y tecnologías agro-productivas. Las competencias profesionales demandan prácticas experimentales y el aprendizaje basado en problemas para diagnosticar, planificar, organizar, ejecutar y resolver problemáticas productivas que consideren los aspectos ambientales y sociales. Este nuevo escenario requiere de docentes e investigadores que aporten sus conocimientos y posean una formación especializada.
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La enseñanza de las disciplinas vinculadas al ámbito agropecuario se orienta a la formación de estudiantes capaces de resolver problemas adaptándose a los nuevos procesos y tecnologías agro-productivas. Las competencias profesionales demandan prácticas experimentales y el aprendizaje basado en problemas para diagnosticar, planificar, organizar, ejecutar y resolver problemáticas productivas que consideren los aspectos ambientales y sociales. Este nuevo escenario requiere de docentes e investigadores que aporten sus conocimientos y posean una formación especializada.
Entre las disciplinas que conforman el perfil del profesional del ingeniero agrónomo están las relacionadas a la Sanidad Vegetal. Las Naciones Unidas declararon el año 2020 como el Año Internacional de la Sanidad Vegetal (AISV). El Año se prorrogo hasta el 1 de julio de 2021 debido a la pandemia de COVID-19. Se realizaron acciones para concienciar a la población mundial sobre cómo la protección de la salud de las plantas puede ayudar a erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico. Bajo este nuevo paradigma, nuestros estudiantes se preparan no solo con los conocimientos básicos de prevención y control de plagas, también deben conocer la estimación del riesgo, la vigilancia y el seguimiento, de efectos adversos que en la actualidad se ven influenciados por el cambio climático.
La docencia universitaria en respuesta a esta demanda propicia que la enseñanza-aprendizaje considere a los parámetros curriculares en su doble condición de progresividad y continuidad en la formación, que permitan integrar la teoría con la práctica, que implementen las metodologías didácticas que promuevan no solo el aprendizaje individual, sino la resolución de situaciones problemáticas complejas. Considerando los conceptos, especialistas y pedagogos recomiendan que el aula se transforme en el ámbito que permita al estudiante conocer y reflexionar antes de tomar una decisión; porque a partir de este conocimiento se elaboran respuestas, aceptando que puede existir más de una solución.
Un buen profesional es aquel que no solo cuenta con los conocimientos y habilidades que le permiten desempeñarse con éxito en su profesión, es también el profesional entendido como un sujeto que orienta su actuación con independencia y creatividad sobre la base de una sólida motivación profesional. Es aquí donde se propone considerar una docencia centrada en el estudiante. Nuestra labor es capacitarlo para el aprendizaje autónomo y dotarlo de herramientas para el estudio.
El nuevo desafío de la enseñanza de las ciencias agropecuarias es la formación de estudiantes con espirito crítico y comprometido, que analicen y reflexionen el modelo productivo actual, estudien las alternativas y consideren el impacto de las nuevas tecnologías. Este esce